29 de septiembre de 2010, 16:18
NUEVATRIBUNA.ES - 19.1.2010
La plana mayor del PP ha decidido darse un baño de cariño -nos queremos un huevo- y de unidad -todos juntos, ¡qué bonito!, como diría Camps, para arropar al candidato balear José Ramón Bauzá-, y nada mejor que pasar un fin de semana en el SPA de Mallorca. Isla que, por la cantidad de piratas modernos que alberga, se asemeja a la caribeña isla Tortuga en el siglo XVII, y que junto con Ibiza (la taifa de los Matutes) es uno de los virreinatos del PP donde más visibles han sido los efectos de la corrupción.
Tienen cuentas pendientes con la ley dos expresidentes (Cañellas y Matas), 4 diputados autonómicos, dos de ellos consejeros del Gobierno de Matas, y 14 altos cargos; hay 12 causas penales abiertas y cuatro cargos políticos están en la cárcel: el exdirector general del Territorio del Gobierno de Matas y su director de campaña, y los alcaldes de Andratx y Lluchmajor.
Lo que ocurre en Mallorca desde hace 25 años lleva la impronta de Gabriel Cañellas, Jefe del Gobierno insular desde 1983 hasta 1995, del que dimitió al estar incurso en varios sumarios. Su nombre estuvo asociado al caso Calviá, fue acusado de recibir sobornos en el caso Soller (delito oportunamente prescrito) y está imputado por la financiación irregular de una fundación de su propiedad con fondos del municipio de Andratx. La sombra de Cañellas se prolonga en su sucesor, Jaume Matas, heredero de la red clientelar tejida por el primero, y en su vicepresidenta, Rosa Estarás, que renunció a favor de Bauzá.
El desplazamiento de la plana mayor del PP a la isla ha tratado de neutralizar esa penosa impresión con un lavado de cara para dar un empujón a la candidatura de Bauzá (están muy cerca de la mayoría), dado el deterioro de la alianza del PSOE con Unión Mallorquina por la imputación de su presidenta, la incombustible María Antonia Munar (lleva en política desde 1979), y presidenta también del Parlamento balear, por prevaricación, malversación de fondos públicos y corrupción urbanística en una adjudicación de terrenos.
En el PP han querido aprovechar esta debilidad de sus adversarios, pero sin entrar en el espinoso asunto de la corrupción en las propias filas, que es la principal causa de su actual debilidad. Rajoy admitió que el PP de Baleares lo ha pasado mal, pero que el PP de toda España está con ellos. No quedó claro sin con los corruptos o con quienes les soportan. Y regañó paternalmente a los suyos al indicar que no aceptará malos comportamientos en ninguna parte (ego te absolvo…). En cambio Cospedal se dirigió directamente contra el Gobierno, al que acusó de recortar las libertades y de manipular las instituciones para perseguir al PP.
Parece que el reciente Código de Buenas Prácticas del PP, redactado, curiosamente, por Ana Mato, cuyo marido, Jesús Sepúlveda, tuvo que dimitir como alcalde de Pozuelo por haber recibido de Correa el regalo de un coche Jaguar, autoriza a Rajoy y a Cospedal a impartir doctrina sobre la honradez... de los demás.
Mientras tanto, el caso Gurtel sigue aumentando de tamaño con nuevos flecos (la participación de Orange Market en la organización del XVI Congreso del PP en Valencia, en 2008, viajes privados de varios años, y otra imputación en la Comunidad de Madrid), se conocen nuevos datos de las andanzas del ya ex alcalde de Llíber, José Mas, del PP, que se embolsó casi un millón de euros por la concesión de licencias de construcción y que recibió, a petición propia, el regalo de un coche, un Mercedes de color blanco. Más oscuro es el caso de Polop, en el que la corrupción urbanística fue el móvil del asesinato del alcalde del PP, Alejandro Ponsoda, perpetrado por dos pistoleros checos, a instancias, al menos, de un empresario local y del sucesor de Ponsoda en la alcaldía Juan Cano, que ya fue apartado de las listas en 2003 por sospechas de corrupción.
Quizá todo esto sea agua pasada, y como el Código de Buenas Prácticas se anunció en diciembre, a partir de partir de enero -año nuevo, vida honrada- no debemos de esperar ningún caso más de corrupción en el Partido Popular.
