viernes. 29.03.2024

Hace falta más política pero otra forma de hacer la política

La actual crisis global viene determinada por el hecho de la hegemonía de los mercados por encima de las regulaciones y el control de la política. Ahora cuando mucha gente critica la política hay que afirmar rotundamente que lo que hace falta es más política, más regulación política. Que las políticas nacionales ya no son suficientes para controlar unos mercados globalizados y sin ningún control.

La actual crisis global viene determinada por el hecho de la hegemonía de los mercados por encima de las regulaciones y el control de la política. Ahora cuando mucha gente critica la política hay que afirmar rotundamente que lo que hace falta es más política, más regulación política. Que las políticas nacionales ya no son suficientes para controlar unos mercados globalizados y sin ningún control.

Está claro que hoy en día ningún país puede salir por sí solo y que sólo desde estructuras supraestatales como la Unión Europea puede hacer frente y tratar de controlar mínimamente el poder de los mercados.

Pero la afirmación de que hace falta más política hay que añadirle que se trata de otra forma de hacer política. Hay que devolver y aproximar a la ciudadanía el poder político. Ahora más que nunca se nota la falta de peso de la política democrática en la construcción de la UE. No debería existir ningún problema en transferir soberanía a la UE si fuera acompañada de la instauración de un gobierno democrático de la Unión Europea. La solución es avanzar en la unidad económica y monetaria pero también en la social y política de la Unión hacia una Europa Federal, con un gobierno elegido por los ciudadanos europeos.

Pero a la vez hay que mejorar dentro de cada país la calidad democrática. Esto es especialmente urgente en el caso del Estado Español. Hoy sentimos como desde movimientos pseudoradicales pero especialmente desde sectores de ultraderecha o de la derecha instalada como es el caso de Esperanza Aguirre o en otro sentido de Rosa Díez se critica la política en general, a los políticos e incluso se pide la reducción de cargos electos. Ante estas posiciones interesadas hay que responder con beligerancia y con contundencia. Más que nunca es la hora de la política pero como hemos dicho de otro forma de hacer política. Es cierto que el actual sistema político no responde a la realidad ni a las necesidades del país. El bipartidismo está en crisis y es una de las causas de la desafección ciudadana hacia la política. Hay que establecer la posibilidad de alternativas al actual sistema bipartito, amparado en una ley electoral obsoleta y que cuestiona el principio de una persona un voto, y en un apoyo mediático interesado. Hace falta el cambio de una Ley electoral que impide la renovación política. El país parece sumergido en un sistema similar al de la restauración monárquica de Cánovas y Sagasta, y cada vez más ciudadanos dan la espalda a un sistema que altera la representatividad social. Y ello conlleva, junto con la desafección, el crecimiento de la abstención. Los dos grandes partidos se han mostrado ante la crisis como partes de una misma política, la prueba más clara fue el Golpe de Estado Constitucional perpetrado por un Zapatero en fase terminal con la complicidad del PP y que significó un retroceso constitucional profundo cuando establece la lucha contra el déficit como prioridad. La Constitución ha dejado de ser el texto abierto donde cabían varias opciones de gobierno.

Es imprescindible liquidar el actual sistema bipartidista y por tanto cambiar la Ley electoral para que permita que el voto de cada ciudadano valga lo mismo viva donde viva. Todas las encuestas demuestran que el país ya no es bipartidista, de hecho nunca lo ha sido. La encuesta del domingo El País muestra un PP con el 30% de las expectativas de voto y un PSOE con el 24%, es decir entre ambos poco más del 50%. Mientras la suma de Izquierda Plural y UPyD es del 22% es decir casi la misma proporción que el PSOE.

La sociedad reclama renovación de la política y eso pasa por dos cuestiones esenciales: un sistema electoral que permita la salida de nuevas opciones y establecer sistemas directos de participación ciudadana.

Es evidente que un sistema proporcional podría permitir más fácilmente hacer surgir opciones a la derecha, la izquierda o en medio del dos partidos hasta ahora hegemónicos o incluso cuestionar la hegemonía de estos partidos, que hoy imposible con el actual sistema electoral donde sólo el "crack" interno de uno de los grandes partidos, como ocurrió con la UCD, puede provocar su sustitución por otra opción similar.

El discurso ante la crisis ha evidenciado las ligeras diferencias entre los dos principales partidos y que las intervenciones más novedosas y alternativas, también hay que decir en algún caso cargadas de populismo, las han hecho los grupos minoritarios. Hay que decir que el sistema electoral que criticamos los hacen más minoritarios de lo que son salvo a los partidos nacionalistas o localistas.

La necesidad de salir de esta segunda restauración, cambiar la ley electoral y por tanto revalorizar el sistema de partidos, es una de las necesidades clave hoy en este país. A pesar de todo hay que ser pesimistas, PP y PSOE difícilmente aceptarán perder su "cortijo". Pero esto comportará una cada día mayor confrontación y aislamiento respecto a la sociedad. Cuando la gente grita "no nos representan", excepto minorías nihilistas, se refieren a los grandes partidos PP-PSOE y CiU, y esto sin duda seguirá creciendo.

Y junto con el cambio de la ley electoral, que se puede hacer de muchas maneras siempre que garantice el principio de un ciudadano/a un voto igual, hay que estimular sistemas de participación directa de la ciudadanía, como son las Iniciativas Legislativas Populares y los referendums vinculantes.

Por que no hay duda de que hay que desbloquear el sistema político y reformarlo en profundidad y el actual sistema electoral impide incluso crear mayorías diferentes que puedan promover cambios constitucionales. Hoy se hace imprescindible la conversión federal del país, con un Senado territorial y que todos los ciudadanos del primero, el Jefe del Estado, hasta el último sean iguales ante la ley. Hacen falta muchos cambios y los dos partidos que han dominado la escena no están por la labor, uno el PP por principios ideológicos, el otro el PSOE por el contrario por la falta de consistencia en su pensamiento político.

En este contexto es muy importante que la izquierda política alternativa profundice y amplíe su unidad, SYRIZA es un ejemplo, podemos ser varios, diversos e ir juntos. Hay que buscar lo que nos une por encima de lo que nos separa. Hay que convertirse en la alternativa ideológica hegemónica de la izquierda, como ya se demuestra muchos días en intervenciones como las de diputados de la Izquierda Plural en el Congreso. Hay que actuar con plena unidad y coincidencia con la izquierda social organizada, los sindicatos, y el conjunto de los movimientos sociales. Pero hay que hacerlo ya, es urgente. Sería imperdonable que algún partido de la izquierda alternativa se diera por satisfecho por el hecho de que aumentan sus expectativas de voto. Esto sería continuar con la vieja política. La responsabilidad hoy es construir sin sectarismos ni excusas una alternativa al bipartidismo.

Y no hay que olvidar que esta alternativa en el ámbito del Estado debe coordinarse con otras fuerzas a nivel europeo para conseguir avanzar en la lucha contra la actual desregulación y hegemonía de los mercados sobre la política.

Hace falta más política pero otra forma de hacer la política
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