viernes. 19.04.2024

En lugar de palabras, gritos

NUEVATRIBUNA.ES - 25.5.2010En lugar de palabras, gritos; en lugar de razones, gritos; en lugar de debates, gritos. Esto es lo que ha sucedido hoy en el Senado de España. El presidente del Gobierno durante dos minutos -dicen los titulares de prensa- ha tenido que aguantar una bronca de los senadores del Partido Popular, que gritaban pidiendo su dimisión, mientras los senadores del grupo socialistas aplaudían al presidente.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.5.2010

En lugar de palabras, gritos; en lugar de razones, gritos; en lugar de debates, gritos. Esto es lo que ha sucedido hoy en el Senado de España. El presidente del Gobierno durante dos minutos -dicen los titulares de prensa- ha tenido que aguantar una bronca de los senadores del Partido Popular, que gritaban pidiendo su dimisión, mientras los senadores del grupo socialistas aplaudían al presidente.

Si en lugar de ser senadores del Partido Popular, los que piden la dimisión a gritos del presidente del Gobierno fueran funcionarios, jubilados, jóvenes..., hubiera parecido absolutamente razonable y previsible. Es el juego democrático. ¡Sí el presidente ha tomado decisiones impopulares, pues que asuma las consecuencias y las broncas! Pero que lo hagan senadores populares produce cierto desasosiego.

Porque las Cámaras Parlamentarias deberían ser el templo de la palabra, de la oratoria, de la dialéctica; el lugar donde los representantes del pueblo debaten largo y tendido sobre los temas que afectan al gobierno del país, donde se redactan leyes, se tejen consensos o se fraguan alternativas, o se preparan mociones de censura… pero que sus señorías den ese espectáculo es muy poco saludable. Eso si nos atenemos a las formas porque si vamos al fondo, la cosa es mucho más preocupante.

Aunque, bien pensado, tal vez lo que ha sucedido es sólo una representación teatral y en sede parlamentaria de lo que viene sucediendo entre Gobierno y oposición. Es un constante desatino. Un constante griterío. Un diálogo de sordos. Y eso es preocupante y produce vértigo porque cuando Gobierno y oposición se descalifican solos, y sobre todo cuando podrían estar de acuerdo fácilmente en las medidas de recorte del gasto social, ¿qué es lo que realmente les separa? ¿Qué les impide hablar? ¿Por qué se gritan? Las respuestas que se me ocurren me producen más desasosiego todavía.

Amalia Álvarez - Escritora

En lugar de palabras, gritos
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