jueves. 25.04.2024

El lock out

Los viejos sindicalistas conocen la diferencia entre las huelgas de trabajadores y los cierres patronales definidos por el término inglés lock out (cerrar y dejar fuera a los asalariados), a los que recurrieron con harta frecuencia las empresas norteamericanas en los años veinte y treinta, en sus enfrentamientos con el movimiento obrero.
Los viejos sindicalistas conocen la diferencia entre las huelgas de trabajadores y los cierres patronales definidos por el término inglés lock out (cerrar y dejar fuera a los asalariados), a los que recurrieron con harta frecuencia las empresas norteamericanas en los años veinte y treinta, en sus enfrentamientos con el movimiento obrero.

Los paros convocados estos días por las asociaciones patronales Fenadismer y Confedetrans caben en esa tipificación, pero hay que preguntarse contra quién se realiza esta mal llamada huelga de transportes.

Guardo mal recuerdo de las huelgas de camioneros, término que parece referirse a los asalariados pero que encubre a patronos y autopatronos, porque dos muy sonadas, en Chile en 1972 y en Argentina en 1976, formaron parte de los planes de desestabilización de la derecha que precedieron a los golpes de Estado de 1973, en Chile, y de 1976, en Argentina, que instauraron dos de las más sangrientas dictaduras de América.

No es este el caso, afortunadamente, y no sabemos si existe alguna intención política en los convocantes, pero de momento beneficia al Partido Popular, que está que se relame pidiendo al Gobierno (que parece dormido desde hace rato) que ponga orden. La situación es paradójica, porque los camioneros, que sufren directamente el continuo ascenso del precio del combustible, arremeten contra el Gobierno para forzarle a resolverles la papeleta, pero no se manifiestan delante de la sede del Partido Popular, defensor de la guerra contra Irak, que es una de las causas de la subida del precio del petróleo. Acordémonos del descenso de unos céntimos en el precio del barril cuando estaba a 32 dólares, que la señora Palacio nos presentaba como una de las ventajas de haber invadido Irak. Bueno, pues ésta es una de las consecuencias de aquella locura y del aumento del precio del grano, que ahora se utiliza en la producción de biocombustibles para escapar a los astronómicos precios del barril de brent.

Algunas reclamaciones de los camioneros pueden ser discutidas y negociadas, pero lo que no se puede admitir es que con sus acciones perjudiquen a otros, trabajadores y consumidores especialmente. Y con esto vamos a los destinatarios de los paros, que son, somos, todos los demás. Un portavoz de una de las asociaciones convocantes de los paros decía hace pocos días que pretendían paralizar el país, y para conseguirlo se han propuesto bloquear las carreteras. O sea, que este lock out va contra todos los que no estamos asociados a Fenadismer y Confedetrans, tengamos o no que ver con el transporte. Excesiva pretensión de unas asociaciones que sólo representan el 20% del transporte por carretera, que, esa es otra, en España es imprescindible dado el escaso papel que desempeña el ferrocarril en el transporte de mercancías.

El lock out
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