viernes. 29.03.2024

El mundo no es más seguro sin Bin Laden

Conforme vamos teniendo más información de la muerte de Osama bin Laden y aunque las noticias son contradictorias, queda más evidente que el único interés de Estados Unidos era el de hacer desaparecer lo antes posible al fundador de Al Qaeda. Y esto lo han conseguido: lo han matado y en 10 horas han hecho desaparecer su cuerpo. Eso sí, dicen que por el rito musulmán.

Conforme vamos teniendo más información de la muerte de Osama bin Laden y aunque las noticias son contradictorias, queda más evidente que el único interés de Estados Unidos era el de hacer desaparecer lo antes posible al fundador de Al Qaeda. Y esto lo han conseguido: lo han matado y en 10 horas han hecho desaparecer su cuerpo. Eso sí, dicen que por el rito musulmán.

La muerte de Bin Laden es el último episodio de la campaña que emprendió EEUU contra los responsables de los brutales atentados del 11-S, campaña que comenzó con la invasión de Afganistán y siguió con la detención indiscriminada de musulmanes, torturas, encarcelamiento sin juicio en Guantánamo… y está en sintonía con todos los anteriores: intervienen con comandos en otro país (parece ser que sin información a su gobierno), y matan a su enemigo nº 1 estando desarmado (¿qué resistencia podía poner desarmado ante las fuerzas de élite americanas?) Todo para satisfacer su sed de venganza, para demostrar que la primera potencia mundial no tiene límites en la persecución de sus enemigos.

En la actualidad, una vez limitada la amenaza de consolidación del fundamentalismo islámico por las revoluciones iniciadas en los países árabes, el mayor peligro que representa Al Qaeda es el de servir de paraguas, de franquicia, a los numerosos núcleos integristas que operan por el mundo y no está nada claro que la muerte de Bin Laden (en la práctica ya desaparecido) ayude a combatirlos.

La muerte de Bin Laden no hace más seguro al mundo, es más, la forma de matarlo lo hace más inseguro no solo por la posible reacción de algunos de sus seguidores, sino porque, los Estados Unidos de América, con la bendición de Obama y del Fiscal General, han demostrado una vez más la falta de respeto por los derechos humanos, que en sus guerras todo vale.

El aplauso de la mayoría de Gobiernos occidentales y los jóvenes americanos festejando la muerte de Bin Laden, demuestran la aceptación del terrorismo de estado practicado por la administración Obama (buena forma de honrar el premio Nobel de la Paz), pero no son un motivo de alegría, sino de honda preocupación. Si esos son los valores que predominan, incierto futuro nos espera.

El mundo no es más seguro sin Bin Laden
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