miércoles. 24.04.2024

El envilecimiento de los malvados

Son legión. Pelean por el reconocimiento privilegiado de Moncloa. Convierten el debate político en un lodazal. Se dicen periodistas, pero el 20N  empezaron a sentirse propagandistas. Degradan la profesión. Minan la convivencia. Por eso, parafraseando a la activista francesa Madame Roland, cuya vida segó la guillotina, “Nada se puede aceptar de un malvado, so pena de envilecerse”.

Son legión. Pelean por el reconocimiento privilegiado de Moncloa. Convierten el debate político en un lodazal. Se dicen periodistas, pero el 20N  empezaron a sentirse propagandistas. Degradan la profesión. Minan la convivencia. Por eso, parafraseando a la activista francesa Madame Roland, cuya vida segó la guillotina, “Nada se puede aceptar de un malvado, so pena de envilecerse”.

En los últimos tiempos vomitan contra los sindicatos. No informan, calumnian. No opinan, difaman. Viven en un vertedero y escriben lo que respiran. Por eso resulta inútil, en este clima de intoxicación programada, hacer un esfuerzo y participar de la orgía del antisindicalismo con espíritu de comprensión. Hemos de elegir bien nuestras prioridades. El tiempo es escaso y no debe perderse en mirar al dedo. Hay que observar la luna, que de aquí al 29M deberá avanzar hacia la luna llena. Foros y tribunas han de escuchar nuestras ideas y razones. Está en juego  la arquitectura social y laboral que nos dimos en democracia.

También en los medios de comunicación

La derecha ganó las elecciones municipales y autonómicas, y las generales. Alcanzó las mayores cotas de poder institucional que ninguna fuerza política haya logrado nunca en democracia. Y una vez con los mandos del Estado, estrechó aún más los lazos con la Iglesia, anunció el gobierno corporativo de la Justicia acabando con los instrumentos de control democrático, y resulta apabullante su presencia en los medios de comunicación. El miedo y la resignación ganan enteros, los poderes del Estado involucionan, la democracia se evapora. Y todo ello con el concurso decisivo de un denso aparato mediático que, con seguridad, deberá reestructurarse más pronto que tarde. El medio ambiente no puede con tanto hedor. El concierto suena a himno nacional.

Frente a la tormenta conservadora se han alzado numerosas voces, la más potente la del movimiento sindical. CCOO lo repite insistentemente. Combatiremos las políticas injustas, el ataque a los derechos sociales y laborales, la pérdida de calidad democrática. Haremos frente a la resignación y mantendremos vivo el conflicto social con firmaza y talento. La huelga general del 29M no es el final de etapa. Es la primera etapa.

Sabemos de nuestros enemigos, ahora crecidos por el espíritu del 20N. Conocemos su misión. Sufrimos su infamia mediática. Pero su munición no quebrará el proyecto sindical. Hemos peleado en peores plazas, en tiempos de feroz dictadura, en los que buena parte de estos mensajeros hacían gimnasia con el brazo. Nos sobra talento, coraje  y capacidad de propuesta para resistir las embestidas de tanto malvado.

El envilecimiento de los malvados
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