jueves. 18.04.2024

Kim Jong-Un, un dudoso lider en busca de epíteto

La aparición pública de Kim Jong-Un, el Tercer Kim ( o Kim-3), junto al féretro de su padre, Kim Jong-Il, el "amado líder", encabezando la corte 'paleocomunista' norcoreana ha ilustrado la nueva ronda de especulaciones sobre el futuro del hermético país y avivado las dudas sobre la estabilidad regional.

La aparición pública de Kim Jong-Un, el Tercer Kim ( o Kim-3), junto al féretro de su padre, Kim Jong-Il, el "amado líder", encabezando la corte 'paleocomunista' norcoreana ha ilustrado la nueva ronda de especulaciones sobre el futuro del hermético país y avivado las dudas sobre la estabilidad regional.

En artículos para FOREIGN AFFAIRS, tres destacados especialistas norteamericanos ofrecen sus análisis sobre las posibles consecuencias de la fragilidad del nuevo dirigente. Como avanzábamos hace unos días, se apunta una suerte de 'regencia'. En otras palabras, un liderazgo tutelado, o la tutela de un liderazgo sólo aparente.

UNA SUCESIÓN PRECIPITADA

Nicholas Eberstadt, autor de varios libros sobre Corea, afirma que, contrariamente a lo que hizo su padre, Kim Il-Sung, fundador del país y de la dinastía, el segundo Kim no ha dejado las cosas bien atadas. El 'Gran Líder', ciertamente, habría dudado. Primero pensó en su hermano Kim Jong Ju, pero el elegido resultó ser demasiado cruel, incluso para los estándares norcoreanos. Ensayó luego la idea de un liderazgo colectivo ('Party Center'), proyecto también condenado al fracaso por la naturaleza familiar del régimen. Fue entonces cuando escogió a su hijo primogénito, que parecía más interesado en la buena vida. Le inventó una mitología acorde con su destino político, lo formó, lo blindó y lo colocó al frente. Sus rivales, si quedaba alguno con posibilidades, se plegaron. Y Kim Jong-Il se convirtió en el 'Amado Líder'.

Durante sus diecisiete años de mandato, Kim Jong-Il se complació en la arbitrariedad en la toma de decisiones y en una suerte de audacia temeraria en el exterior, con el desarrollo de su programa nuclear y sus provocaciones puntuales destinadas a obtener concesiones o apoyos puntuales con que compensar las terribles consecuencias de su política para la población norcoreana. En el asunto sucesorio, se mostró curiosamente descuidado, según Eberstadt. Su hijo primogénito perdió todas las opciones después de protagonizar un escándalo internacional y el segundo desapareció de un día para otro sin motivo conocido.

Al final, le ha tocado al menor de sus hijos convertirse en el 'Tercer Kim'. Su debilidad parece evidente. Su promoción empezó muy tarde, sólo después de que el 'Amado líder' sufriera el último ataque coronario, el año pasado. Precipitadamente, fue ascendido a general, sin la mínima formación militar. Apenas se sabe de él que estudió en Suiza y poco más, fuera de los ensalzamientos hiperbólicos oficiales. Su competencia para el cargo es más que dudosa. Aunque eso mismo se pensaba de su padre, a pesar de la previsora campaña de su progenitor.

Los analistas creen efectivamente que el nuevo líder está rodeado de una camarilla que más que asesorarlo lo manipulará. Ken Gause,autor de un libro sobre el 'reinado' de Kim Jong-Il, desmenuza nombres, cargos, responsabilidades y presuntas ambiciones de esa "bizantina estructura de poder" norcoreana. Su conclusión, como la otros expertos, es que un tío y una tía del joven Kim-3, serán sus tutores directos. Lo que no quiere decir que sean ellos lo que controlen el poder. Otros jerarcas conservan margen suficiente. Por ello, Gause considera probable la prevalencia de las ambiciones particulares y una peligrosa lucha por el poder, que podría "desgarrar al régimen".

LOS ESCENARIOS MÁS TEMIDOS

El asesor de Bush Jr. para Asia y seguidor atento de la evolución norcoreana, Michael J. Green, desgrana los distintos escenarios que podrían derivarse de la debilidad del nuevo liderazgo norcoreano.

