viernes. 29.03.2024

La avaricia rompe el saco

Es muy nombrada la anécdota de un rico navarro que, en tiempos guerracivilistas, le preguntó a su chófer sobre las reivindicaciones de los comunistas. El servicial trabajador le expresó que los comunistas pedían el reparto de la riqueza.

Es muy nombrada la anécdota de un rico navarro que, en tiempos guerracivilistas, le preguntó a su chófer sobre las reivindicaciones de los comunistas. El servicial trabajador le expresó que los comunistas pedían el reparto de la riqueza. El plutócrata navarro contestó: Qué bien me va a venir; entre lo que tengo y lo que va a tocar… Parece que fue ayer; y sin embargo, la recordé cuando leí que Warren Buffett, el tercer hombre más rico de los Estados Unidos había pedido a su Gobierno la aplicación de una subida de impuestos a las grandes fortunas del país para ayudar a reducir el elevado déficit del Estado. La he vuelto a recordar cuando personas de entre las mayores riquezas de Francia y Alemania han defendido la creación de una contribución especial para que se les aplique a ellos. También empresarios italianos mostraron su disposición a comprar deuda soberana si los problemas en los mercados persisten. Algunos han pensado que es un brindis al sol dado que estos colectivos poseen instrumentos legales suficientes para la elusión fiscal. Pero en cualquier caso es una actitud aparentemente insólita y motivada en la necesidad de no acabar con el modelo social, ni con la propia Unión Europea. El deterioro de las finanzas públicas europeas está poniendo seriamente estos aspectos en cuestión.

Sin embargo, a ningún rico hombre español le he visto expresando medidas de este tipo. Se podría pensar que la avaricia forma parte de nuestra idiosincrasia. Pero desde mi punto de vista, no se trata de que las personas hacendadas de esos países europeos sean más solidarias y caritativas que las de España, aunque que todo es posible. A mi modo de ver, la clave se encuentra en la altura de miras. Si me permiten la humorada, no estaría de más una Escuela para Ricos.

En dicha academia se les podía explicar que el llamado Modelo de Bienestar Social, está asentado en un principio de progresividad fiscal, consagrado en nuestra Constitución. Conlleva que los que más tienen más paguen. Mediante este modelo social se ha avanzado en niveles significativos, nunca satisfactorios, de equilibrio social. La cohesión social no sólo es un valor en sí mismo, sirve también de caldo de cultivo para la paz social. Baste ver los incidentes habidos en Gran Bretaña o los anteriores producidos en Francia; casi siempre en barrios marginales. Los teóricos sociales nunca se han puesto de acuerdo si el Estado de Bienestar Social surgió por la presión social de una clase obrera pauperizada o por la necesidad económica de ampliar franjas sociales de consumo.

Por ello, lo que han hecho los ricos europeos es poner el dedo en la llaga. Y la llaga es muy dolorosa, todos y todas debemos contribuir. Porque el modelo social europeo puede quebrarse y provocar consecuencias sociales traumáticas. Estos ricos, peticionarios de subidas de impuestos para su colectivo, no tienen porque ser solidarios. Ni están arrojando piedras contra su tejado. Tienen puesta la vista en un horizonte futuro y amplio, expresan inteligencia colectiva. Entienden que su contribución, proporcionada a sus ingresos, mantiene un sistema que no les va nada mal. Y que la avaricia rompe el saco; el deterioro de dicho sistema les puede ir peor.

En este contexto, que el Gobierno de España recupere, reformulándolo, el Impuesto de Patrimonio no es un mal comienzo. Sigue la senda de otros gobiernos europeos, de diferentes ideologías. Las ideologías son el motor de la historia, pero la realidad también suele ser tozuda.

La avaricia rompe el saco
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