sábado. 20.04.2024

Europa ante el espejo: ..una senda hacia el abismo

NUEVATRIBUNA.ES - 23.4.2010Artículo publicado en
NUEVATRIBUNA.ES - 23.4.2010

Artículo publicado en Viento Sur

La ferocidad depredadora de los especuladores financieros, no debería ser una sorpresa para cualquier analista avezado, incluso a pesar de que los medios de comunicación, en gran medida al servicio de sus ingresos publicitarios, actúen de voceros ampliadores de inquietud, desconfianza, y psicosis contra todo lo que tenga que ver con lo público. Han difundido a coro los problemas de los estados comunitarios: Grecia, España, Italia, Reino Unido, exigiéndoles cuadrar sus cifras, ofrecer sacrificios humanos, y acudir en peregrinación ante el Olimpo (la City londinense) donde reina el Becerro de Oro (la especulación financiera).

Afortunadamente, en el caso de España, los ataques han sido más mediáticos, que reales. El gobierno ha ofertado 5.000 millones en deuda pública y ha tenido una demanda de 15.00 millones, lo que ha permitido colocar la emisión tan solo con un diferencial en el tipo de 0,85% sobre el mejor realizado a largo plazo.

Es verdad que los efectos del susto mediático han sido amplificados por la sobre-reacción del presidente del Gobierno (ofreciendo ajustes en el gasto público y en las pensiones en Davos), actitud que parece propia de políticos poco experimentados.

Las elites financieras han lanzado esta campaña contra, según su ortodoxia, los desequilibrados presupuestos de los Sectores Públicos, para desactivar la atención de las opiniones públicas respecto de las causas, procedimientos, y beneficiarios de la gran bacanal de especulación, que ha estallado a partir del verano del 2007. Ya que son ellas quienes han creado, y sostenido con financiación barata, los estratosféricos niveles de apalancamiento de los vehículos de destrucción masiva, que algún gran gurú de la inversión corporativa, ha utilizado para referirse a los vehículos privados de inversión: Hegde Funds, Equity Private, SICAV. No hay que olvidarse del origen de los problemas que estamos viviendo: muchas de las decisiones empresariales, en cuanto a reinversión de beneficios, distribución de dividendos, contratación de personal e inversión productiva, han venido en gran medida determinadas por la presión de los mercados-especuladores financieros.

Por eso conviene tener en cuenta que, cuando hablemos de mercados financieros, deberíamos hablar, en realidad, de especuladores con nombre y apellidos, amen de domicilios fiscales que en su mayor parte están en paraísos fiscales. Son firmas como Permira, Apax, CVC, Pai Parnets, Providence, Thomas H.Lee, CCMP Capital, o Quadrangle,….y otras muchas sociedades de inversión, que tienen como actividad la generación de apuestas que provoquen volatilidad en los mercados, en las divisas, en las deudas públicas y privadas.

A pesar de que la Comisión Europea ha iniciado un proyecto de directiva comunitaria, (COM(2009)207. 30.4.2009), para regular los fondos de inversión alternativos, tras dar largas por cuatro veces a las reclamaciones del Parlamento Europeo, las perspectivas de que finalmente se materialice en la legislación comunitaria no son muy halagüeñas.

La clase política debe plantarse ante las poderosas elites financieras (británicas), industriales (alemanas) y francesas, que se acorazan en grandes corporaciones transnacionales. Mientras no se pongan manos a la obra para “atar en corto” a los monstruosos consorcios transnacionales, que han emergido como colosos, poco o muy poco cabe esperar de la reacción europea frente a la grave situación que vive y vivirá en los próximos años la zona euro.

Los sectores públicos democráticos se han endeudado para ayudar a las entidades bancarias, y están sosteniendo la demanda agregada con gasto público en magnitud desconocida desde hace 70 años; mientras que estas elites han exigido recibir préstamos a bajo tipo de interés del Banco Central Europeo (BCE), para hacer frente a la tormenta perfecta que ellas han desencadenado. Lo han exigido, y lo han conseguido. Las entidades bancarias europeas han recibido préstamos por valor de 541.473 millones €, al 1% de tipo de interés (1). Solo los bancos españoles 77.418 millones de €.