El primero, preocupante pero gestionable, consistiría en que, para ganarse el respeto de su corte, Kim Jong-Un quisiera emular a su padre y extremar las provocaciones, bien mediante la intensificación del programa nuclear, bien insistiendo en episodios de bravuconería militar. Los observadores señalan una fecha emblemática para testar la verdadera fortaleza del nuevo líder: el próximo mes de abril, fecha en la que se festejara el centenario de Kim Il-Sung, el padre de la patria. Además, nos encontraríamos en periodo de campaña en Estados Unidos y en Corea del Sur y, por tanto, si Kim-3 ha aprendido algo de su padre, resultaría un momento propicio para crear situaciones difíciles.

Inquieta más en Washington y otras capitales que al inexperto Kim - o a sus asesores/manipuladores se les ocurra plantear una especie de chantaje: que se le permita continuar con su programa nuclear a cambio de renunciar a la proliferación externa, es decir a no poner la tecnología nuclear coreana al servicio de otros estados poco simpáticos hacia Occidente. Ocurrió con Siria en 2003, e Israel se dio el gusto de destruir, cuatro años después, el reactor montado con el apoyo técnico y el plantel humano que Kim Jong-Il le brindó a Bachar el Assad.

En todo caso, como no parece que al joven Kim le brillen precisamente los espolones, se teme mucho más la eventualidad de un descenso en espiral hacia la anarquía, con varios grupos compitiendo por el poder, incluso hasta llegar a las manos, o sea a las armas. Ese tipo de conflicto desencadenaría, en primer término, una oleada de refugiados, lo que pone los pelos de punta en Seúl, Tokio y Pekín, principalmente. Pero lo que verdaderamente alarma a todo el mundo es la falta de información fiable sobre el desenlace más previsible de una crisis así, las dificultades para encontrar un interlocutor y, en consecuencia, las dudas sobre la estabilidad del control del arsenal nuclear. Estaríamos ante una amenaza a la seguridad de Asia de unas proporciones sin precedentes en más de medio siglo.

EL PAPEL DE CHINA

Ante este despliegue de escenarios privadores de sueño plácido, otros expertos apuntan al certificado de garantía que puede asegurar China. Pekín ha jugado siempre la carta norcoreana para sacar tajada en sus ambiciones diplomáticas y económicas. Cierto que con Kim Jong-Il, los jerarcas chinos habrían perdido en algún momento la paciencia. La prensa occidental afirmaba estos días que Pekín habría dado la 'bendición' al joven Kim. A saber...

Se sabe que China ha aumentado su inversión en proyectos industriales de Corea del Norte, especialmente en las minas de la región fronteriza entre ambos países. Las cantidades son modestas, apenas 100 millones de dólares, y están gestionadas por empresas medianas o pequeñas, de titularidad pública y privada, según Drew Thompson. A Pekin le interesaría por tanto la estabilidad de su incordiante vecino.

Otro experto, en este caso Françoise Nicolas, director del Centro Asia, del Instituto francés de Relaciones Internacionales, sugiere en LE MONDE que precisamente a causa de estos intereses económicos, los chinos podrían tratar de imponer en Corea una evolución semejante a la suya, la versión coreana del 'capitalismo comunista'.

Para Victor Cha, profesor de Georgetown e integrante de la administración G.W.Bush, la mejor garantía de estabilidad es que Corea del Norte se convierta en una provincia china, sin disimulos ni formalidades de independencia, según expone en un artículo para THE NEW YORK TIMES. Cha recuerda que gran parte de los dirigentes chinos ya estarían hartos de transferir utilidades a un régimen tan imprevisible.

En todo caso, a Pekín parece que le interesaría recuperar el diálogo multilateral a seis (EE.UU., China, Japón, Rusia y las dos Coreas) con que se encauzó el desafío nuclear de Kim Jong-Il en 2006. La actividad diplomática se encuentra prácticamente interrumpida desde que se agravaron los problemas de salud del ahora fallecido. Está por ver si el Tercer Kim se aviene a la vía tranquila. De momento, es sólo el hijo del 'querido líder' o el nieto del 'Gran Líder'. Un dudoso 'líder' en procura de un epíteto.

Kim Jong-Un, un dudoso lider en busca de epíteto
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