viernes. 26.04.2024

Florentino, culpable

NUEVATRIBUNA.ES - 15.6.2009Sin prisa pero sin pausa se va desvelando el misterio. Primero no había crisis. Ahora no sólo se sabe que la hay sino que el culpable de ella es Florentino. Hasta un arzobispo se ha llevado las manos a la cabeza aun a riesgo de descolocarse la mitra escandalizado por tan descomunal dispendio. No sé como don Floren no toma ejemplo de la austeridad vaticana.
NUEVATRIBUNA.ES - 15.6.2009

Sin prisa pero sin pausa se va desvelando el misterio. Primero no había crisis. Ahora no sólo se sabe que la hay sino que el culpable de ella es Florentino. Hasta un arzobispo se ha llevado las manos a la cabeza aun a riesgo de descolocarse la mitra escandalizado por tan descomunal dispendio. No sé como don Floren no toma ejemplo de la austeridad vaticana. Al parecer, ante la recesión, el Papa baraja cambiar el papamóvil por una vespa con sidecar, por aquello de llevar el cáliz de copiloto en las giras, y canjear el baldaquino de Bernini por una sombrilla de quina Santa Catalina. Noventa millones por un futbolista. Qué barbaridad. Con lo bien que les vendría a ellos para invertir en alguna cartera de valores aunque su reino no sea de este mundo.

Entre las muchas piruetas con la que nos obsequia la hipocresía hay una sin duda sobresaliente. Es la cuenta de la vieja que algunos han echado calculando cuántas aldeas africanas podrían comer a costa del precio de Ronaldo. Como todo el mundo sabe, antes de esta operación futbolística la obesidad era una lacra en estos lugares a causa de los cocidos montañeses que se zampaban a diario. Después del fichaje todo ha sido hambruna y desolación. También en este caso, Florentino culpable.

Pues claro que es una burrada pagar ese dinero. Como lo es que Harrison Ford se haya embolsado más de sesenta millones de dólares por su última película de Indiana ‘Prótesis’ Jones o que a Alonso por ir deprisa en un coche, además de no multarle, le paguen treinta millones al año o lo es que los ricachos se construyan palacetes con doce cuartos de baño cuando, que se sepa, cuentan con un solo culo ¿No será que la aberración no está en la chequera del señor Pérez sino en los consentidos desmanes del mercado? ¿Cuál es el límite que separa una inversión de un disparate? Lo desconozco.

De momento me conformo con distinguir entre lo público y lo privado. Con esa dualidad de referente se antoja complicado afear este despilfarro de dinero, al fin y al cabo de unos particulares, mientras que se trata como una cuestión de estado subvencionar con el dinero de todos a la Casa Real. Qué quieren que les diga. Puestos a elegir prefiero cotizar de manera voluntaria para ver un gol por la escuadra de Cristiano que sufragar sin mi consentimiento, antes del cese temporal de la convivencia, las capas de Marichalar.
No hay duda que estos golpes de efecto de don Floren entretienen una barbaridad. Tanto que caen en el olvido algunos nimios detalles. Sin ir más lejos que al mismo arzobispado que clama contra este dislate, en Madrid, su Ayuntamiento, le ha regalado suelo por un valor de ciento veinte millones de euros. Es decir, un Cristiano Ronaldo más mitad de cuarto.

Que Gallardón se gastó, excuso decir que no de su bolsillo, más de cuatrocientos mil euros en media hora de fuegos artificiales frente a su Palacio de Cibeles o que con la partida presupuestaria asignada a canapés por doña Espe para sus saraos también se podría haber costeado más de una escuela infantil o un comedor de ancianos sin recursos. Por necesidades no será.

Por aportar un matiz sólo decir que a mi lo que haga un presidente de un club de fútbol quien, como mucho, puede jugar con mis ilusiones de forofo, me puede parecer más o menos obsceno. En este caso mucho. Sin embargo, lo que hagan unos gestores públicos, que juegan con mi dinero, me puede llegar a cabrear sobremanera. Y me pasa. Me pasa cuando, día sí y día también, las empresas privadas vampirizan los ingresos públicos con la aquiescencia y la complicidad de las ‘espes’ y los ‘gallardones’ de turno. Si es una provocación gastarse ese pastizal por un jugador ¿cómo se define que con nuestros impuestos hagamos hospitales, polideportivos o escuelas infantiles para que luego venga un empresario a explotarlos y se lo lleve muerto?

Es decir ¿Qué calificativo merece que nosotros pongamos la inversión y ellos se lleven el beneficio? Por lo menos a mi Florentino no me ha pedido un euro. Eso sí, el alcalde no me perdona ni una multa.

Germán Temprano es escritor y periodista

JAULA DE GRILLOS

Florentino, culpable
Comentarios