No satisfechas, ahora exigen a los Estados disciplina fiscal, reclamando sacrificios humanos (pensiones, sanidad, educación, salarios públicos,…).

Pero, esta ofensiva interesada de los especuladores, al menos ha puesto de actualidad dos dimensiones ocultadas hasta ahora por el deliberado apagón informativo:
  • Por un lado ha introducido en la agenda política europea la necesidad de incrementar la coordinación de las políticas económicas a escala europea. Se ha dado un primer paso aunque el camino es aún largo, como ponen de manifiesto los titubeos de Alemania a la hora de poner números sobre la declaración mediática de apoyo a Grecia.

El problema es que la Unión Europea, la zona euro para ser más exactos, no tiene desarrollados mecanismos de actuación ante estos casos. Se habla de un Fondo Monetario Europeo que, por analogía con el FMI, tendría capacidad de adquirir deuda pública de los países con mayor desequilibrio en las finanzas públicas, lo que, indudablemente, desincentivaría la insaciable voracidad de los tiburones financieros.

Pero, hoy por hoy, no hay criterios de análisis de la realidad financiera y productiva de los países de la zona euro, que permitan discernir objetivamente sobre en que países de la zona euro hay razones para intervenir y en cuales no. Y, por supuesto, tampoco está claro de donde saldría el dinero para afrontar esas necesidades de impulso económico a escala europea, aunque tengan un destino nacional, ya que en este caso estamos hablando de palabras mayores, de instrumentos redistributivos a escala europea.

Y todo eso no existe porque aún somos herederos del espíritu de Maastricht, que consideraba innecesario un gran presupuesto público europeo y una Agencia Tributaria Europea para hacer frente a una crisis asimétrica como la que estamos viviendo actualmente en la zona euro, es decir, que unos países puedan tener graves problemas económicos, mientras que otros disfrutan de una situación saneada. Se ha demostrado el profundo error de considerar que, con una crisis de la magnitud de la actual, la flexibilidad del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (permitir déficits nacionales hasta el 3% del PIB) ofrecía instrumentos suficientes para afrontarla con éxito.

La actual experiencia esta demostrando que ante una fuerte crisis asimétrica es necesario establecer un mecanismo redistributivo automático, a través de un presupuesto comunitario centralizado financiado por un impuesto europeo.

Los desastrosos efectos de la crisis financiera sobre la economía real, y los de la recesión económica sobre finanzas públicas de la mayor parte de los países europeos, han puesto a Grecia, Letonia e Irlanda al límite de su capacidad individual de endeudamiento. Pero Grecia e Irlanda (Letonia tiene prevista su incorporación al euro sobre el año 2013) no son tripulantes que puedan ser arrojados a las embravecidas olas de repletas de tiburones financieros, son parte de la estructura del barco, y si se arrojan por la borda ponen en cuestión la propia flotabilidad del euro.

Por tanto, para encontrar una solución óptima que beneficie al conjunto de la zona euro, y a cada uno de sus miembros, hay que retrotraerse a hace más de veinte años, antes de la victoria ideológica de los talibanes del mercado, para rescatar propuestas eran objeto de debate en la construcción de una Europa que, además de económica y política debía ser también social: Como la contenida en el Informe McDougall (1977) sobre que el Presupuesto Comunitario debía alcanzar el 5% del PIB, dotándolo, por tanto, con capacidad real de impulsar, en el ámbito de la UE, el consumo y la inversión, y de actuar redistributivamente en el espacio europeo. O en el Informe Werner (1970) sobre la necesidad de una política fiscal de ámbito europeo, que algunos han desarrollado posteriormente en la figura de una Agencia Tributaria Europea que, además de gestionar impuestos europeos fuese capaz de armonizar fiscalmente los países de la zona euro. Esto es, propuestas que se denominaban neokeynesianas.

