viernes. 29.03.2024

El Inspector que fumaba demasiado

Soldado: "General, ¿no se da cuenta de que estamos disparando a nuestros hombres?". General Groucho: "Tome un dólar y guarde el secreto".Groucho Marx). Otto Dix.

Soldado: "General, ¿no se da cuenta de que estamos disparando a nuestros hombres?". General Groucho: "Tome un dólar y guarde el secreto".Groucho Marx). Otto Dix. Los Jugadores de Cartas(1920)         


Al final de la representación de una nueva versión del Inspector de Nicolài Gogol, el actor Gonzalo de Castro, en su papel de Alcalde burlado por el pícaro Jièstakov, increpa a los descojonados espectadores: “¿de qué os reís?, al primer cómico que entre en mi pueblo lo mato”. Puede que más de uno de los invitados al estreno del Centro Dramático Nacional  -entre los que abundaban miembros de la nomenklatura de la corte de Aguirre, Botella and Wert- se removiese inquieto en su asiento y forzase una sonrisa incómoda para fingir que la obra -que Gogol estrenó en 1836- es una simpática farsa que nada tiene que ver con ellos, ni nuestro tiempo. Pero, la sátira de Gogol es de una actualidad asombrosa ya que trata sobre la codicia, la corrupción y la ordinariez de las autoridades y caciques de un remoto pueblo de Rusia que, por obra y gracia del malentendido que provoca la llegada de un tarambana foráneo -al que confunden accidentalmente con un Inspector que debe llegar al pueblo para controlar las finanzas públicas- se desata el cómico pánico de un abigarrado mosaico de políticos, banqueros, comerciantes, policías y burócratas. La grotesca sucesión de escenas y personajes venales que pretenden ganarse al supuesto Inspector (que es un aprovechado truhán) mediante todo tipo de cohechos y sobornos para que mantenga tapado el habitual saqueo del patrimonio público, resulta familiar y cercana. ¡Veremos lo que pasa con el tropel de Inspectores que, dios mediante, caerán como buitres sobre las confusas cuentas del protectorado español¡

El mutis por el foro del petit Napoleón ha liquidado de un plumazo el antiguo directorio europeo de los siameses Mercozy y ha concentrado el mando en frau Merkell. La metamorfosis de los famosos siameses en una única frau Merkell que todo lo manda, es un prodigio que los tiempos no conocían desde que el kafkiano Gregorio Samsa se metamorfoseó en cucaracha en la Praga de principios del sigloXX. En la última cumbre de la casta dirigente europea Merkel -como cónsul único- ha impuesto su Triple Nein: no a los eurobonos, no a las políticas de crecimiento que supongan endeudamiento y no a que el BCE sea un prestatario de último recurso.

Es decir, el dinero público de países deudores (los PIGS, como llaman los lacayos de la City y Wall Street a los países más golpeados por la Gran Estafa) sólo debe emplearse en devolver la pasta gansa que han prestado los bancos del norte rico para cebar -sobre todo- la burbuja inmobiliaria, la expansión de los “nuevos conquistadores” en América Latina y para comprar a tutiplén “made in Germany”. Con lo que sobre, allá se las compongan, aunque esto signifique paro, pobreza y destrucción de los derechos sociales ( y mañana no podamos comprar sus exportaciones ya que ,como dice Krugman, su superavit es nuestro déficit).
El brutal suplicio del llamado ajuste presupuestario que asuela a la Europa medio pensionista es -nada más y nada menos- un golpe de mano perpetrado contra el contrato social pactado trabajosamente después de la II Guerra Mundial y contra la propia existencia de la UE. El capitalismo financiero -tras el estallido de la madre de todas las burbujas- ha reventado la caja del estado social y , con el botín de la sanidad, de las pensiones y de la enseñanza, hace fluir ingentes riquezas por las arterias de los presupuestos públicos hacia el corazón de las minorías plutocráticas que en el mundo son (ese 0´1% que acumula más y más riqueza en una incesante vampirización de los más pobres ).

