viernes. 29.03.2024

Enseñar los dientes

NUEVATRIBUNA.ES - 22.2.2010...al menos no todo y al menos no por ahora. Porque hay que pararle los pies a la secta que dirige la economía mundial en función de sus intereses que han logrado convertir en la ortodoxia, que casi nadie osa cuestionar.
NUEVATRIBUNA.ES - 22.2.2010

...al menos no todo y al menos no por ahora. Porque hay que pararle los pies a la secta que dirige la economía mundial en función de sus intereses que han logrado convertir en la ortodoxia, que casi nadie osa cuestionar. Herederos de las viejas ideas de la Escuela de Chicago, promotora en su día de golpes de estado y dictaduras, dominan todas las superestructuras económicas y examinan a los gobernantes, tomando decisiones sobre los que son correctos y los que merecen condena. A veces, como hace pocas semanas, les basta con un par de editoriales en algunos diarios, para provocar terremotos económicos y pavor en los Gobiernos, lanzados en tromba a demostrar que marchan por la senda ortodoxa ultraliberal, rivalizando en recuperar su crédito y mostrando “valentía”, siempre de la misma manera: sobre el lomo de su clase trabajadora. Y ¡ya está bien! Por eso salen a la calle los sindicatos de clase, porque, aunque les pone nerviosos a los de esta secta, la “clase obrera” existe ¡vaya que si existe! Y reforzada por las oleadas de trabajadores por cuenta propia, pequeños empresarios y profesionales que, con esta crisis, han pasado a ser sus aliados objetivos y necesarios.

Los Toxo-Méndez enseñan los dientes en estos días y advierten: “por este camino, no”. Sin embargo, se echa de menos una respuesta unitaria de los sindicatos en toda Europa. No puede ser que se libren las batallas en el marco nacional, cuando los problemas son globales y el ataque al Estado del Bienestar es combinado y a nivel europeo. El gran capital industrial y financiero occidental se ha propuesto recuperar la tasa de beneficio a base de recortar todos los derechos sociales obtenidos por los trabajadores en los últimos sesenta años, tras la derrota del fascismo. Su modelo es el que ha llevado a esta crisis y, a pesar de ello, está logrando darle la vuelta a la cuestión, convirtiendo a las víctimas en culpables: somos culpables los asalariados, porque no queremos asegurar las pensiones de nuestros hijos, son culpables los parados, por no querer trabajar en cualquier condición y a cualquier precio, son culpables los funcionarios, porque están quitándole el negocio a muchos empresarios que harían estupendos negocios con la sanidad, la enseñanza y hasta la administración, en definitiva, son culpables todos aquellos que se resisten a los designios del sacrosanto mercado que ellos controlan. Su receta es la de siempre: adelgazar el Estado, bajar impuestos (a los ricos) y recortar los gastos sociales (de la inmensa mayoría). Es lo que aquí defienden a coro todos los días, machaconamente, los Montoro -“Mafo” y toda la camarilla de economistas cortesanos, incluido alguno próximo al Gobierno.

Ha llegado el momento en que las grandes organizaciones sindicales europeas pongan las cosas en su sitio, porque no van a tener muchas más ocasiones y, si se dejan, les van a reducir a un papel testimonial. Ya estamos viendo la preparación artillera de la derecha mediática, bramando contra la “rémora” que suponen los sindicatos. Ante la desorientación de la socialdemocracia europea, perdida entre un discurso tronante anti – neocon y una práctica de gobierno de liberalismo más o menos compasivo, es la hora del sindicalismo, de la movilización social y democrática, en España y en Europa.

Pedro Díez Olazábal participó en la fundación del Sindicato de Enseñanza de CC.OO y ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales. Ha desempeñado los cargos de Alcalde de Arganda del Rey, diputado de la Asamblea de Madrid y Vicepresidente Tercero, portavoz en la Comisión de Medio Ambiente y Presidente de la Asamblea de Madrid.

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