viernes. 29.03.2024

El precio del petróleo

El precio del petróleo es uno de los principales indicadores económicos, tanto a escala macroeconómica, ralentizando o facilitando el crecimiento, como microeconómica, directa o indirectamente afectando a la cesta de la compra. Hay dos factores principales que afectan al precio del petróleo. El primero es lo que los economistas llaman los fundamentales del mercado, es decir la oferta y la demanda y el balance entre ellas.

El precio del petróleo es uno de los principales indicadores económicos, tanto a escala macroeconómica, ralentizando o facilitando el crecimiento, como microeconómica, directa o indirectamente afectando a la cesta de la compra. Hay dos factores principales que afectan al precio del petróleo.

El primero es lo que los economistas llaman los fundamentales del mercado, es decir la oferta y la demanda y el balance entre ellas. Se entiende fácilmente que a mayor demanda corresponda un mayor precio que estimula la producción hasta alcanzarse un precio de equilibrio. Si hay exceso de producción el precio baja hasta que la oferta se ajusta de nuevo a la demanda en un nuevo y menor precio de equilibrio. Hasta aquí todo bien, el problema es que en la última década el “suelo” del precio del petróleo se ha instalado en unos niveles nunca vistos en el pasado excepto en casos de embargo o conflicto armado. La causa de esta subida puede atribuirse a razones que podemos llamar geológicas. Nuevos campos petrolíferos deben entrar en producción para proveer la nueva demanda y para compensar el agotamiento de los existentes. Sin embargo los nuevos campos petrolíferos que van entrando en producción son cada vez más caros de explotar, por ser más profundos, estar más lejos de la costa, en zonas remotas, o por requerir de tecnologías avanzadas como la reinyección o la perforación horizontal.

El petróleo es un recurso finito y como tal el momento llegará en que la producción alcance un máximo, a partir del cual descenderá inexorablemente. De hecho el máximo de la producción de crudo convencional ocurrió en 2006, según la Agencia Internacional de la Energía, a pesar de que la producción de petróleo siga creciendo debido a la aportación de los líquidos del gas natural y los condensados. Cobran también mayor importancia progresivamente los yacimientos no convencionales de crudos ultrapesados de Venezuela y las arenas petrolíferas de Canadá. En resumen, cuando el petróleo fluía con alegría y sin esfuerzo era barato hacerse con él. Cuanto más difícil sea encontrarlo y extraerlo de la tierra más caro será adquirirlo.

El segundo factor que afecta significativamente al precio del petróleo y que algunas voces culpan de su crecimiento desbocado es la presencia de especuladores en el mercado. Durante mucho tiempo el mercado del petróleo fue un mercado eminentemente físico, en el sentido de que se comerciaba con barriles de petróleo como tales. Los productores de petróleo firmaban contratos de suministro a largo plazo con los consumidores. El exceso de producción no contratado se negociaba por traders cuya función consistía básicamente en poner en contacto a compradores y vendedores a cambio de una comisión. Ciertas modificaciones en la legislación de los países que albergan los centros en los que se comercia con contratos a futuro cambiaron el panorama. Los barriles de petróleo comenzaron a negociarse por parte de especuladores como si fueran acciones, cambiando de manos una y otra vez de acuerdo a las fluctuaciones en el precio del crudo de referencia.

Sin embargo hay una gran diferencia entre comerciar con acciones y comerciar con petróleo. Las acciones aumentan su precio debido a que representan la propiedad de empresas que crean valor mediante su negocio, de modo que si las acciones suben, todos pueden ganar repartiéndose ese valor creado. En cambio el petróleo es un juego de suma cero en el sentido de que los barriles no se multiplican ni crean valor. Cada vez que cambian de manos lo hacen porque alguien persigue un beneficio que acaba reflejado en el precio final. En la actualidad se negocian unas ocho veces más contratos de futuro que barriles de petróleo reales, por lo que se puede decir que hay ocho intermediarios involucrados en la compra-venta de cada barril de petróleo. Si cada uno de esos intermediarios se embolsa un beneficio, es evidente que el precio final se tiene que disparar.

En mi opinión es una combinación de ambos factores, geológicos y especulativos, la que determina el precio final. Los fundamentales del mercado marcan la tendencia de fondo. El hecho de que la demanda real de petróleo, un recurso finito, no deje de crecer, empuja el precio al alza de una forma constante en el largo plazo. La demanda especulativa por su parte actúa como un multiplicador de las tendencias a corto plazo, generando volatilidad y provocando los picos y valles drásticos que vivimos alrededor de 2008, por ejemplo.

A largo plazo, se puede afirmar con bastante convicción que el barril de Brent no bajará de 100 dólares más que esporádicamente, y que no es descabellado asumir como habitual un precio cercano a los 150 dólares por barril en la próxima década. Junto a esta tendencia de fondo debida a la demanda real habrá que acostumbrarse a una volatilidad causada por la demanda especulativa, que nos hará vivir muy probablemente episodios de precios disparados por encima de los 200 dólares. Según estos pronósticos, lo más razonable parece ser buscar maneras de reducir nuestra vulnerabilidad al precio del petróleo. Entre otras cosas, si vamos a comprar un coche es hora de mirar con lupa su rendimiento de combustible. No es la mejor época para comprar un todoterreno, si es que en algún momento lo fue.

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