La nueva serie de carísimas cumbres del G-8, la OTAN, Consejo Europeo, BM y demás actos de liturgia mayor oficiada por los papas ,cardenales y obispos del poder, con su cohorte de aviones, coches blindados ,guardaespaldas y policías (“¡mucha, mucha policía¡”, cantaba Sabina) evidencian que no son más que exhibiciones de músculos de unos impresentables amos del universo, que sólo paren pequeños ratones incapaces  de frenar la crisis que empobrece el mundo y que condena al subdesarrollo, a las epidemias, al hambre, al desempleo, la guerra y la muerte a millones de seres humanos en todos los continentes.
Ni se regula el gansterismo financiero internacional con la Tasa Tobin o la que sea; ni se acomete la intervención de los estados refugio del dinero negro; ni se frena el gasto militar; ni se suprimen las barreras que condenan al intercambio desigual y el saqueo de las materias primas de los países sometidos; ni se establecen medidas que frenen el acelerado deterioro ecológico y medioambiental del mundo; ni, por supuesto, se inmutan ante los 57.000 seres humanos que mueren a diario de hambre a causa de lo que Jean Ziegler denuncia en su estremecedor libro “Destrucción masiva. Geopolítica del hambre” (“La especulación sobre los alimentos básicos, aunque sea legal, es crimen un contra la humanidad que los países democráticos deben impedir”).
A esa gente le importa una mierda todo aquello que no sea servir a los intereses de la oligarquía del dinero. Puede que, a tenor de la deriva de la gobernanza posdemocrática que padecemos, la célebre frase de Karl Marx (“El poder ejecutivo del Estado moderno no es más que un comité de administración de los asuntos comunes de toda la burguesía”), más que una formulación de una ciencia política obsoleta, acabe siendo un lugar común tan habitual como “la verdad es que” con las que inician sus declaraciones los futbolistas o como hablar del tiempo con el vecino en el ascensor.

Toda esa zarandajas de recortes de los viernes de dolores (o Black Fridays que llaman en USA al día que comienzan las rebajas) en que ha devenido cada consejo de ministros, no son mas que ofrendas troceadas (mejor se podría decir titulizadas, como bautizaron los bancos los productos tóxicos con los que estafaron al mundo entero) que serán engullidas por los insaciables caníbales de los mercados. Para general recochineo, la contumacia expoliadora que esgrime el gobierno nos la venden portavoces que evocan al gran Cantinflas explicando, pongamos, por qué le gusta más el enchilado de Oaxaca que los frijoles de Cuernavaca o, mejor aún, por charlatanes de feria que ofrecen “una muñequita andadora y un puñadito de higos” como premio a sus trucadas papeletas.
Así las estelares explicaciones que da el genial De Windows-disfrazado de Chiquito de la Calzada, o al revés- para justificar la plusmarca mundial de reformas bancarias en seis meses (todas ellas definitivas...hasta la próxima bancarrota), o las cifras de donde digo 4.000 mil, dije 11.000 , (según le pille el día o descubra otro pufo bancario) del rescate de Bankia, dirigido por ese monstruo de las finanzas que es Rodrigo Rato (quien lo dude ,que se informe de sus cuentas corrientes y su modestísimo patrimonio particular);  la designación a dedo (¿se suprimió ya la ley que obliga a contratar mediante concursos públicos y transparentes? ) de Inspectores del sistema bancario español a empresas tan fiables como Oliver Wyman (sancionados por no pagar el impuesto de sociedades) y Goldman Sachs (condenada en USA a una multa de 420 millones de euros por engañar a sus clientes).

Excelente, también, la farfolla con estilo borde y aflautado del eximio catedrático Montoro, nominado al premio al ministro que más veces maquilla el presupuesto y el déficit como si fueran una muñeca Barbie Superstar ( al final aquí ni dios va a saber que déficit hay, porque el pollo hace más movimiento con el cubilete de las cifras que un trilero en hora punta); o la magnífica idea de nombrar al tal Beteta para manipular y ocultar déficit o facturas -y lo que sea menester -con la gracia y el estilo con el que lo hacía en la Comunidad de Madrid ( premio a su complicidad en el Tamayazo perpetrado por su jefa Aguirre); o el sainete zarzuelero  sobre qué comunidad autónoma tenía la culpa del déficit oculto, para llegar a la conclusión que en realidad  las cuentas las  tenía él mismo en sus cajones de su despacho( a lo mejor es que el ministro es tan agudo que no se había dado cuenta de que en las comunidades de Madrid; Valencia, Castilla y León y la bella capital del Reino llevan gobernadas por su partido casi desde que los “nacionales” entraron por Orcasitas).

