jueves. 18.04.2024

El "Granma" de Aguirre

Mientras en la sede de Génova, visto el éxito de Soraya, se prepara el posado de Rajoy en el póster central del ‘Súperpop’ con una camiseta de Andy y Lucas, doña Esperanza sigue a lo suyo. No le perdona a Blesa que le tragara una tarjeta un cajero automático justo en el momento en el que iba a comprar una par de monísimos calcetines. Una afrenta intolerable.

Mientras en la sede de Génova, visto el éxito de Soraya, se prepara el posado de Rajoy en el póster central del ‘Súperpop’ con una camiseta de Andy y Lucas, doña Esperanza sigue a lo suyo. No le perdona a Blesa que le tragara una tarjeta un cajero automático justo en el momento en el que iba a comprar una par de monísimos calcetines. Una afrenta intolerable. Hasta que no consiga que los calendarios de Cajamadrid lleven doce fotos de ella misma con otros tantos disfraces no va a parar. Material hay de sobra. Es curioso que la prima de Zumosol del ultraliberalismo patrio se gaste estos tejemanejes.

Primero, en un ejemplo de su coherencia, cumplió su promesa de privatizar Telemadrid. Eso sí, se ahorró sacarla a concurso y simplemente se quedó con ella por la filosa. Es lo que tiene la libertad de mercado. Va una y compra lo que quiere con el dinero de los demás. Ahora que hasta Granma le dedica a la presidenta un artículo, ciertamente descabellado por un exceso de ron, recordar que las diferencias entre el objetivo diario cubano y la plural televisión madrileña son obvias. El primero te ofrece la previsión meteorológica de Varadero y la segunda, como mucho, llega al puerto de Somosierra.

Por tanto, no seré yo quien defienda un régimen autoritario como tampoco quien me crea que, por llegar al poder a través de las urnas, uno se comporta siempre de acuerdo con las prácticas democráticas. En el primer caso, mucho más execrable, la disidencia se apaga con la represión y la cárcel, en el segundo, nada edificante, se margina con el recordatorio de que se ha ganado por goleada en los colegios electorales como si las mayorías absolutas concedieran razones absolutas. Como si ganar unas elecciones fuese el salvoconducto para hacer durante cuatro años lo que a uno le dé la real gana. No creo necesario, sin embargo, especificar con cual, puestos a elegir, se queda uno. Y eso que me sentaba fenomenal la camiseta del Ché. No hay atajos ni peros para denunciar a los tiranos aunque anden muy enfermos.

Ahora, ya ocupado el cortijo de Telemadrid hace años, el asedio se orienta a una entidad financiera solvente a pesar de que mi capacidad de ahorro es tan escueta que ya no me regalan ni un triste boli. No por ello urdiré venganza alguna. Excuso decir que no me he leído los estatutos de las cajas aunque me hubiera gustado una barbaridad porque deben tener una trama apasionante. Es tan visceral y tan sencillo como que no me fío de doña Esperanza.

Alguna pista ya ha dado su lugarteniente Beteta. Por si no le conocen bien sepan que muchas de sus declaraciones, de tan hilarantes, dejan a la altura de un velatorio los monólogos del Club de la Comedia. Ahora se ha destapado con que si, por ellos fuera, se privatizaban hasta las cajas de polvorones. Y ya saben, con el precedente de Telemadrid, de qué estamos hablando.

Está tan crecida la ‘Aguirre Blues Band’ que hasta el del trombón, pongamos Francisco Granados, se le ha subido a las barbas al presunto jefe. Dice Mariano que estas entidades deberían estar despolitizadas y le responde Paco, hombre campechano por demás, que eso, hoy por hoy, es imposible. O sea que le viene a decir que sabe tanto de cajas de ahorro como su primo del cambio climático. Y entre colleja y colleja, el registrador de la propiedad reconvertido en virtual estadista, repite que él no se va a ir y uno ya no sabe si eso es una noticia o empieza a ser una amenaza. Para la derecha, claro está.

Germán Temprano
Escritor y periodista

El "Granma" de Aguirre
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