viernes. 19.04.2024

Fortalecer el sindicalismo: democratizarlo

Al mismo tiempo que se denuncia y combate el brutal ataque a los derechos sindicales que está perpetrando este gobierno so pretexto de la crisis, el sindicalismo debería renovar y relanzar la reflexión acerca de sus formas y maneras de trabajar para tratar de fortalecerse.

Al mismo tiempo que se denuncia y combate el brutal ataque a los derechos sindicales que está perpetrando este gobierno so pretexto de la crisis, el sindicalismo debería renovar y relanzar la reflexión acerca de sus formas y maneras de trabajar para tratar de fortalecerse.

Fortalecer el sindicalismo, en medio este brutal ataque, significa, hacia fuera, más y mejor información; hacia dentro, esfuerzos formativos; y hacia dentro y hacia fuera, mayor democracia y unidad sindical.

Fortalecer el sindicalismo significa ser sensible a los problemas de credibilidad y no ignorar los problemas de reputación e imagen que padece el sindicalismo.

En este primer artículo voy a señalar cuatro cuestiones.

Primero, hay que realizar una reflexión autocrítica de nuestro trabajo institucional.

Es injusto, es cierto, que seamos percibidos como parte del establishment, e incluso corresponsables y cómplices de corrupciones, precarizaciones y desregulaciones.

Siendo indudable que esto es consecuencia, en gran parte, de la presión mediática de los medios de la caverna que recibe una gran acogida en una opinión pública proclive a una especie de anarquismo franquista, no es menos cierto, y esto lo que debería preocuparnos a nosotros, que, por un lado, hemos carecido de una potente política informativa y formativa que contrarrestase, a un nivel básico, los prejuicios antisindicales y, por otro lado, que nuestra presencia institucional, ha sido muchas veces simbólica, testimonial otras tantas, de convidados de piedra las más.

Por empezar por aquí, pongamos un ejemplo de rabiosa actualidad: la presencia de Comisiones Obreras en el Consejo de Administración de Caja Madrid sólo ha sido conocida por la opinión pública por nuestras alianzas con un sector u otro del Partido Popular o por las polémicas internas entre la Federación Estatal y la Unión Regional.

No se conoce en cuantas ocasiones hemos hecho constar en acta nuestra discrepancia con el rumbo tomado, en cuantas hemos criticado las consecuencias de ese rumbo o, al menos, hemos denunciado la falta de información con la que contaba el Consejo, falta de información que le hacía inoperante.

Todos sabemos que la dificultad que supone ser el "Pepito Grillo" de esas reuniones, lo ineficaz que resulta y el aislamiento que genera nos lleva muchas veces a intentar "políticas responsables" buscando alianzas posibilistas que reporten algún pequeño beneficio, pero, si actuamos así, luego no nos quejemos si acabamos confundiéndonos con el poder y somos percibidos como parte del problema más que de la solución.

En cuanto a la política informativa, echo de menos un esfuerzo sostenido por explicar que son las horas sindicales, que supone la acumulación horaria y, particularmente, que han supuesto los acuerdos de formación continua no sólo como ruptura con el desierto existente anteriormente sino, principalmente, como un nuevo modelo adaptado a las necesidades productivas y laborales. En vez de eso, hoy es hegemónico el discurso que presenta esos acuerdos como una vía de financiación indirecta e irregular y corrupta de los sindicatos y, tiene bemoles, no de la patronal.

En segundo lugar, el sindicato tiene que aprovechar mejor las nuevas tecnologías para la acción sindical. Pienso ahora en la función pública donde el recorte de liberados va a limitar la presencia sindical en vivo por lo que deberíamos reforzar nuestra presencia virtual y nuestro activismo digital.

En primer lugar, para poner en tiempo real a disposicion de los trabajadores y, principalmente, de la afiliacion la información. Después, para compartir documentos, ponencias, normativas, resoluciones, propuestas y estudios. Al mismo tiempo, para responder con celeridad a consultas y demandas, posibilitando el feed back. Finalmente, para posibilitar el debate y la discusión mediante foros, grupos online de trabajo, listas de distribución, etc.

No se trata de reproducir un modelo de participación burocrático, pasivo y unidireccional. Las nuevas tecnologías han de ser utilizadas para aumentar la participación democrática y su calidad.

Hasta el momento son utilizadas de manera unidireccional, de arriba abajo, sin que se hayan creado ámbitos específicos de debate, reflexión colectiva o análisis compartido de los afiliados y cuadros. La Federación Regional de Enseñanza de Madrid de CCOO llegó a crear este año, en iniciativa feliz, una página en facebook para informar sobre la mesa de negociación con la Consejería de Educación pero no organizó ni dispuso de ningún espacio exclusivo para los afiliados con lo que la tal página se convirtió en una especie de asamblea permanente para discutir con el sector más antisindical del 15 M.

A primeros de julio, me llegaba la convocatoria del Congreso Confederal de CC.OO. Se creaba una pagina web para los documentos pero no se ha previsto un ámbito de distribución horizontal de aportaciones, un foro de discusión, algún sistema de conocer lo que piensan o proponen otros compañeros y compañeras en otras localidades o sectores.

La comunicación sigue siendo desde la cuspide hacia la base, nunca horizontal, y las aportaciones de abajo son controladas y administradas por los de arriba.

Nada que ver con la fluidez y activismo de organizaciones no gubernamentales o grupos anti globalización.

El sindicato tiene su disposición herramientas digitales de comunicación, como las que se desarrollan en los cursos de formación a distancia de FOREM, que podría poner al servicio de la acción sindical para facilitar la comunicacion horizontal y la participacion de los afiliados y acabar con las reuniones aburridas y largas, en las que no hay apenas tiempo para debater los temas con profundidad y serenidad.

En tercer lugar, hay que dar preferencia al hecho afiliativo y creo que debemos considerarlo en este ambiente de desconfianza sindical y escasez de recursos ¿qué pasaría si convenios y acuerdos sectoriales fuesen firmados sólo para afiliados? Hoy resulta muy difícil rentabilizar un acuerdo porque siempre hay un grupúsculo que lo cuestiona y da por supuesto que se podría haber conseguido más.

En 1990 Comisiones Obreras firmó en solitario la jubilación anticipada a los 60, cobrando la pensión que correspondería a los 65, en el sector de la enseñanza pública no universitaria. El acuerdo ha durado 22 años y cuando fue suprimido se consideró una grave pérdida de derechos para todo el colectivo. Sin embargo, en el momento de su firma no pudo rentabilizarse por el hostigamiento del resto de los sindicatos. ¿Qué hubiera pasado si se hubiera pactado como acuerdo de eficacia parcial?.

Pero no se trata sólo ni principalmente de la negociación colectiva sino del trato preferencial y de la comunicación privilegiada.

Por último, y no me voy a extender mucho, en tiempos de escasez de medios y recursos, en tiempos de ataques y agresiones, no se me ocurre respuesta más audaz, contundente y económica que la unidad orgánica del sindicalismo confederal.

El camino recorrido juntos desde la huelga general de 1988 nos lleva necesariamente a ese destino y cuanto menos lo demoremos más y mejor podremos utilizar los recursos que nos van a quedar en el objetivo común de combatir esta austeridad injusta e inútil.

Fortalecer el sindicalismo: democratizarlo
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