viernes. 29.03.2024

En torno a la declaración suscrita por el Gobierno, los sindicatos y la patronal

La Declaración expresa la voluntad de acuerdo de los agentes sociales para un escenario de crisis económica nacional e internacional, que esta incidiendo de manera muy negativa en el volumen de crecimiento y en las tasas de desempleo en nuestro país. La evolución del desempleo en el primer semestre del año es especialmente preocupante y las previsiones para los próximos meses no son precisamente optimistas.
La Declaración expresa la voluntad de acuerdo de los agentes sociales para un escenario de crisis económica nacional e internacional, que esta incidiendo de manera muy negativa en el volumen de crecimiento y en las tasas de desempleo en nuestro país.

La evolución del desempleo en el primer semestre del año es especialmente preocupante y las previsiones para los próximos meses no son precisamente optimistas.

La prioridad por tanto, no puede ser otra que la de hacer frente al crecimiento del desempleo, y ello requiere de iniciativas y medidas dirigidas tanto a frenar el boquete abierto, como a garantizar cobertura social para quienes se queden en situación de desempleo.

La declaración en este sentido realiza un acertado análisis del escenario en el que estamos, como también de que para el mismo las recetas de siempre, esto es, culpabilizar a los salarios, penalizar las políticas sociales, desregular más el mercado de trabajo, no solo no sirven, sino que están en las antípodas de las causas y de la salida a esta situación de crisis.

La crisis financiera internacional, los elevados precios del petróleo y de las materias primas, están golpeando a la economía y al empleo y están presionando al alza sobre la inflación.

En el caso de nuestro país, se une el problema autóctono, de una parte una inflación que ya venia estando algo por encima de la media de la Zona Euro y de otra las debilidades del modelo de crecimiento de la economía española con un excesivo peso de la construcción residencial, que es especialmente sensible a esta crisis financiera, pero que ya venia, y no solo en los primeros meses de 2008 desacelerándose, pero que ha frenado en seco, y no con el aterrizaje suave que quizá en un principio algunos preveían.

Las consecuencias están siendo especialmente negativas para el empleo y para otros sectores de la actividad productiva.

Es por ello que teniendo como prioridad el empleo, la adopción de medidas inmediatas que favorezcan nuevos proyectos de inversión, que anticipen las previstas para los próximos años, es fundamental, así como evitar el cerrojazo en el acceso al crédito, para así facilitar el acceso a las necesidades de financiación que tiene la economía española, previniendo la destrucción de empleo, impulsando la recolocación de trabajadores desempleados y garantiendo la cobertura social.

Como también y sin la menor dilación es preciso abordar el reto de un nuevo y mas equilibrado modelo productivo, de una distinta estructura económica para el país, que apueste por la innovación, el desarrollo tecnológico y el valor añadido, tal y cómo se establece en la Declaración , y donde además de la iniciativa publica, que es insustituible, es básico y fundamental la participación de la iniciativa privada, que en estas materias, tal y como reflejan los principales indicadores, esta muy alejada de las medias de inversión de los países de la Unión Europea.

Es a todas luces insostenible que las empresas representen tan solo el 25 por ciento del gasto global en I+D+i.

La formación, la educación, el impulso a políticas industriales activas, son igualmente retos que también han de ser considerados como prioridades urgentes.

Hay que incrementar el gasto público en Educación y Formación, además de gestionarlo eficaz y eficientemente, hay que incrementar el gasto en estas materias, y hay que hacer política industrial, sectorial y transversal, y no solo desde la Administración Central del Estado sino también desde las Administraciones Autonómicas, sin desde luego obviar, el papel de la empresa en materia de desarrollo industrial.

No debemos en ningún caso obviar que la estructura productiva, equilibrada, sólida y sostenible, es el principal factor que explica la calidad de empleo que se genera, en términos también de condiciones de trabajo y de remuneración. No es posible y hay que afirmarlo con absoluta rotundidad tener buenos empleos con malas empresas.

Y es por ello que quiero subrayar lo que ha venido reiterando uno de los más importantes expertos en materia económica de nuestro país, “ya esta bien de que determinados sectores empresariales solo jueguen a balón parado y sin ningún defensa delante”.

Emprender es invertir, es innovar, es diversificar, es acompañar al desarrollo y al bienestar social de un país y ahí están y estarán los sindicatos, disputando sin duda la calidad y la cantidad del empleo, el salario y las condiciones de trabajo, y con ello acompañando al futuro y a la viabilidad estratégica de las empresas.

La Declaración es el paso previo a un proceso de negociación sin duda intenso, a un proceso al que los sindicatos incorporan un catalogo de propuestas y de medidas, cuyo eje central es la preocupación por el empleo y la apuesta por un modelo de crecimiento y desarrollo equilibrado y duradero, y en el que las políticas sociales son un factor consustancial a este modelo.

En torno a la declaración suscrita por el Gobierno, los sindicatos y la patronal
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