sábado. 20.04.2024

Gobierno sometido, respuesta social y falta de alternativa política

Por mucho que traten de negarlo en estos momentos España es un país intervenido desde Bruselas y Berlín. Lo es desde la famosa carta secreta que el BCE dio al Gobierno Zapatero, y al mismo tiempo al Gobierno Italia imponiéndole en la práctica el gobierno del tecnócrata Monti, carta hasta ahora secreta para los ciudadanos del país.

Por mucho que traten de negarlo en estos momentos España es un país intervenido desde Bruselas y Berlín. Lo es desde la famosa carta secreta que el BCE dio al Gobierno Zapatero, y al mismo tiempo al Gobierno Italia imponiéndole en la práctica el gobierno del tecnócrata Monti, carta hasta ahora secreta para los ciudadanos del país. Desde entonces ambos países dejaron en la práctica de ser independientes en sus decisiones y se sometieron al "diktat" que en todo momento determinaba Merkel a través de la Comisión Europea y del BCE.

De ahí llegó el cambio de política de Zapatero y el Golpe de Estado Constitucional donde se consagró que el déficit y por tanto el pago de la deuda era prioritario a cualquier otra política. En la práctica pasamos a ser una colonia económica obligada a seguir lo que nos mandaban desde fuera.

Ahora con el Gobierno "títere" de Rajoy la situación no ha hecho más que agravarse. El único objetivo de su política es servir a los deseos de la potencia colonial. Incluso adelantándose a sus demandas. El gobierno del país ha decidido rendirse y actuar contra la sociedad a la que representa, siempre al servicio de los que nos mandan desde fuera. Esta posición de total sometimiento hace que no hace falta que le impongan contrapartidas importantes ante los rescates, ya que el gobierno, con el apoyo constante de CiU, ya se avanza antes cumpliendo todas las sugerencias que le hacen. Es por ello que se habla de rescate "blando" en comparación a los de Grecia, Irlanda y Portugal, no hay imponerle muchas contrapartidas a las ayudas ya que el Gobierno Rajoy adelanta y las impone antes de que se le ordenen. Un último ejemplo ha sido el retraso en la aprobación de la Reforma bancaria porque Bruselas aún tenía que dar el visto bueno. En definitiva somos un país con un gobierno que en lugar de defender su soberanía y a su ciudadanía actúa contra ella al servicio de los poderes extranjeros.

Y lo que es peor, como ya se ha demostrado en otros países, aplicando una política económica no sólo antisocial, sino equivocada. La política de austeridad está comportando una recaída en una recesión que conlleva más paro, más recortes al estado del bienestar, más impuestos indirectos, menos inversión y el resultado es el contrario de lo esperado. Al haber más paro, al haber disminución del poder adquisitivo de la ciudadanía, hay una reducción del consumo y una caída de la producción y menor capacidad de recaudar impuestos por parte de los poderes públicos y más déficit. En definitiva la siniestra rueda del pez que se muerde la cola.

Es evidente que la ciudadanía ha sufrido una pérdida de confianza en el nuevo gobierno del PP. En pocos meses la confianza en el gobierno se ha quebrado, y mucho más rápidamente que con el anterior de Zapatero. Y una parte importante de la sociedad sintiéndose agredida ha reaccionado con fuertes movilizaciones. En poco más de medio año el país ha afrontado no sólo una Huelga General sino el proceso más intenso de movilizaciones sociales que nunca se ha vivido desde el advenimiento de la democracia. Y es que hay razones para hacerlo ya que cada día se hacen más evidentes que nos están cambiando las raíces de nuestra sociedad democrática. Con un gobierno que incumpliendo su programa electoral nos está vendiendo a una política económica y social que nos marcan desde fuera, a la vez que lleva a cabo una profunda regresión con respecto a los valores y al papel de las propias instituciones democráticas.

Las movilizaciones sociales han sido importantes, en gran parte comandadas por la izquierda social organizada, es decir a partir de los sindicatos confederales, que están consiguiendo aglutinarse con una serie de organizaciones y movimientos sociales, muchos de ellos sectoriales, otros espontáneos, para continuar con más fuerza las movilizaciones a partir del 15 de Septiembre con la marcha sobre Madrid y con la iniciativa de efectuar un Referéndum en todo el Estado sobre las políticas de recortes del Gobierno, para cuestionar su legitimidad para hacerlas.

En este contexto sólo se nota a faltar una alternativa política real. Es evidente que el PP y la derecha se desgastan, que la gente pierde la confianza en el gobierno pero tampoco se la da a un PSOE que con sus políticas entreguistas abrió la puerta del gobierno a la derecha, y que a estas alturas sigue sin tener ni una política ni un liderazgo que puedan dar confianza a la sociedad, y que continúan en una situación interna carente de coherencia. En definitiva hoy, y parece que por mucho tiempo, el PSOE no es alternativa real y parece que le costará mucho tiempo salir de esta situación de confusión y falta de coherencia.

El contexto político, social y económico de la crisis y el alto grado de movilización social son proclives para el surgimiento y el planteamiento de nuevas alternativas, capaces de aglutinar a una parte importante de la ciudadanía quejosa y crítica con el bipartidismo imperante, de volver a la lucha para reforzar tanto la democracia como de devolver la soberanía al propio pueblo y hacer frente al actual gobierno "títere" y entreguista del PP. Pero a pesar de la existencia de un amplio deseo social, a pesar de múltiples movimientos y demandas desde la izquierda social no se ve ninguna actuación y movimiento fuerte y sólido para conseguir dar forma a esta alternativa amplia de la izquierda alternativa, como ha estado en Grecia o como está surgiendo en Holanda, que sea capaz de entusiasmar a la sociedad en un proceso de renacimiento y reivindicación de una política de progreso político-social y de profundización democrática. Pero para lograr esto hay que pasar necesariamente por la propia renovación en la construcción de la alternativa política y no hay duda de que hay múltiples intentos que habría que hacer coincidir y cristalizar en una nueva fuerza, amplia y renovada. Pero de momento hay más deseos que realidades.

Gobierno sometido, respuesta social y falta de alternativa política
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