Francisco Javier Vivas - Escritor.
La plana mayor del PP ha decidido darse un baño de cariño -nos queremos un huevo- y de unidad -todos juntos, ¡qué bonito!, como diría Camps, para arropar al candidato balear José Ramón Bauzá-, y nada mejor que pasar un fin de semana en el SPA de Mallorca. Isla que, por la cantidad de piratas modernos que alberga, se asemeja a la caribeña isla Tortuga en el siglo XVII, y que junto con Ibiza (la taifa de los Matutes) es uno de los virreinatos del PP donde más visibles han sido los efectos de la corrupción.
Tienen cuentas pendientes con la ley dos expresidentes (Cañellas y Matas), 4 diputados autonómicos, dos de ellos consejeros del Gobierno de Matas, y 14 altos cargos; hay 12 causas penales abiertas y cuatro cargos políticos están en la cárcel: el exdirector general del Territorio del Gobierno de Matas y su director de campaña, y los alcaldes de Andratx y Lluchmajor.
Lo que ocurre en Mallorca desde hace 25 años lleva la impronta de Gabriel Cañellas, Jefe del Gobierno insular desde 1983 hasta 1995, del que dimitió al estar incurso en varios sumarios. Su nombre estuvo asociado al caso Calviá, fue acusado de recibir sobornos en el caso Soller (delito oportunamente prescrito) y está imputado por la financiación irregular de una fundación de su propiedad con fondos del municipio de Andratx. La sombra de Cañellas se prolonga en su sucesor, Jaume Matas, heredero de la red clientelar tejida por el primero, y en su vicepresidenta, Rosa Estarás, que renunció a favor de Bauzá.
El desplazamiento de la plana mayor del PP a la isla ha tratado de neutralizar esa penosa impresión con un lavado de cara para dar un empujón a la candidatura de Bauzá (están muy cerca de la mayoría), dado el deterioro de la alianza del PSOE con Unión Mallorquina por la imputación de su presidenta, la incombustible María Antonia Munar (lleva en política desde 1979), y presidenta también del Parlamento balear, por prevaricación, malversación de fondos públicos y corrupción urbanística en una adjudicación de terrenos.
En el PP han querido aprovechar esta debilidad de sus adversarios, pero sin entrar en el espinoso asunto de la corrupción en las propias filas, que es la principal causa de su actual debilidad. Rajoy admitió que el PP de Baleares lo ha pasado mal, pero que el PP de toda España está con ellos. No quedó claro sin con los corruptos o con quienes les soportan. Y regañó paternalmente a los suyos al indicar que no aceptará malos comportamientos en ninguna parte (ego te absolvo…). En cambio Cospedal se dirigió directamente contra el Gobierno, al que acusó de recortar las libertades y de manipular las instituciones para perseguir al PP.
Parece que el reciente Código de Buenas Prácticas del PP, redactado, curiosamente, por Ana Mato, cuyo marido, Jesús Sepúlveda, tuvo que dimitir como alcalde de Pozuelo por haber recibido de Correa el regalo de un coche Jaguar, autoriza a Rajoy y a Cospedal a impartir doctrina sobre la honradez... de los demás.
Mientras tanto, el caso Gurtel sigue aumentando de tamaño con nuevos flecos (la participación de Orange Market en la organización del XVI Congreso del PP en Valencia, en 2008, viajes privados de varios años, y otra imputación en la Comunidad de Madrid), se conocen nuevos datos de las andanzas del ya ex alcalde de Llíber, José Mas, del PP, que se embolsó casi un millón de euros por la concesión de licencias de construcción y que recibió, a petición propia, el regalo de un coche, un Mercedes de color blanco. Más oscuro es el caso de Polop, en el que la corrupción urbanística fue el móvil del asesinato del alcalde del PP, Alejandro Ponsoda, perpetrado por dos pistoleros checos, a instancias, al menos, de un empresario local y del sucesor de Ponsoda en la alcaldía Juan Cano, que ya fue apartado de las listas en 2003 por sospechas de corrupción.
Quizá todo esto sea agua pasada, y como el Código de Buenas Prácticas se anunció en diciembre, a partir de partir de enero -año nuevo, vida honrada- no debemos de esperar ningún caso más de corrupción en el Partido Popular.
Francisco Javier Vivas - Escritor.