viernes. 29.03.2024

El sistema financiero y la crisis

La crisis financiera y económica global ha tenido una especial repercusión en la economía española derivada de las particularidades del desarrollo de nuestra economía. La internacionalización y globalización de los mercados financieros, su falta de control permitió la aparición de lo que posteriormente se han denominado activos tóxicos o contaminados.

La crisis financiera y económica global ha tenido una especial repercusión en la economía española derivada de las particularidades del desarrollo de nuestra economía. La internacionalización y globalización de los mercados financieros, su falta de control permitió la aparición de lo que posteriormente se han denominado activos tóxicos o contaminados. Las hipotecas sub-prime en EEUU, su conversión en activos tóxicos provocó la contaminación del sistema financiero internacional. La crisis financiera rompió la confianza interbancaria, se suspendieron las transacciones y la falta de flujos financieros condujo a una crisis financiera y económica mundial.

Esta situación afectó en España en un momento en que, como consecuencia de la entrada en el euro y la transferencia de competencias al BCE, vivíamos unos años de una especial situación expansiva, especialmente en el sector financiero e inmobiliario, consecuencia de tener unos tipos de interés muy bajos y una inflación más alta lo que provocó un "espejismo" de prosperidad y de riqueza. Esto venía determinado por la entrada de recursos exteriores, más de un 11% del ahorro mundial recaló en España como consecuencia de la esperanza de beneficios altos y rápidos en el mercado inmobiliario, lo que provocó la llamada "burbuja inmobiliaria".

Así, entre 1996 y 2008 la ocupación creció en 8 millones de puestos de trabajo, creando 40% de la nueva ocupación de la zona euro. En este periodo la ocupación en la construcción supuso el 14% del total. La población ocupada pasó de 12,3 hasta 20.4 millones de personas de 1995 a 2008.

El sector inmobiliario no producía para las necesidades de la población, se hacían más de 800.000 viviendas anuales cuando las necesidades eran de 400.000. La compra de inmuebles se convierte en un producto financiero más de alta rentabilidad que potencia la especulación y desincentiva la inversión en otros sectores más productivos.

Algunas características del sistema financiero en esta época son: a) Se incentiva el endeudamiento de las familias (que pasa del 40% al 130%) y de las empresas, b) El sistema financiero español necesita endeudarse en el exterior con entidades financieras internacionales para poder financiar las demandas de promotores y particulares, c) Entre 1998 y 2007 el crédito inmobiliario crece un 22,6% de media anual. Un 20% a particulares y un 33% a los promotores; d) Se relaja la gestión del crédito y se crea un modelo social de inversión sin exposición de capitales propios y basado en la financiación externa. Cabe recordar que los bajos tipos de interés llegaban a comportarse intereses reales negativos (interés menor que la inflación).

El principal problema del sector financiero de nuestro país es la dependencia de los capitales externos que se cierran de golpe debido a la crisis financiera internacional. El sistema financiero español es deudor de la internacional y se queda imposibilidad de refinanciar su deuda externa, que por otra parte está obligado a devolver.

De inicio se sabía que el principal problema del sistema financiero español era la gran cantidad de activos inmobiliarios que tienen los bancos. Estos activos son consecuencia de la burbuja inmobiliaria que financiaron y por la que se endeudaron en el mercado financiero exterior. Los activos que hoy figuran en sus balances, con un valor irreal, son en gran parte imposibles de realizar a corto y medio plazo, y graban como una losa sus cuentas. Se puede calcular que los activos inmobiliarios ascienden a 323.000 millones, de los cuales 175.000 son problemáticos, especialmente 80.000 millones en suelo.

Esta situación que afecta de forma más importante a las cajas de ahorro ha estado en el origen de la crisis financiera. Es evidente que se podría haber actuado desde el inicio sobre este tema, pero siempre con compensaciones claras: toma del control por parte del estado sobre las entidades afectadas; depuración de responsabilidades y establecimiento de objetivos a las empresas rescatadas por hacer fluir el crédito hacia la sociedad.

Es evidente que se ha optado por otra vía que ha sido la de la concentración de entidades y la desaparición práctica de las cajas de ahorro priorizando su conversión en entidades bancarias privadas. También es claro que hasta ahora el proceso ha permitido una concentración que en muchos casos no ha comportado la creación de entidades más sólidas sino incluso podríamos decir que las entidades delicadas han llegado a condicionar negativamente las que se han hecho cargo. Y todo ello a pesar de los fondos dedicados a su reconversión, que por otra parte ha supuesto la pérdida de miles de puestos de trabajo en el sector, y prácticamente ninguna responsabilidad de los directivos irresponsables. Sólo se está procediendo como máximo contra directivos que más se han beneficiado de forma poco regular.

Es evidente que ha habido errores por parte de los gestores de las entidades financieras. Nadie lo pone en duda. Dieron en exceso y con demasiadas facilidades créditos a promotores y compradores particulares. Son culpables por ello, y eso les llevó a superar sus capacidades de crédito y endeudarse con entidades financieras foráneas. Creyeron alegremente que nuestro país era una fiesta y lo trasladaron a la sociedad. Cabe decir que si los gestores fueron irresponsables en esta situación lo fueron al mismo nivel que los gobiernos de Aznar o Zapatero, para los que el desarrollo de nuestra economía era "de nota". La misma culpa hay que dar al regulador, es decir al Banco de España ya sus directivos empezando por el inefable MAFO, ¿él que es tan dado a dar lecciones, adoptó medidas para evitar el excesivo endeudamiento y riesgo exterior de las nuestras entidades financieras?

Las medidas adoptadas por Zapatero primero y Rajoy actualmente no parece que vayan a comportar más que enterrar fondos públicos para conseguir sanear el sector financiero para que cumpla con su obligación que es dar crédito. Pero nada hace concebir que haya solución sin que alguien asuma las pérdidas. Esto es fundamental para restaurar la confianza en las entidades financieras, pero hasta ahora las ayudas han servido fundamentalmente para emprender reestructuraciones de plantilla y de cierre de oficinas más que para sanear el balance. El crédito sigue sin fluir a las sociedades, las entidades deben pagar los créditos exteriores con dificultades añadidas de financiación y coste más alto. El hacer nuevas fusiones no garantiza que se vaya a arreglar la situación ni garantizar un sistema más eficiente, en todo caso más concentrado en pocas manos. La sociedad esta destinando, y pagando de su bolsillo, unas cantidades importantes, en un momento de fuertes recortes y en el mejor de los casos ¿que vamos a ganar?: ¿que las entidades, con la ayuda de todos vuelvan a dar crédito? ¿No habría sido más barato crear un banco público con las entidades afectadas, pagar el coste de sanearlas y después ponerlas al servicio de la sociedad para que dieran crédito real a la economía productiva ya los particulares? En todo caso es claro que no es la opción de los liberales.

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