jueves. 28.03.2024

Frente a la destrucción de empleo, no sirven las invocaciones evangélicas

NUEVATRIBUNA.ES - 15.10.2009Lo peor ya ha pasado, es la cantinela recurrente en la que se han atrincherado los portavoces políticos nacionales, e internacionales. Pero los datos de empleo no sólo indican que lo peor no ha pasado, sino más bien, que lo peor esta aún por venir, al menos en lo que al empleo en la economía española se refiere.
NUEVATRIBUNA.ES - 15.10.2009

Lo peor ya ha pasado, es la cantinela recurrente en la que se han atrincherado los portavoces políticos nacionales, e internacionales. Pero los datos de empleo no sólo indican que lo peor no ha pasado, sino más bien, que lo peor esta aún por venir, al menos en lo que al empleo en la economía española se refiere.

Todos los diagnósticos apuntan a que están siendo las PYMES, y en particular y de forma casi exclusiva sus trabajadores las que están soportando el ajuste de actividad y de empleo mas importante. Así lo determinan las estructuras empresariales que tras varias décadas de subcontratación, y descentralización productiva, de “mutaciones societarias y empresariales” por una pirámide de empresas encadenadas, y dependientes de otras más grandes. En la cima de esta red de empresas subcontratistas, se encuentran las grandes empresas españolas, aquellas que según las define la Agencia Española de Administración Tributaria (AEAT), facturan más de 6 millones de euros anuales. Pues bien, las grandes presentan una evolución del empleo extremadamente preocupante, en los últimos meses.

Según los datos recientemente publicados por la Agencia Tributaria, el empleo, o con exacta precisión, el nºde perceptores de rentas del trabajo, declarados por las Grandes Empresas, muestran una clara tendencia a la aceleración de la destrucción del empleo (como dirían los económetras, con alta correlación positiva con el nº.de perceptores de rentas salariales), pasando desde caídas del -0,3% en el verano pasado, a las mas recientes que multiplican hasta por 6 las perdidas de retribuciones laborales abonadas por las grandes empresas: un -7,7% menor en Julio y Agosto, que en el pasado 2008.



Ni lo peor ha pasado, sino muy al contrario, las grandes empresas españolas, la inmensa mayoría de ellas con beneficios, están acelerando la destrucción de empleo asalariado, y ello incluso, cuando las grandes constructoras muestran una moderación en la destrucción de empleo (a ritmos del -14%, a principios de año, y este verano al -9%).

Y frente a esta debacle laboral, la obsesión política por las “expectativas” nubla el criterio de nuestros responsables económicos, por encima de los datos estructurales y laborales que arrojan las estadísticas más robustas. La recuperación de la confianza, como único y exclusivo valor a gestionar por las autoridades económicas es una muestra más del espejismo, y colonización de los análisis que caracterizan a nuestros gobernantes. La confianza, no se trabaja negando la tragedia, y evidencias de la mega crisis de empleo que vive la sociedad española, y no se recupera con campañas de “optimismo” cultural, y analogías deportivas. La confianza se apuntala con compromisos y regulaciones que hagan girar los necesarios cambios de los modelos de negocios empresariales, hacía conductas que no descansen de forma casi-automática – despidos descausalizados - en el ajuste laboral para enfrentar la ralentización de las rentabilidades empresariales, como parece que ocurre entre las grandes empresas españolas. Si en algún segmento empresarial toma cada vez mayor oportunidad la necesaria “reforma empresarial”, es en el de las grandes empresas, las que han aprovechado para distribuir, y siguen distribuyendo beneficios que se apoyan en ajustes laborales.

De poco sirve replicar a la crítica de estos comportamientos empresariales, con el fantasma de la “huida de inversores, y de grandes empresas”, del rechazo por los “mercados financieros” a nuevas y mas exigentes regulaciones (por ejemplo: respecto del beneficio retenido y reinvertido en las grandes empresas), porque a medio y largo plazo, sólo será posible perseverar en esa letanía neoliberal de los “mercados” con mayores grados de iniquidad laboral.

Una realidad frente a las que las reclamaciones meramente evangélicas que se realizan desde muchos ámbitos sociales no son sino una muestra de la claudicación, el pesimismo, y la limitada capacidad que ha acumulado la sociedad laboral, y política. Después de varias décadas, sobrevivir (“a la sombra de la buena voluntad del capital oligarca”) ha sido y aún sigue siendo la única estrategia institucional que se ofrece.

Malos tiempos para la esperanza, …la hemos matado entre todos, aunque algunos han aprovechado para doctorarse en cinismo político, alegando que ellos pelean para convencer a los poderosos que es mejor ser “bueno, que demasiado ambicioso”: lo dicho, meras admoniciones evangélicas, frente a una hecatombe laboral como la que estamos soportando, y viviremos durante años. En poco más parecen haber quedado los contenidos ideológicos sedimentados por décadas de lucha social, y política, para poner freno a las pulsiones e instintos depredadores que forman parte de la naturaleza humana. La libertad sin limites del capital, que hoy campa por doquier en el mundo, y del que la UEuropea, tampoco se salva (véase sentencias de Lavall, Vikig, ..etc del Tribunal de Justicia de la UE) corroen las bases socioeconómicas de cualquier mínima ilusión sobre una organización socio-económica equilibrada, responsable, y orientada hacía la cohesión, la justicia, y la equitativa distribución del desarrollo económico. Frente a esta situación puestos a elegir entre invocaciones evangélicas, a favor del bien social, casi me quedo con las de la democracia cristiana que personifican los jesuitas, que se atreven, en contra de las opiniones de los “mercados”, a reclamar y organizar seminarios para denunciar la iniquidad moral y ética de los paraísos fiscales; mientras, la izquierda que gobierna diseña “pragmáticas” amnistías fiscales para los residentes en los mismos.

Eduardo Gutiérrez - Economista.

Frente a la destrucción de empleo, no sirven las invocaciones evangélicas
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