jueves. 28.03.2024

El mundo en el bolsillo

Una de las noticias tecnológicas más destacada a lo largo de 2012 ha sido el desbancamiento de los ordenadores personales a manos de tabletas y móviles de pantalla grande. No siempre las noticias que destacan los medios son relevantes, en este caso creo que esta lo es y además tiene consecuencias. La principal se refiere a la portabilidad del mundo.

Una de las noticias tecnológicas más destacada a lo largo de 2012 ha sido el desbancamiento de los ordenadores personales a manos de tabletas y móviles de pantalla grande. No siempre las noticias que destacan los medios son relevantes, en este caso creo que esta lo es y además tiene consecuencias.

La principal se refiere a la portabilidad del mundo. De repente, el “progreso” parece consistir en ir acompañados del mundo, de un lado para otro con menos peso y más espacio. El mundo ha dejado de ser una carga.

Esto va a producir sin ninguna duda una notable mejoría en la salud física del conjunto de la población ¿Pero, y para la salud mental? ¿No será excesivo meter el mundo en el bolsillo sin esperar que no tenga graves consecuencias?

No hace tanto tiempo el ideal de vida en las sociedades desarrolladas era desconectar. Cuantas veces no hemos dicho, casi como una muletilla, me voy unos días a ver si desconecto. Y de repente lo que todo el mundo quiere es estar conectado. No lo entiendo.

Entendía mejor desconectar porque me transmitía la idea de que no era un acto mecánico, más bien era todo lo contrario, un acto voluntario para poder comunicarse. Desconectar significaba escuchar a tu pareja, jugar con tus hijos, mirar el mar, dormitar, aburrirse. Qué sé yo.

¿Qué ha pasado para que de repente tanta gente prefiera estar conectada a comunicarse? o ¿Es que quizá empiece a confundirse? Sería deseable reaccionar y hacer un pequeño esfuerzo para que no se confirmaran los pronósticos más negros de Mcluhan que anticipando el tránsito a la era global, además de afirmar que el medio era el mensaje, pronosticó que las nuevas tecnologías podían ser consideradas como prolongaciones de nuestro cuerpo y nuestros sentidos.

Me entristece subir al tren o al metro y ver a la mitad del vagón en una carrera enfebrecida de pulgares aparentando que se comunican con su interlocutor. Lo vivo como una gran simulación. O advertir como progresivamente las maquinas se apoderan con desfachatez de todos los ámbitos de relación humana, hasta de los más íntimos. El “mundo de bolsillo” preside y marca los tiempos de cualquier reunión familiar o de amigos. Resulta heroico prestar atención a un vecino, un compañero, un tendero sin que te invada cada dos por tres el soniquete de un nuevo mensaje que rompe la armonía de cualquier conversación.

Ojala la única pregunta que hubiera que responder fuera si las TICS han significado un avance en la democratización de la cultura, no habría ningún problema la respuesta es “SÍ”, los problemas aparecen con la pregunta siguiente, ¿la deriva de su utilización, puede inmediatamente después de democratizarla destruirla? La respuesta es, también.

Si la cultura es un fenómeno total, un conjunto de elementos que proveen de una visión del mundo a las personas que la comparten, orientando sus conocimientos, sus prácticas y sus actitudes, que sería de Ella sin la imaginación. La imaginación está en la esencia de cualquier cultura desde el origen, es una fuente primordial de identidad, la única manera de pensar la trascendencia de combatir la idea insoportable de la muerte.

Al ritmo que vamos ¿Cuánta imaginación nos quedará cuando hayamos descargado todas las aplicaciones que la memoria de nuestro iPad pueda almacenar? ¿Cuánto tiempo para pensar sin rumbo cierto después de haber recibido y contestado una tanda interminable de mensajes que son siempre el mismo mensaje?

Merece la pena dejar que los pulgares descansen y pensar sobre ello.

No es necesario empaquetar el mundo y llevárnoslo a todas partes, sencillamente porque como dijo Ortega de manera emocionante, el mundo no es algo externo a nosotros sobre lo que tenemos que pensar, el mundo somos nosotros.

Feliz 2013.

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