sábado. 27.04.2024

España, ¿hacia una política exterior impuesta?

El mundo colonizado es un mundo cortado en dos. La linea divisoria, la frontera está indicada por los cuarteles y las delegaciones de policía...

El mundo colonizado es un mundo cortado en dos. La linea divisoria, la frontera está indicada por los cuarteles y las delegaciones de policía. En las colonias, el vocero del colono y del régimen de opresión es el gendarme o el soldado. Estas fueron las palabras que el humanista Frantz Fanon plasmó en su clásico “Los condenados de la tierra”.

Esta idea de la pérdida absoluta de soberanía en las colonias de la que nos hablaba Fanon, recuerda inevitablemente a la actual posición en política exterior de España y buena parte de Europa occidental, que apoya absolutamente todo lo que dicta el gobierno norteamericano en esta materia. Tenemos un claro ejemplo en las últimas intervenciones militares llevadas a cabo por EEUU mediante la OTAN. Primeramente la invasión de Irak en 2003, a la que España se unió para complacer a Bush, y que acabó con las reservas de petróleo iraquíes en manos norteamericanas. Por otro lado tenemos la intervención militar en Libia de 2011, en la que España también colaboró formando parte de la coalición y que acabó con resultados muy parecidos a los de Irak. En ambos casos se utilizó a España como un país satélite para ayudar al gobierno norteamericano a apropiarse de los recursos energéticos de otros países.

Pero al margen de la absoluta servicialidad española a los intereses norteamericanos, hay un aspecto más preocupante; y es que tanto la intervención en Irak como la de Libia se hicieron sin mandato expreso de la ONU, es decir, que si la iniciativa viene de EEUU, parece que  puedes violar las normas de derecho internacional sin ningún inconveniente, incluso si llevas contigo a tus países aliados. Países que aceptaron su papel de peones al entrar en la OTAN. Una organización que además de estar directamente vinculada con actividades terroristas como la denominada “Operación Gladio” se ha convertido en una herramienta norteamericana de control político mediante la implantación de bases militares, entre ellas las españolas de Zaragoza, Morrón y Rota.

Pero esta cuestión es mucho más profunda, se trata de la dignidad de una nación, dignidad que se pierde cuando España decide servir a los intereses de Estados Unidos entrando en la OTAN. Es importante recordar que tras filtarse que EEUU espiaba sus aliados, España, lejos de pedir explicaciones a Obama, pierde la poca dignidad que le queda y siguiendo órdenes de la Casa Blanca, bloquea el paso del avión presidencial de Bolivia para ver si el topo que filtró la noticia se encontraba en el interior del aparato. Este es el más claro ejemplo de lo que nos hablaba Fanon, una España sin soberanía en política exterior. Dejamos que nos espíen y como buenos siervos buscamos al que ha filtrado que nos espían para entregárselo a EEUU sin rechistar.

Sin embargo, ante todas estas evidencias, siempre habrá quién ponga el grito en el cielo cuando se habla de política exterior impuesta, a estas personas convendría recordarles cuántas bases militares tiene España en EEUU y cuántas tiene EEUU en España, habría que preguntarles también los beneficios que reporta a España permitir vuelos de prisioneros de la CIA con destino Guantánamo para ser torturados, o los beneficios que nos deja la muerte de soldados españoles para que EEUU pueda apropiarse del petróleo de otros países.

Más le valdría a nuestros próximos gobiernos tomar nota las enseñanzas de Atatürk, el que fuera líder del Movimiento Nacional Turco nos mostró una valiosa lección. La soberanía no se da por arte de magia, se toma. Ningún pueblo ha recuperado su soberanía en ningún ámbito sin reclamarla antes. Hasta que España no tome sus decisiones en política exterior basándose en intereses nacionales, no seremos más que un peón de EEUU, una suerte de país satélite incapaz de tomar ninguna decisión sin la aprobación de EEUU. Muy cerca de lo que Fanon denominaría sin lugar a dudas una colonia.

España, ¿hacia una política exterior impuesta?