13 de enero de 2011, 4:46
nuevatribuna.es | 12.01.2011
Es todo tan repetido que cuesta encontrar las palabras para no volver sobre lo ya dicho tantas veces.
Uno mira y repasa la declaración efectuada por la banda terrorista ETA, intentando encontrar motivos para creer que esta vez puedan querer decir algo distinto. Sobre todo tras escuchar a uno de esos flamantes mediadores internacionales decir que se dan las condiciones que ellos habían pedido para comenzar su labor.
Y miren, debe ser que estamos ya muy resabiados, porque yo repaso, una y otra vez, la declaración efectuada y sigo viendo la misma soflama de siempre:“debe resolver las claves de la territorialidad y la autodeterminación”. O sea, Navarra y la Constitución les sobran. España debería abandonarlas a ambas dos para resolver “el conflicto”.
Y en el desiderátum, como siempre, advierten: “ETA no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático, hasta alcanzar una verdadera situación democrática en Euskal Herria”.
Miren, ciertamente lo dicen con otras palabras, pero es la misma o muy parecida historia de siempre, al menos sobre el papel.
No se que parte es de consumo interno para decirle a batasuna que son ellos, los de las pistolas, quienes van a liderar el proceso. La verdad es que da lo mismo.
Es un sarcasmo que sigan hablando en nombre del pueblo vasco cuando nunca han llegado a representar ni siquiera al veinte por ciento de los votantes de la Comunidad Autónoma Vasca. Es un desprecio absoluto a la voluntad del pueblo navarro donde escasamente llegaron a obtener el quince por ciento de los votos en sus mejores momentos.
Pero claro seguramente estos parámetros democráticos a ellos no les sirven.
Hubo un tiempo en el que ETA tenía alguna credibilidad en amplios sectores de la población. Eran una organización terrorista en sus métodos y actuaciones pero con una base y un brazo político.
Todo eso se terminó hace ya muchos años. La firme voluntad de los diferentes gobiernos intentando buscarles una salida negociada sin concesiones políticas, acabó arruinando también la credibilidad entre los suyos y convirtiéndolos en un pesado lastre que les impide aparecer como una opción política que defiende la independencia de Euskadi.
Pero la verdad es que con esta declaración siguen sin allanar ningún camino. ETA parece querer seguir tutelando “el proceso”, sin darse cuenta al parecer, de que ya no hay tal proceso.
La territorialidad y todo lo demás está enclavado en la Constitución y esta para reformarse requiere cumplir con el procedimiento establecido en la propia Ley.
Por eso les decía al principio que, es todo tan repetido y lo hemos dicho tantas veces que cuesta encontrar las palabras para no repetir siempre lo mismo.
Martín Landa