jueves. 28.03.2024

El jueves 29, Huelga General

Empezaré diciendo que no estoy viendo a los sindicatos, con la tensión necesaria y multiplicando esfuerzos, para explicarles a los jóvenes, a los estudiantes y a la ciudadanía en general, mediante charlas y todo tipo de actos públicos, lo que está en juego con esta Reforma Laboral que el gobierno del Partido Popular ha llevado al Congreso para su debate y aprobación.

Empezaré diciendo que no estoy viendo a los sindicatos, con la tensión necesaria y multiplicando esfuerzos, para explicarles a los jóvenes, a los estudiantes y a la ciudadanía en general, mediante charlas y todo tipo de actos públicos, lo que está en juego con esta Reforma Laboral que el gobierno del Partido Popular ha llevado al Congreso para su debate y aprobación.

Les decía la semana pasada, que la reforma suponía desmantelar el Estatuto de los Trabajadores, la ley que sirvió para regular las relaciones laborales en España, desde el día siguiente a un 14 de Marzo de 1980 en el que fuera publicada en el Boletín Oficial del Estado. Muchos entonces la vimos corta, y nos pareció que dejaba bastantes “pelos en la gatera”, pero fue sin duda el mayor consenso que se pudo alcanzar.

En su aprobación, se hacía hincapié hasta en doce de los artículos de la Constitución Española que había sido recientemente refrendada por aquellas fechas por el conjunto de los ciudadanos. Y fue la ley que hizo que las relaciones entre empresarios y trabajadores, pasaran de la “jungla” al entendimiento y a la fuerza del acuerdo.

Hoy el Partido Popular, encomendándose solo al sector más ultramontano del empresariado, hace saltar por los aires ese consenso. Con su reforma laboral pierde fuerza la negociación colectiva y se reduce la eficacia de la misma para los trabajadores, especialmente para los de la pequeña y mediana empresa, donde la fuerte desventaja que existía, antes era subsanada por dos vías: una, la eficacia de los convenios de rama o de sector que era aplicable a esos trabajadores; y otra, lo que la legislación protegía como derecho necesario, y que ningún contrato podía soslayar por mucho que adujera el empresario que había sido firmado por el trabajador en cuestión.

Con la reforma del PP, muchos de estos trabajadores van a quedar sin cobertura de ningún convenio y obligados a aceptar las condiciones que un acuerdo, “en clara inferioridad de condiciones”, les prepare el empresario de turno. Y esto combinado con la posibilidad que abre también la reforma, de contratar por un año y despedir con cero euros de indemnización, en sucesión permanente de contratos. Lo que deja a todos estos trabajadores en la más pura y dura indefensión.

A la vez, en otro apartado, se reduce drásticamente la indemnización general por despido improcedente. Si, digan lo que digan los tribunales, o a pesar de que entiendan que no hay causa de despido, y lo que es más grave, en contra de lo que ha venido siendo el criterio del propio Tribunal Constitucional recogido en varias sentencias, donde ha venido señalando que no cabe el despido sin causa, y que por ello, por ser un despido arbitrario la ley obligaba a una mayor indemnización.

Con todo esto y más pretende acabar la Reforma Laboral del gobierno del Partido Popular. Con todo esto y, lo busque o no, con treinta años de relaciones laborales y de negociación colectiva.

Con un cinismo que asusta, están poniendo en entredicho toda una serie de artículos de la propia Constitución Española: desde el artículo 1 al 131. Y de forma muy especial en lo que afecta al Estado Social Democrático de Derecho, al art. 28 sobre Derecho de Huelga y de Libertad Sindical, o el art. 35 Derecho al Trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades…, y donde en el punto dos de este mismo artículo se hace referencia al Estatuto de los Trabajadores que regulará las relaciones laborales…O el propio artículo 37 de la Constitución donde se garantiza el derecho a la negociación colectiva y la fuerza vinculante de los convenios que ahora el PP hace saltar por los aires con su reforma.

Son muchas razones y de peso suficiente para la movilización del día 29. Amén y sin menos cabo de que se elaboren los recursos constitucionales precisos y oportunos, y de que se demande informe a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para que declare la reforma contraria a sus recomendaciones, como ya hiciera con la “pretendida ley de nuevos empleos” que aprobó el presidente francés Sarkozy en 2005 y luego derogó en el 2008 tras el informe de reprobación de la OIT.

Por eso es importante lograr una gran movilización que sirva para parar este despropósito y esta agresión sin precedentes.

El jueves 29, Huelga General
Comentarios