jueves. 28.03.2024

Internet convulso

nuevatribuna.es | 14.12.2010“Enviemos a la cárcel a ese hijo de puta”. Los responsables políticos estadunidenses suelen enfurecerse cuando las filtraciones de documentos oficiales ponen en evidencia sus métodos pero, también, sus sistemas de seguridad.

nuevatribuna.es | 14.12.2010

“Enviemos a la cárcel a ese hijo de puta”.

Los responsables políticos estadunidenses suelen enfurecerse cuando las filtraciones de documentos oficiales ponen en evidencia sus métodos pero, también, sus sistemas de seguridad.

Cuando, en 1971, el New York Times comenzó a publicar los “Papeles del Pentágono” (sobre la historia secreta de la Guerra de Vietnam) el entonces Presidente, Richard Nixon, no disimuló su cólera: su consejero Henry Kissinger contó alguna vez que de la boca del Presidente salieron frases tan poco edificantes, como la que encabeza esta columna.

Daniel Ellsberg, el controvertido filtrador, no solo no terminó en la cárcel sino que, en 2006, recibió el Premio Nobel Alternativo. En cuanto al New York Times, se acogió a la Primera Enmienda de la Constitución estadunidense (que protege la libertad de expresión) y el caso terminó sobreseído.

Las similitudes con el “Cablegate” son evidentes. La diferencia es que la controversia sobre Wikileaks está teniendo lugar en un contexto diferente. Hace 39 años, para el gran público, no existían ni las computadoras ni Internet. Ese factor es clave porque La Red multiplica las posibilidades de copia y de distribución. Internet –y no tanto Wikileaks, que al filtrar pierde el control sobre su propio material- es, por ende, un medio de comunicación más potente que el Times porque, su naturaleza horizontal y su expansión creciente, pueden poner contra las cuerdas al poder establecido.

13 Gobiernos del mundo lo saben y por eso están volcados, desde 2008, en una estrategia política semi-secreta encaminada a imponer un nuevo marco regulador y en última instancia, una nueva gobernabilidad de La Red basada en una revisión, jurídicamente discutible, de los Derechos de Autor (el ACTA o “Tratado contra la Piratería”).

Resulta curioso pero, en este caso, también hay similitudes históricas: cuando –en 1562- la Iglesia Católica se dio cuenta del impacto de la imprenta en la Reforma Protestante se sacó de la manga los Derechos de Autor. Regulaciones como esa e índices como el de los “Libros Prohibidos” (vigente hasta 1966) sirvieron para mantener cierto control sobre el conocimiento y la información pero, a la larga, no lograron impedir el nacimiento de Internet. ¿Volverán a la cárcel los hijos de puta?


Juan Agulló | Sociólogo y periodista

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