Josemari el 'omnipresidente'

NUEVATRIBUNA.ES - 24.1.2010

Si Dios es omnipresente, más aún que Rosa Díez, sepan que Josemari es omnipresidente y además hace más abdominales que los dos juntos. Mientras las señoras de la limpieza pasan aún el mocho para secar los fluidos bucales, la babilla de toda la vida, que han derramado en los pasillos los diputados del PP tras la visita de su líder espiritual a la Asamblea de Madrid, el gurú ha vuelto a pontificar en medio del desastre. Fue tal el revuelo que se armó que no se sabía si había entrado Aznar o eran Andy y Lucas que salían del registro justo cuando un colegio accedía al hemiciclo para tirarse pelotillas desde los escaños mientras les dan el coñazo con las ventajas de la descentralización.

Hasta Espe, siempre tan locuaz, se vio atacada por esa histeria juvenil de tal modo que se trabucó al enumerar los cargos y méritos del invitado. Aznar es presidente de todo, resumió en tanto mostraba a la cámara de Telemadrid, o a su Telemadrid de cámara, como prefieran, una foto dedicada del estadista en la que le ve dando un mandoble en un partido de padel. Sin duda, esta histórica frase bebe de las fuentes de aquella no menos legendaria espetada por la diputada felona del PSOE María Teresa Sáez en ese mismo foro.

Me refiero al ‘no a todo’ con el que saldó la batería de preguntas de la comisión de investigación del ‘tamayazo’. En ambos casos, alta política en estado puro. Y si uno habla de alta política qué menos que volver a Josemari a quien no pasearon a hombros porque, así y todo, tampoco sobresalía sobre la turbamulta, pero a quien sí le dieron cuenta sus señorías de lo mucho que trabajan por el futuro de los madrileños y de lo baratísimos que están los bocatas en el bar de la Asamblea. Lo segundo es absolutamente cierto. Doy fe.

En un alarde de humildad que no se le recordaba desde que admitió a regañadientes que era algo más bajo que Pau Gasol, el ex presidente, a Dios gracias, también ha reconocido que igual con Mariano se equivocó. Vamos que sí que sabía que era él, que no es que le confundiera con un señor con barba que vendía pistachos en la calle Génova, pero que su dedo divino acaso no debió posarse sobre ese hombro sucesorio. De todos modos hubiese sido igual. Todos hemos de ser conscientes de que él es José María Aznar y nosotros no. Por tanto, todos somos contingentes pero sólo él es necesario.

En un acto de debilidad humana que le honra ha confesado que no es infalible. Hasta es posible que se equivocara algún día de talla al comprar una chaqueta. Con su talla política, sin embargo, no tiene nunca ningún problema. Siempre es la misma. A medio camino entre un monarca absolutista del todo a cien y un perdonavidas suburbial que va por el mundo mirando por encima del hombro aunque tenga que ponerse de puntillas. Por lo demás me cae francamente bien. Aunque mucho menos que Mariano. Cada desprecio que le hace Josemari más me apetece a mí irme de cañas con el ofendido. Como siga así todavía le voto. Me acaban de decir en el bar que no me ponen la última ¿Tan mal me verán?

Germán Temprano es escritor y periodista

JAULA DE GRILLOS