viernes. 29.03.2024

El PP, su promesa de cambio

Tras la 'modélica' Transición habida en España después del fascio criminal de algo más de cuarenta años, en 1978, por buena parte de los españoles se votó La Constitución como la Ley de leyes que debía regir la vida político social y jurídica de nuestro país. Algunos no la aceptaron. En casos como este los extremos se dan la mano.

Tras la 'modélica' Transición habida en España después del fascio criminal de algo más de cuarenta años, en 1978, por buena parte de los españoles se votó La Constitución como la Ley de leyes que debía regir la vida político social y jurídica de nuestro país.

Algunos no la aceptaron. En casos como este los extremos se dan la mano. Entre los añorantes del régimen sanguinario anterior no se podía consentir que se proclamara la igualdad entre los ciudadanos, que no se distinguiera en derechos ni el sexo, ni la raza ni la confesión religiosa, en caso de que la hubiere. Que el Estado se proclamara aconfesional -todavía no laico- fue un insulto para algunos privilegiados que bendecían el horror de la sangre por el simple hecho de pensar, de procurar ser humano por encima de todas las rejas que se imponían a este derecho tan básico que nos diferencia de otros animales.

Entre los que hicieron ascos a la Constitución se halla Aznar. Este ser únicamente ve bien aquello que pueda ensalzarlo por encima del resto. Se considera más que rey o emperador. Él es un dios. Dios de sí mismo y de la grey que se hinca de rodillas ante su presencia. Cuando no es él quien mueve la varita mágica del 'ordeno y mando' se convierte en el más resentido y traidor que imaginar podamos.

Su 'dedocracia' puso de títere sucesorio a Mariano Rajoy Brey, el que si pierde los apuntes no sabe responder a la interrogación más sencilla e inocente acerca de 'su' ¿programa electoral?

Poco ha transcurrido desde que España se tiñó casi toda ella de azul. Fue el 22 de mayo. La consigna es hacer poco para no espantar a la 'clientela' necesitada de un cambio en los haceres de la política española. Hay que reservarse para después de las Elecciones Generales. Entonces seremos los amos y ya solucionaremos lo del 'puto duro' de la condesa consuerte, tan fina ella.

Pero sucede lo mismito que con el dinero y el amor. No pueden estar ocultos.

La Comunidad Valenciana una vez más es ejemplar. En Valencia su alcaldesa, Rita (la de '¿el papa sabe lo tuyo?'), en sus veinte añitos de mandato, de la manita de Cotino -el opusdeista- y Camps, el curita, ha consolidado la 'comunión política, religiosa y urbanística' entre el ayuntamiento y la jerarquía católica. En la población de Alzira, ante la solicitud de los partidos de la oposición acerca de que no se financie con dinero público a la iglesia católica, el PP en su posición de mando sale en defensa de esta como un-sanjorge-matamoros cualquiera. En la provincia de Castelló, se ha institucionalizado prácticamente la presencia del obispo de Segorbe-Castelló en la inauguración de las distintas infraestructuras o cualesquiera eventos. Y el alcalde de la población de Onda, en la procesión del Corpus no lleva la vara de mando por 'humildad' y por reconocimiento de que 'la máxima autoridad es el Santísimo' y después el sacerdote, por descontado, (Levante-EMV 10/07/2011).

A cambio, y como dios manda, todas las 'presuntas' corruptelas -que son muchas- son perdonadas.

En la misma Valencia el mismito PP llama a la insumisión. El dictamen del Tribunal Supremo acerca del fin del expolio de El Cabañal es desoído. Para eso están otros más altos tribunales a los que vamos a recurrir. 'Lo nuestro es la rapiña...'

Como por culpa de la crisis de Zapatero no tenemos ni un puto duro, Aguirre dixit, es de absoluta necesidad ya el co-pago en Sanidad y privatizar la Educación. Estas cosas no son rentables. Quien pueda que las pague y el que no...pues eso.

Y fuera Educación para la Ciudadanía, que ayuda a pensar. Eso es peligroso. Clases de Religión (católica, claro) para todos. Los corderos de dios no dan problemas.

Ah, y los mandamases del PP deben tener sueldazos millonarios. No vamos a ser como el pueblo, que con garbanzos y patatas tienen suficiente. Las 'clases' siempre han sido las 'clases'. Y siempre habrá ricos y pobres, ¿entendido?

Esta es la nueva prometida por Rajoy y su panda. Mirando al futuro progresista toda ella. Respetuosa con la ciudadanía a más no poder. Y, sobre todo, sin recuerdos de la ‘memoria histórica’ de los ‘cuarenta años de paz’ y su ‘democracia orgánica’.

El PP, su promesa de cambio
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