viernes. 29.03.2024

El Sonderkommando

"¿Cómo he podido sobrevivir en Auschwitz? Mi norma es que en primer lugar, en segundo y en tercero estoy yo y luego nadie más. Luego otra vez yo; y luego todos los demás." Ella Lingens. La primera tarea de un Sonderkommando es conducir a sus antecesores a la cámara de gas, retirar sus cuerpos e incinerarlos.

"¿Cómo he podido sobrevivir en Auschwitz? Mi norma es que en primer lugar, en segundo y en tercero estoy yo y luego nadie más. Luego otra vez yo; y luego todos los demás." Ella Lingens.

La primera tarea de un Sonderkommando es conducir a sus antecesores a la cámara de gas, retirar sus cuerpos e incinerarlos.

Los “escuadrones especiales” de los campos de concentración nazis, son seleccionados entre los recién llegados al campo. Ejercen su tarea durante unos meses y son conducidos a la cámara de gas por un nuevo sonderkommando.

En su libro “Los hundidos y los salvados”, que forma parte de la tipología sobre los campos de concentración, Primo Levi se adentra en la psicología de estos esclavos privilegiados por un tiempo, hasta el punto de que los guardianes llegan a jugar al futbol con ellos. Una confraternización que no impedía su triste fin.

Llega a describir la triste experiencia de una joven que sobrevive fortuitamente a la cámara de gas, pasa a ser protegida por los miembros del sonderkommando y finalmente es entregada de nuevo a la cámara de gas.

Entre sus tristes tareas, entre la cámara de gas y el horno crematorio, los miembros del sonderkommando deben registrar los orificios de los cuerpos sacrificados para buscar objetivos de valor ocultos, dientes de oro…..

Cualquier negligencia en el cumplimiento de sus tareas, especialmente cuando alertan a sus víctimas sobre el destino que les espera, acarrea la incineración en vida.

Tras unos meses ocupándose de tan horrendas tareas un nuevo sonderkommando, conduce a su predecesor a la cámara de gas.

Pese a todo ello, la aceptación del destino es tal, que tan solo existe constancia de una rebelión de los miembros de una de estas Escuadras Especiales, en Auschwitz, en 1944.

Hablo en presente porque el horror perdura en el tiempo y puede reproducirse si lo alejamos de nosotros y lo olvidamos. Hablo en presente, porque con métodos menos crueles, no menos expeditivos, modernos sonderkommandos conducen a la muerte a los pueblos, intentando engañarse, para evitar ver que su triste destino será el mismo que el de sus víctimas.

Lo terrible es comprender que los responsables de tanta crueldad son personas como nosotros. Seres humanos como nosotros.

Primo Levi describe la lógica de estos seres: “Nosotros, el pueblo de los Señores, somos vuestros destructores, pero vosotros no sois mejores. Si queremos, y lo queremos, somos capaces de destruir no sólo vuestros cuerpos, sino también vuestras almas, tal como hemos destruido la nuestra”.

Por su parte, uno de los pocos supervivientes de aquellos Escuadrones Especiales, afirma: “Es verdad que hubiera podido matarme o dejarme matar, pero quería sobrevivir, para vengarme, para dar testimonio de todo aquello. No creáis que somos monstruos, somos como vosotros aunque mucho más desgraciados”.

El propio Primo Levi, pese a su inmenso esfuerzo por explicarse y explicarnos aquel drama, acabó suicidándose.

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