jueves. 28.03.2024

El patriota español

El pasado sábado se celebraba en Paris el 223 aniversario de la toma de la Bastilla. La conmemoración de la Revolución francesa ha dejado jugosos apuntes sobre el tapete. Durante la jornada, el presidente de la República y los miembros de su gabinete insistieron en una constante: "L'esprit de Patriotisme économique".

El pasado sábado se celebraba en Paris el 223 aniversario de la toma de la Bastilla. La conmemoración de la Revolución francesa ha dejado jugosos apuntes sobre el tapete. Durante la jornada, el presidente de la República y los miembros de su gabinete insistieron en una constante: "L'esprit de Patriotisme économique". El mensaje, repetido con firmeza, ha sido relegado en España en favor de un argumento paralelo: "moralizar la vida pública". Es cierto que se hizo referencia a la expresión "esfuerzo justo" exigida por Hollande, pero resulta todo un síntoma que la prensa española en su conjunto, haya preferido pasar de puntillas por encima de un término tan descriptivo como el de "Patriotismo Económico". Lógicamente, nada tiene que ver el "buen propósito" de moralizar la vida política, (sin duda de urgente aplicación) con la constatación efectiva  del patriotismo económico francés del que hace gala dicho país. En apenas dos meses, Hollande ha eliminado el IVA aplicado por Sarkozy durante su último mandato, ha aprobado un impuesto sobre las grandes fortunas francesas, otro sobre los fondos propios de los bancos franceses, una tasa petrolífera y otra más sobre los dividendos de las grandes empresas francesas. Es sin duda un buen ejemplo de la diferencia entre "practicar" o "fingir" la socialdemocracia.

En España, la batería de medidas para pagar la deuda del sistema, también demuestra estar "a la altura del país": se recorta el gasto social, el sueldo de los cuidadores que atienden las 24 horas a personas dependientes, las prestaciones de los desempleados, se cobran medicamentos... Como se ve, medidas similares a las francesas, medidas de calado; no sólo denotan gran talla política sino que se corresponden con la más pura vitola peninsular. Nadie podrá decir que no son medidas "netamente españolas". ¿Quién dice que ajustar el cinturón al vulgo, no es algo que se haya practicado secularmente en España? ¿Es que alguna vez se ajustaron las cuentas a los Grandes, a los Señores, al obispo o al banquero? ¿Es que tuvieron que salir corriendo en algún tiempo? Históricamente, no es ningún secreto que para el patriota español lo importante nunca fueron "los españoles", sino "España" como Ideal. Siglo tras siglo, cuando los custodios de la Patria  declaraban dirigirse a "los españoles" no hacían otra cosa que dirigirse a aquellos que pensaban como ellos, porque seamos serios, quienes no pensaban igual, nunca fueron... "españoles de verdad".

Lejos del Ideal, Napoleón pensará en "el Estado" como instrumento de "los Ciudadanos". El emperador siempre estuvo más cerca de Aristóteles (por consiguiente del embrión marxista) que de Platón. Aristóteles, más que perseguir el Ideal (platónico) o una metafísica de la moralidad, buscó la praxis humana que la hiciera efectiva. Así, mientras el maestro desarrollaba una filosofía moral respecto a "qué es la virtud", el discípulo perseguirá la puesta en práctica de lo que ello significaba; es decir, de "cómo ser bueno". De manera que lejos de un aristotelismo español; retratado el sonrojante consenso socialdemócrata respecto a la construcción de la eurocasa de los horrores neoliberal, y a la espera de una nueva Revolución que desaloje la impostura política y la dictadura financiera, a España le queda la sabia dirección de quienes siempre la gobernaron: los españoles platónicos; los que nunca tuvieron que huir; los que manejan y se lo llevan; quienes besan los pies del ídolo y ofrendan en su altar bañado en oro. Aquellos que sólo rinden cuentas de sus pecados en la otra vida. Son los Patriotas de verdad; los que nunca pagan por España.

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