jueves. 28.03.2024

Españoles con honor

Díaz Ferrán tenía por casa 150.000 euros de nada y un lingote de oro valorado en apenas otros 60.000 euros. Como siempre es desagradable lo de andar con dinero suelto, era su socio Ángel de Cabo quien disponía en su despacho de cierta calderilla añadida, 400.000 euros. Teodoro, su cuñado, rellenaba la almohada con otros 380.

Díaz Ferrán tenía por casa 150.000 euros de nada y un lingote de oro valorado en apenas otros 60.000 euros. Como siempre es desagradable lo de andar con dinero suelto, era su socio Ángel de Cabo quien disponía en su despacho de cierta calderilla añadida, 400.000 euros. Teodoro, su cuñado, rellenaba la almohada con otros 380.000 y Susana, la secre, guardaba entre tintes y cosméticos otro millón de euros en metálico “porque ella lo valía”. Sin la más mínima pesquisa, la policía se ha visto obligada a rellenar las primeras sacas para no tropezar con tanto "fleco suelto" y poder de una vez, iniciar en serio la investigación.

Hasta 50 millones de euros se presume que ha podido evadir Díaz Ferrán. Su patrimonio, ganado con el sudor de otras frentes, (que como él mismo dijo “deben trabajar más y cobrar menos”), incluye chalets de lujo, fincas de caza en Toledo o Portugal, propiedades en Nueva York, Holanda, Méjico... Como ya ocurriera en la época de los Austrias, en la hacienda de Díaz Ferrán tampoco se pone el sol. A ello hemos de sumar el cutrerío propio del ADN español: el yate de turno, aparatosos coches de alta gama, leones disecados, leopardos, antílopes, búfalos, cabezas de elefante... ¿Repetirá "Dalí" en el baño? Desgraciadamente, parece que Díaz Ferrán tendrá difícil asumir la fianza impuesta por el juez, al haberse declarado él mismo "insolvente" y asegurar hace pocos meses, que su salario apenas alcanzaba los 317 euros, gracias a su labor como administrador de una gasolinera.

Díaz Ferrán responde a lo que en España se llama, gente seria; gente honorable. Nuestro presidente del gobierno los denomina “personas como Dios manda”. Hablamos del patriota español por excelencia. Aquel que sólo se quita la corbata para jugar al padel o soltar amarras. (Es sabido que en un pueblo sin ilustrar, la corbata supone toda una garantía). Pero Díaz Ferrán ha sido algo más; hasta hace dos años era el presidente de la CEOE, es decir, el máximo representante de los empresarios españoles. ¿Son éstos, quienes compartieron con él sobremesas, cuitas y sarcasmos, unos cretinos integrales que nunca llegaron a conocerlo del todo, o acaso le nombraron presidente, por ser ese, exactamente, el espejo en el que se veían reflejados para llevar a cabo sus aspiraciones?

Españoles con honor