viernes. 29.03.2024

Hágase la luz

La luz parece que, al final, subirá en torno al 5%. Eso ha dicho el ministro Miguel Sebastián. Pero ha dicho también que algunos usuarios, en teoría los que menos consuman y menos potencia contratada tengan, pueden ver reducidas sus tarifas, con lo que, se asegura, se puede dar el caso de que incluso haya gente que no pague nada.
La luz parece que, al final, subirá en torno al 5%. Eso ha dicho el ministro Miguel Sebastián. Pero ha dicho también que algunos usuarios, en teoría los que menos consuman y menos potencia contratada tengan, pueden ver reducidas sus tarifas, con lo que, se asegura, se puede dar el caso de que incluso haya gente que no pague nada.

Visto así, es una buena medida, aunque la subida media, esa que dicen que se va a quedar entre el 5 y el 6% sigue siendo una mala noticia en unos momentos en los que se registran cada día nuevas alzas de los precios en productos de primera necesidad. La luz lo es.

Posiblemente se pronto para analizar qué va a ocurrir definitivamente con la luz. Sabido es que las palabras de los ministros son luego matizadas por el Boletín Oficial del Estado. Habrá, por tanto que esperar y ver. Pero sí pueden hacerse algunas consideraciones.

La que se ha empezado a llamar tarifa social y que se aplicará en aquellos consumidores que no superen una potencia contratada de 3 kilovatios, no está tan claro que beneficie a las familias con menores ingresos. O, al menos, no tiene por qué aplicarse matemáticamente.

Puede darse incluso la paradoja de que algunos usuarios, por determinadas razones (dificultades para acceder al gas o al petróleo en sus lugares de residencia), hayan optado por la electricidad como fuente de energía y se hayan visto obligados a contratar más de 3 kilovatios.

Y, por el contrario, puede haber familias de elevados ingresos que tengan resuelta la calefacción, la cocina o cualquier factor de consumo energético, por vías que no son la electricidad. En cualquier caso, como bien recuerdan algunas asociaciones de consumidores, más lógico y razonable que esa tarifa social que beneficia a los que menos consumen se aplicara a los que tienen rentas más bajas. El bolsillo siempre es el mejor barómetro para medir la salud económica.

A uno le cuesta resistir la tentación �y que nos perdone el ministro- de pensar que, en el fondo, ese alambicado sistema de reducciones (menos consumo, menos potencia, tarifas sociales) lo que ha servido es para enmascarar una subida real que, de momento, está por encima de la inflación, salvo que el Gobierno esté ya aceptando que vamos a cerrar el año por encima del 5%. Porque, al final, uno se queda con que lo que ha dicho de verdad de verdad es que encender la luz va a costar un 5 o 6% más. Sin contar el 3% que ya subió en enero.

Eso, sin hablar de la desaparición de la tarifa nocturna y sin saber qué va a pasar con el precio de la luz para numerosas empresas, medianas y pequeñas, que tiran de la luz eléctrica para mantenerse abiertas.

¿Volveremos a esa bombilla que recordaba Don Antonio Machado?

Anochece;
el hilo de la bombilla

se enrojece,
luego brilla,
resplandece

poco más que una cerilla.

Vamos a esperar a ver qué dice el BOE, que, por cierto, sólo puede verse ya por ordenador que necesita electricidad para funcionar. Qué cosas.

Hágase la luz
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