Pero, la estrella sigue siendo el gran MR con su peculiar estilo de contertulio de casino, que  pasea con garbo su donaire por allá dónde se le llama (resulta que él no va a ningún sitio si no lo llaman, dice el caballero), ora dándoselas de celoso guardián de la soberanía del Reino de España (que incluye la amenaza de conquistar Gibraltar y derrocar a Cristina, Morales, Correa y Chávez como se opongan a la Marca España), ora proclamando que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer y los mercados no le hacen ni puto caso (con perdón por la malsonancia) y, por tanto, que vengan los jefes alemanes a hacerse cargo del business directamente o nombrando un Gauleiter, que la cosa está mal, pero que muy mal.

Esto está resultando ser un sindiós, como dice Juan José Millás: “nos pone precio a la sanidad para que siga siendo gratuita/se expulsa de ella a colectivos para que sea universal/se liquidan las leyes laborales para salvaguardar los derechos de los trabajadores/ se penaliza al jubilado y al enfermo para proteger a los colectivos más vulnerables/se amnistía a los grandes delincuentes para mantener el orden público/obedecemos sin rechistar a Merkel para no perder soberanía.” Si el Great Brother de Orwell levantase la cabeza y asistiese al espectáculo que nos ofrecen los medios adictos del gobierno hubiese desechado sus famosas consignas (“La Guerra es la Paz; La Libertad es la Esclavitud; La Ignorancia es la Fuerza”) por anacrónicas y congruentes.
La victoria de Hollande en Francia, la aniquilación del sistema bipartidista en Grecia (amenazada por un nuevo golpe de estado del directorio si no votan como se ordene), el retroceso de Cameron en las municipales británicas ,la crisis de la mayoría gubernamental en Holanda, la derrota de la Merkell en Renania-Weffalia, el retroceso del berlusconismo en Italia son, quizás, piezas incipientes de una reformulación de la política económica, monetaria y fiscal y de la edificación de un New Deal para Europa. Pero, a su vez se puede escuchar cómo, paralelamente, crece la mala hierba del fascismo posdemocrático que se incuba en los chovinismos, la xenofobia, la intolerancia, la antipolítica, el irracionalismo y en la demagogia manipuladora. No se trata sólo del auge de partidos pardos, negros o azules, tipo Le Pen, Wilders, Bosi o los pistoleros griegos de Amanecer Dorado, al fin y al cabo minoritarios, sino que lo alarmante es que esas propuestas neofascistas penetran también en la agenda de los partidos supuestamente democráticos y liberales, como ha podido verse nítidamente en la campaña de Sarkozy en Francia, apelando a los votantes de Le Pen y al petainismo residual (o en España al nacionalcatolicismo de raíz franquista).

¿Qué salida a la crisis política y social se impondrá: la alternativa de una sociedad más igualitaria y en paz o una sociedad fraccionada y presa de la barbarie de los ultranacionalismos identitarios manejados por las oligarquías? Esa misma pregunta se hicieron las generaciones de entre guerras, tal y como recoge magistralmente en sus memorias “El Mundo de Ayer” Stefan Zwieg. Desdichadamente en aquél momento histórico la salida que se impuso fue la guerra, la destrucción y el genocidio. Como en el mito de Sísifo, los europeos parecemos condenados eternamente a arrastrar la condena de elegir dramáticamente entre ambos caminos.

El epítome de la corrupción y la miseria de nuestra casta política es el rutilante  proyecto de Eurovegas en el que el magnate (¿o se dice mangante?) Sheldon Aldenson es el Jiestakov -el Inspector falsario- que va atufando con el humo de sus puros habanos hasta los hospitales privatizados por Aguirre y sus secuaces. Un fétido humo negro de corrupción, cohecho, prevaricación y sobornos en el que se refocilan los patrióticos salva himnos de siempre. Salvo que se confundan con los Inspectores de Merkell y se monte un cristo.

El Inspector que fumaba demasiado
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