jueves. 28.03.2024

El Monte de El Pardo no se toca

NUEVATRIBUNA.ES - 27.4.2009De nuevo el Monte de El Pardo está en el candelero. Otra vez la amenaza se cierne sobre el ejemplar de bosque mediterráneo autóctono mejor conservado de Europa.
NUEVATRIBUNA.ES - 27.4.2009

De nuevo el Monte de El Pardo está en el candelero. Otra vez la amenaza se cierne sobre el ejemplar de bosque mediterráneo autóctono mejor conservado de Europa. Un espacio que debería haber sido Parque Nacional y por ello, contar con la máxima protección legal posible que reclamó en varias resoluciones, aprobadas por unanimidad, la Asamblea de Madrid y no lo es por la miopía política de los sucesivos Gobiernos centrales, que negaron aquella petición a los representantes madrileños. No obstante, desde hace veinte años ha venido manteniéndose el consenso de todas las fuerzas políticas de la Comunidad de Madrid, avalado por los movimientos sociales y los sindicatos, de que el Monte de El Pardo es intocable. Hasta ahora que Esperanza Aguirre ha roto ese consenso y ha convertido en prioritario el cierre de la M – 50 (rebautizada ad hoc M-61) a través de este bosque lo que, como ha manifestado el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, “infringe de forma flagrante la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad que prohíbe destruir el hábitat y alterar las condiciones de este espacio natural”.

Por otra parte, el Ministerio de Fomento tampoco parece mantener la negativa a esta barbaridad con la misma firmeza que hasta ahora. Por eso, quienes hemos luchado desde hace décadas por mantener fuera del Monte de El Pardo las manos de especuladores y políticos irresponsables, hoy nos vemos otra vez abocados a volver a los medios de comunicación, a las instancias institucionales españolas y europeas, a los tribunales y a la calle, si es preciso, para frenar este nuevo intento de destrozar lo que es una seña de identidad irrenunciable de los madrileños y el manantial de aire y agua que hace posible contar con esta maravilla natural a las puertas de una urbe de más de tres millones de habitantes, con graves problemas de contaminación.

No son solamente sus valores naturales únicos, con especies en peligro de extinción como el buitre negro o el águila imperial, con las amplias masas boscosas de encinares que permanecen, por avatares de la historia, tal como eran hace miles de años, sino también su valor social y económico lo que está en juego. Es mucho más rentable a corto, medio y largo plazo e infinitamente más útil para la actual generación y las futuras, conservar las 15.000 hectáreas de El Pardo en su estado actual, que crear una infraestructura, que no va a evitar los millones de horas de tiempo y de toneladas de petróleo, que se consumen en Madrid y su área metropolitana debido al transporte por carretera. Y ello es así porque este espacio es un elemento estructurante del conjunto de la región, un corredor de vida en una de las más concentradas áreas metropolitanas de Europa.

Se argumenta que es posible construir la autopista horadando un túnel, sin afectar a la superficie y a su cubierta vegetal, pero eso es inviable. Primero, porque el tipo de suelo, con una base de materiales detríticos de compactación mediana y fácil disgregación, cubierta en muchos lugares por otros materiales arrastrados por los ríos es muy vulnerable 1, no permitiría una verdadera perforación en la mayor parte de su trazado y se transformaría en una gran zanja a cielo abierto. Segundo, porque habría que construir salidas de emergencia y respiraderos a lo largo de diez kilómetros; en los lugares próximos a su entrada y salida, se realizarían las instalaciones típicas de estos túneles, de alto impacto ambiental y, en todo caso, se causarían graves trastornos a la dinámica de las aguas subterráneas. El daño causado a un ecosistema tan sumamente delicado como este, sería el principio de su fin, que vendría dado, en mejores tiempos para los negocios, por una gran presión inmobiliaria, como ya sufrió en el pasado.

Por ello debemos reclamar la vuelta al acuerdo político e institucional y dejar claro que el Monte de El Pardo no se toca, por nosotros y por un futuro sostenible para nuestros hijos.

Pedro Díez Olazábal participó en la fundación del Sindicato de Enseñanza de CC.OO. Es licenciado en Geografía e Historia y ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales. Ha desempeñado los cargos de Alcalde de Arganda del Rey, diputado de la Asamblea de Madrid y Vicepresidente Tercero, portavoz en la Comisión de Medio Ambiente y Presidente de la Asamblea de Madrid.

El Monte de El Pardo no se toca
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