viernes. 29.03.2024

De Grecia a Catalunya

Hay que tener claro que para personajes como Junqueras, y los que piensan como él, la independencia es un bien superior cualesquiera que fueran sus costes.

Grecia ha salido, provisionalmente, de su nueva crisis. Sigue en el euro, de momento, recibirá un nuevo plan de ayuda y tendrá que apretarse más un cinturón en el que ya no quedan agujeros. Han sido unos días agónicos, con soluciones de última hora, al borde del abismo. Muy a la europea. Pero los acreedores de Grecia, básicamente los demás países del euro, se siguen negando a aceptar que el problema de Grecia no es un problema de liquidez sino de solvencia. Y ha sido así desde el principio de la crisis, allá por octubre del 2009. La solución tendrá que pasar, tarde o temprano, por una restructuración de su deuda. Mientras tanto, los sabios económicos alemanes que asesoran a Merkel siguen creyendo que la salida de Grecia del euro hubiera sido una mejor solución. Una de las dos se acabará imponiendo.

Durante las últimas semanas, no he contribuido mucho a analizar desde estas páginas digitales semanales la negociación entre Grecia y sus acreedores. Y aunque este era de verdad el filo de la crisis europea, he estado más concentrado en los acontecimientos que vamos a vivir en Catalunya el próximo septiembre, con esas atípicas elecciones anticipadas al Parlament de Catalunya, que se plantean como un voto a favor o en contra de la independencia.

Coincido con Antón Costas, presidente del Círculo de Economía de Barcelona, en que de momento esa dinámica política, el “process”, ya ha conseguido dañar seriamente al sistema de partidos políticos de Catalunya, provocar una mayor fragmentación política, el inicio de una preocupante fractura social, tensiones para la convivencia y un riesgo para la economía.

Y puesto que lo que ocurra con esas elecciones, será vital para el futuro de Catalunya y de España, he querido contribuir al debate con más y mejor información, con un libro con el sugestivo titulo, Las cuentas y los cuentos de la independencia, que aparecerá en los primeros días de septiembre. En él se analizan críticamente las razones que argumentan Mas y Junqueras para exigir la independencia como solución a los problemas económicos e identitarios de Catalunya.

Hay que tener claro que para personajes como Junqueras, y los que piensan como él, la independencia es un bien superior cualesquiera que fueran sus costes. Una cuestión de “dignidad”, como ellos dicen. Una parte importante de la sociedad catalana lo vive así, ya han desenganchado anímica y psicológicamente del demos español. Y los razonamientos acerca del engaño de los 16.000 millones de euros que supuestamente “España nos roba”, o de la pertenencia a la Unión Europea de una Catalunya independiente, no les hacen ninguna mella. Pero no todos los catalanes lo ven ni lo viven así. Muchos, razonablemente, quisieran saber cuales son los costes y beneficios de ese cambio trascendental. Y según las encuestas, la mayoría, aunque sea una mayoría mucho más silenciosa, preferiría una solución de tipo federal o mejoras del actual marco estatutario.

Esta parte del electorado necesita razones y argumentos para contraponer a la agobiante propaganda independentista. ¿Tendría Catalunya sí o no 16.000 millones cash extra con la independencia? La respuesta es que no, Catalunya no dispondría al día siguiente de la independencia de los míticos 16.000 millones de euros con los que evitar recortes o disminuir su deuda. Pero hay que razonar por qué. Esa cifra está calculada por un método muy particular que la sobrevalora de forma injustificada, basada en supuestos nada realistas y que confunde a la opinión pública sobre su significado.

¿Seguiría una Catalunya independiente en la Unión Europea? La respuesta es que no, pero hay que argumentarlo. ¿Sufre Catalunya un expolio fiscal? En ese libro constatamos que ciertamente Catalunya contribuye más de lo que recibe, como le ocurre a cualquier contribuyente cuya renta sea superior a la media. Pero que esa contribución es como máximo 1,5 puntos de su PIB mayor de la que le correspondería por un razonable esfuerzo de redistribución, teniendo en cuenta la heterogénea distribución de la renta en España.

Analizamos cómo a la sociedad catalana se la ha engañado con una inventada comparación con Alemania, el cuento de las balanzas fiscales alemanas que nunca existieron.

Es cierto que Catalunya ha recibido menos inversión pública de la que le correspondería por su PIB, especialmente desde el 2010. En el periodo 2003- 2010 también lo está, pero la diferencia es menor, entre 1 y 1,5 puntos. Pero es importante conocer las causas que han provocado los problemas y los errores de planificación de las inversiones en corredores estratégicos del territorio de Catalunya, cómo se financiaron históricamente las autopistas de peaje y el agravio comparativo que esa situación representa.

Al repasar los cálculos que se han hecho para justificar la independencia, hemos visto cómo las cuentas se han convertido en cuentos. Pero esos cuentos han hecho una profunda mella en la sociedad catalana, sin que no se haya argumentado mucho en contra de los mitos del independentismo.

Aunque sea tarde, he procurado contribuir a descifrar ese exitoso proceso propagandístico por el cual unas cuentas mal hechas se han convertido en unos cuentos de gran impacto social. Nos vemos en septiembre cuando ese compendio de argumentos esté publicado, para seguir comentándolo.

Buenas vacaciones.

De Grecia a Catalunya