En los próximos años, en el fondo de una depresión laboral de desconocidas dimensiones para la clase política contemporánea, la Unión Europea se va a enfrentar al “reverso” de la moneda única. Las tensiones sobre la cotización internacional del euro, podrían verse intensificadas, y de nada servirán los esfuerzos y las exigencias para reducir el gasto público, en España, en Grecia, en Portugal. Las necesidades sociales, y económicas son tan elevadas e imprescindibles, que tan sólo un salto en la profundización de la Unión Económica, en los instrumentos fiscales, y financieros comunes, podrán evitar un lustro o una década de grandes conflictos sociales, laborales, y políticos, que podrían llevar a un escenario indeseable repleto de riesgos para todos.

No cabe ser ingenuos, las contradicciones de una moneda única que se puso en marcha, sólo con movilidad, y des-fiscalización de las rentas del capital, ha escondido, tras una burbuja de endeudamiento crediticio masivo, los problemas y conflictos larvados desde la puesta en funcionamiento de un área monetaria común. Ahora ya no podrán ser ocultados, ni trasladados hacia el futuro. Ha llegado el momento en el que las poderosas elites empresariales, financieras británicas, alemanas, francesas, holandesas, y españolas, se tomen las cosas en serio.
  • Por otro lado la tragedia griega nos permite percibir que el problema no es la crisis fiscal de algunos estados, el problema es su escasa capacidad recaudatoria, y por tanto su débil estado del bienestar y su reducida capacidad de desarrollar eficaces políticas públicas de reactivación de la actividad productiva en situaciones de crisis.

Escasa capacidad recaudatoria que se visualiza en los siguientes datos: la presión fiscal en 2007 (incluidas cotizaciones sociales en porcentaje del PIB) de Grecia fue del 32,1%, la de Irlanda del 31,2% y la de Letonia del 30,5%, frente a porcentajes del 48,7% en Dinamarca, el 48,3% en Suecia o el 43,3% en Francia. Y cuyo origen esta en una laxa política contra el fraude fiscal, y/o por una desfiscalización creciente de las rentas del trabajo más elevadas, y/o del capital, véase el tratamiento fiscal a las SICAV. Un problema que incluso expone de forma contundente el mismo Parlamento Europeo (2).

Las elites empresariales de las economías centrales, no deberían dejar de pensar en la cascada de acontecimientos que podría desencadenar una moratoria en el pago de la deuda de algún país miembro (Grecia, aún esta lejos de esta situación financiera, por su ratio Deuda/PIB, muy por debajo de otros países miembros, y España, tiene una situación similar, o menos mala,…). Exigir disciplina a los miembros del área-euro, es lo primero que se les ocurre a los lideres alemanes, y francesas, con el apoyo coral de del Partido Popular europeo, y español. De poco servirá la exigencia de sacrificios humanos, porque no otra cosa son los ajustes de salarios, de pensiones, de sanidad y educación, que se están planteando a Grecia, ….Por este camino, la durísima realidad socio-laboral, y las debilidades estructurales del aparato empresarial español, o griego, se enfrenta a una espiral de conflictos sociales, de crisis políticas, de desencantos, y de aliento de opciones antieuropeístas.

Por eso uno no puede que menos que sonrojarse de vergüenza cuando se escuchan recientes propuestas para enfrentarse a la crisis, como la del gobierno del PSOE, que plantea una fuerte reducción de las pensiones, erosionando aún más a la castigada clase media de nuestro país, o como la de la oposición del PP que plantea reducir los impuestos, sin querer darse por enterados de que apenas representan un 37,1% del PIB (el reciente Plan Austeridad, ofrecido como “sacrificio” a los dioses financieros, prevé una presión fiscal total del 33,2% en 2009, y del 34,5% en el 2011), un porcentaje más cercano al de Grecia que al de los países nórdicos. Tal vez será porque prefieran los dramas griegos a la contrastada solvencia financiera, y a la elevada competitividad económica, de los países nórdicos.

