miércoles. 24.04.2024

Gatillo ligero

NUEVATRIBUNA.ES - 18.3.2010 La muerte del gendarme Jean-Serge Nérin, acaecida en un tiroteo con pistoleros de ETA que habían robado varios coches en las cercanías de París, vuelve a confirmar una tendencia presente en la organización armada desde hace años.
NUEVATRIBUNA.ES - 18.3.2010

La muerte del gendarme Jean-Serge Nérin, acaecida en un tiroteo con pistoleros de ETA que habían robado varios coches en las cercanías de París, vuelve a confirmar una tendencia presente en la organización armada desde hace años. Las sucesivas levas de gente joven que accede a la dirección de la banda no solo están menos formadas políticamente, se puede afirmar incluso que carecen de la formación política adecuada para el puesto que van a ocupar, sino que cuentan con escasa experiencia militante e incluso vital y, como nacidos después de la dictadura, no guardan memoria de lo ocurrido desde la fundación de ETA, en el lejano 1959, hasta nuestros días.

Los miembros de este comando han querido mostrar fama de duros antes que de inteligentes, el resultado es que podrían hallarse perseguidos por robo, pero ahora serán buscados por asesinato, con el redoblado celo de la gendarmería francesa. Han cometido un crimen pero también un error, que tienen parte de su explicación en cómo se efectúan el reclutamiento de adeptos y la promoción hacia la jefatura de la Organización.

Procedentes de la kale borroka, los militantes son hoy una expresión de macarrismo político, sostenida por una amañada versión de la historia y por unos cuantos tópicos, que, por un perverso y fatal mecanismo de reposición de élites, llegan a la dirección de la banda bastante escasos de ideas. Cuentan, sí, con la impaciencia de los pocos años, con el atrevimiento que proporcionan la ignorancia y una visión simplista de la realidad, y con el arrojo que dan elevadas dosis de testosterona, pero todo ello no lleva necesariamente al éxito, pues el triunfo de sus tesis no depende de la fuerza, y tienen cada día menos, ni de la audacia y la voluntad.

En las organizaciones totalitarias, el reemplazo de dirigentes suele hacerse por medio de purgas, que sirven además para cerrar filas y reafirmar los dogmas fundacionales, pero en el caso de ETA, salvando los primeros años, esta función ha sido el resultado de la eficaz labor de la policía, que, al neutralizar los equipos dirigentes uno tras otro, ha obligado a reponerlos frecuente y rápidamente, y, agotadas pronto las reservas de veteranos, ha sido la gente joven, con ganas y alguna formación técnica pero nula formación política, y sin tiempo para aprender ni adquirir experiencia, la que se ha hecho cargo de la dirección. Y en una organización no nacida para negociar, sino para vencer por la fuerza de las armas a dos estados (España y Francia), los mecanismos de promoción no favorecen a los estrategas políticamente más hábiles, sino a los más duros, aunque intelectualmente no sean los más dotados.

En la historia de ETA, ha sido una constante el arrinconamiento de los más blandos (políticos) por los más duros (militares) y también una de las causas de los sucesivos fracasos a la hora de buscar salidas negociadas, pues la lógica de la fuerza (militar) preside desde su fundación la estrategia de la banda.

Parece que, tras las últimas detenciones, la novísima dirección de ETA, sin cuestionarse nada, sigue presa de las viejas pautas. Pero desde hace mucho tiempo, las llamadas condiciones objetivas son cada vez más desfavorables a sus propósitos, sin que algo indique la posibilidad de remontar su declive. No es el momento de los partidarios del gatillo ligero, sino de los que tengan ligero el cerebro para darse cuenta de que por ese camino tienen poco que hacer, y cuenten, naturalmente, con el valor para proponerlo. Lo cual no es fácil, pues implica colocarse en el lado de los blandos frente a los duros.

Fray Anselmo de Laramie

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