viernes. 19.04.2024

La construcción de un discurso político ante una nueva ciudadanía

Recientemente, se ha conocido el periódico barómetro de opinión pública que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Los resultados evidencian una reiteración sobre el contenido mostrado por otros sondeos demoscópicos. La principal significación es evidente: La ciudadanía percibe que el actual sistema social y político establecido no les es útil, ni satisfactoria.

Recientemente, se ha conocido el periódico barómetro de opinión pública que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Los resultados evidencian una reiteración sobre el contenido mostrado por otros sondeos demoscópicos. La principal significación es evidente: La ciudadanía percibe que el actual sistema social y político establecido no les es útil, ni satisfactoria. El ciudadano traduce socialmente su malestar y desconfía, cuando no repudia, del “establishment”.

Algunos perciben este fenómeno como pasajero, como algo transitorio que cambiará a medida que se recupere el crecimiento económico. Las cosas volverán a su cauce. A mi modo de ver, el fenómeno será mucho más profundo, dado que un mero crecimiento económico no traerá mecánicamente una recuperación del bienestar social. Es más, las fracturas sociales se van acumulando y no se sueldan en un pis pas.  La condición económica actual ha condicionado y mucho el estado de ánimo social. Una mejoría económica traerá más sosiego social pero también es cierto que el proceso que estamos viviendo va más allá de las meras condiciones económicas.

El rugido social es evidente y los agentes que operan en el “establishment” son conscientes de ello. Su primera maniobra es de supervivencia, tienden a efectuar una técnica escapista mediante la cual no se sienten concernidos por el actual sistema. El uso del “yo no he sido” lo tienen más fácil aquellos que están más alejados del gobierno de las cosas y lo tienen casi imposible aquellos que están en el mismo. Otros agentes políticos y sociales entienden que ha llegado la hora de la revolución permanente y que ésta es imparable. Así pues, unos quieren escapar de la quema y otros, consideran que la quema es purificadora. Pero todos, empiezan a darse cuenta de que cuando la hipocresía va perdiendo calidad es hora de decir la verdad.

Lo que parece evidente es que la intensidad de la desafección ciudadana hacia la representación institucional de lo público está transformando las identidades políticas de la ciudadanía. Los ciudadanos son las mismas personas de hace un lustro; pero sus aspiraciones, deseos y valores son otros. Por ello, quizás, en demasiadas ocasiones, se equivocan las encuestas electorales. Los encuestadores interrogan a la población sobre las mismas preguntas de hace un década. Sin embargo, respuestas y preguntas han cambiado radicalmente.  

Se están construyendo unas nuevas identidades que nutren un nuevo sujeto de ciudadanía. Un nuevo sujeto que, en una primera fase, pide nuevas demandas políticas, y también exige responsabilidades. Reclama una mayor transparencia pública, también un mayor empoderamiento en su participación. No les vale el actual modelo representativo de delegación política en manos de profesionales. Quieren saber y quieren participar. También, quieren que paguen los máximos culpables. No les vale que les digan que la culpa es de su participación en el sistema consumista. Saben que hay determinadas personas que han trasgredido los límites morales y legales;  y deben pagar por ello.

Literariamente, podríamos decir que surge un nuevo renacimiento de la política por parte de la ciudadanía. De momento, estamos en fase de renuncia y denuncia con lo anterior; pero pronto surgirá una demanda social por un nuevo relato para lo público. Soy de los que consideran que de las cenizas sólo sale humo; por ello, considero que los actuales agentes sociopolíticos tienen una importante misión de transmutación. Un importante reto como es la construcción de un nuevo discurso político;  donde las palabras tengan consecuencias. Una nueva orientación de sobre los cimentos de valores y principios que nutren cualquier relato.

La construcción de un discurso político ante una nueva ciudadanía