Frente a la opción de “paños calientes” (proponer “parches” financieros para los problemas de los estados periféricos), hay que escoger otra vía, realizar relevantes y sustanciales reformas del proyecto comunitario. Entre las más prioritarias habría que incluir las siguientes:

1. Abandonar el Plan de Estabilidad, diseñado a medida de los mercados financieros, y en un escenario económico y financiero global, de crecimiento, hoy inexistente.

2. Revisión mandato BCE, y procedimiento elección Presidente, manteniendo capacidad de veto del Parlamento.

3. Incrementar la capacidad de financiación de los estados miembros, bajo la marca de eurobonos, respaldados por el Banco Europeo de Inversiones, u otra entidad financiera comunitaria, que cerrarían acuerdos de colocación no sólo con los mercados, sino con grandes Estados excedentarios, y sus Fondos Soberanos (China, Países OPEP, etc.).

4. Acelerar la integración fiscal de la zona euro. Un impuesto sobre transacciones financieras extracomunitarias, con paraísos fiscales, sería un buen comienzo.

5. Incrementar el Presupuesto de la UE, desde el 1,2% del PIB actual al 5% en los próximos (el Presupuesto Federal de los EE.UU. se sitúa en torno al 20%).

6. La Re-Regulación de los mercados financieros. La propuesta de la CSI-Goblal es muy precisa y eficaz.(Comenzando por HedgeFunds, ó sociedades de inversión). Pero esta claro que:”..dejar de fumar, reduce los problemas, pero no corrige la concentración tóxica que se ha acumulado en el cuerpo del fumador..”


Pero de ser posibles, políticamente queremos decir, todas las anteriores reformas, no hay garantía de que evitaran totalmente un debilitamiento del pulso económico europeo durante varios años, aunque si podrían limitar los efectos más graves en los países de la periferia europea, evitando que caigamos en una sociedad europea “argentinizada”, esto es, con más del 40% de su población en la pobreza, en la exclusión social.

Que estas reformas sean políticamente factibles, es muy complejo. Solamente una clara voluntad política de exigencia y sentido de responsabilidad de la clase política, y una presión fuerte, decidida, y sostenida en el tiempo de la Confederación Europea de Sindicatos, podrá hacer frente a las elites empresariales: grandes multinacionales y transnacionales americanas, y europeas, las autenticas soberanas del sistema político.

En todo caso, los próximos acontecimientos, en los próximos años, serán bien una senda hacia otra Unión Europea, más social, o una senda hacia el abismo, que podría tener regresiones sociales, laborales, y políticas que no se han visto en los últimos 70 años en esta parte del planeta.

Bruno Estrada López - Director de Estudios de la Fundación 1º de mayo y Eduardo Gutiérrez Benito Economista.

(1) Saldos a finales de Enero,EP.2010.

(2) ”Aproximadamente un tercio de las setecientas mayores empresas del Reino Unido no pagaron impuesto alguno en 2005 y 2006, o que el 25% de las compañías estadounidenses con activos superiores a 250 millones de dólares estadounidenses o ingresos superiores a 50 millones de dólares estadounidenses al año, tampoco pagaron impuesto alguno entre 1998 y 2005, y que las mayores empresas francesas están pagando actualmente un tipo del 8% sobre los beneficios medios reales mientras que el índice impositivo oficial es del 33%”. Según Oficina General Contabilidad de EEUU (2007), Oficina Nacional Auditoria Británica (2008), e Informe Conseill des Prévelements Obligatories (2009). Ver Resolución Parlamento Europeo de 10.2.2010, sobre Buena Gobernanza en el ámbito fiscal (2009/2174(INI)).

Europa ante el espejo: ..una senda hacia el abismo
Comentarios