viernes. 29.03.2024

Izquierda y derecha: dos formas de hacer la política

Se dice con demasiada frecuencia que estamos en un periodo en donde han desaparecido las diferencias entre las ideologías...

Se dice con demasiada frecuencia que estamos en un periodo en donde han desaparecido las diferencias entre las ideologías. En realidad éste, que es un discurso de arraigo popular que normalmente es defendido por aquellas personas hastiadas con la política por motivo de la corrupción o la crisis o bien porque no tienen una gran formación histórica o sociológica, tiene un origen intelectual en aquel libro que Fukuyama escribió a principios de los noventa a propósito del derrumbamiento del bloque soviético; El fin de las ideologías. Allí se defiende que la democracia había encontrado su estadio final en el liberalismo político. Que nada en adelante iba a alterar las condiciones del capitalismo y que las sociedades transcurrirían unidas en torno a una serie de consensos en función del mercado establecido. Sin embargo, históricamente ha habido bastantes diferencias en Europa entre las ideologías conservadoras y progresistas.

Aunque el monetarismo se identifica con una determinada interpretación de la forma en que la oferta de dinero afecta a otras variables como los precios, la producción y el empleo, existen, de hecho, varias escuelas de pensamiento que podrían definirse como ‘monetaristas’. El keynesianismo, que, a grandes rasgos, afirma que las variaciones de la oferta monetaria no tienen efectos a corto plazo sobre la economía, también que ésta no tiende de manera automática hacia el pleno empleo y que la política fiscal puede ser un instrumento efectivo para lograr el pleno empleo, se contrapone el monetarismo fijándose en la activación de la demanda a través de la inversión pública. Sin embargo, todos los monetaristas comparten su desacuerdo con estos postulados, sobre todo con respecto al primero y al último. También están de acuerdo en la creencia de que la oferta monetaria es un elemento esencial para explicar la determinación del nivel general de precios. Por otra parte, si los monetaristas se limitaran a afirmar que existe una relación proporcional entre la oferta monetaria y el nivel general de precios a largo plazo, la mayoría de los economistas aceptarían esta idea, siempre que el periodo a largo plazo sea lo bastante prolongado y otras variables —como el tipo de instituciones financieras existentes— se mantuvieran constantes.

Esta es sin duda la principal diferencia que podemos encontrar en Europa y también en España entre los partidos de izquierda y de derecha. La izquierda prefiere la inversión pública y tener unos ingresos fuertes para a través del Estado dirigir y distribuir la riqueza. La derecha prefiere que el dinero esté en el bolsillo de los ciudadanos y es partidario del recorte del gasto para equilibrar la economía. Todo ello está derivando en un distanciamiento inédito en Europa sobre el Estado del bienestar que se está manifestando a partir de 2008, con la política impuesta por Alemania de contención del déficit y la imposibilidad de llevar a cabo políticas expansionistas o de inversión pública. Pero también esto se está viendo claramente en España con la política del Partido Popular de privatización de la gestión de algunos centros de salud o el aumento de la subvención a los centros concertados. La derecha apuesta en este sentido por una sociedad dual, es decir, con una red mixta de servicios públicos donde las personas con recursos acuden a lo privado. En cualquier caso, el único objetivo es ahorrar en gastos sociales para invertirlo en otros sitios. La izquierda socialista y también la comunista defienden firmemente una red universal de sanidad y educación públicas.

Pero no es solo ésta la única diferencia. Existen marcadas distancias entre izquierda y derecha en cuestiones sociales o morales. El peso de la tradición en la derecha está presente en asuntos como los derechos de los homosexuales (donde en Francia ha habido recientemente una sonora protesta de oposición a ese derecho), o en cuestiones que atienden a la libertad y la igualdad: En España, hay una clara separación en la cuestión del aborto. La influencia de los modelos patriarcales en la derecha todavía están muy presentes. También son notables las diferencias en la calidad de los sistemas democráticos. En este sentido la derecha apuesta por mantener el estatus quo y tender hacia sistemas corporativos de gobierno donde las alianzas con los grupos de interés como la Iglesia, o la socialización del mercantilismo forjan la vida ciudadana y la izquierda busca profundizar la democracia incidiendo en el funcionamiento más democrático de los partidos y la construcción de redes de poder descentralizadas en entes más pequeños como municipios e incluso, asociaciones de vecinos, tratando de impedir la fuerza de los grupos de presión. La participación de los ciudadanos en la democracia es otra diferencia. La izquierda pretende vitalizar la participación social y los movimientos sociales tienen una concepción de la soberanía como algo vivo y construido y volátil en la movilización ciudadana, la derecha sin embargo, considera la soberanía como un merco concepto jurídico que termina con el ejercicio de sufragio.

Son éstas algunas diferencias que se pueden apreciar a simple vista en el funcionamiento cotidiano de los partidos políticos en un mundo en crisis donde el capitalismo conocerá una nueva transformación de la que saldrá un mundo nuevo. Será la sociedad civil, con sus alianzas (o la formación de hegemonías por decirlo en términos de Gramsci) en relación con sus condiciones materiales que, hoy, vienen marcas por el sistema económico de capitalismo financiero global, con centros de generación de riqueza, poder y distribución no controlados democráticamente por los ciudadanos. Tenemos hoy una democracia autoritaria donde los Gobiernos apenas si tienen capacidad para imponer normas de regulación de los procesos de generación y reparto de riqueza en unos Estados que dependen financieramente de los mercados. Todo ello, configurará una nueva relación entre los ciudadanos y la política y también moldeará las ideologías, esto es, las formas de hacer la política.  

Izquierda y derecha: dos formas de hacer la política