viernes. 26.04.2024

El engaño de Mas y Convergència, entre los intereses y la bandera

Hay quien dice muy acertadamente que Convergencia es un partido que durante los días laborables trabaja como derecha pura y los días de fiesta se hace independentista o soberanista. La realidad lo demuestra. CiU vota de forma permanente, en Barcelona y Madrid, con el PP todos los días y los festivos, en los recreos y fiestas, se dedica a hacer discursos encarnizadamente nacionalistas.

Hay quien dice muy acertadamente que Convergencia es un partido que durante los días laborables trabaja como derecha pura y los días de fiesta se hace independentista o soberanista. La realidad lo demuestra. CiU vota de forma permanente, en Barcelona y Madrid, con el PP todos los días y los festivos, en los recreos y fiestas, se dedica a hacer discursos encarnizadamente nacionalistas.

Convergència y quizá aún más nítidamente, o mejor dicho con menos engaño, Unió, son una coalición de partidos que representan hoy de forma clara los intereses de los sectores más poderosos de Catalunya, es decir son la derecha pura, y ahora incluso dura, del país.

Eso ha sido siempre así pero ahora está mucho más definido. Ya en tiempos de Jordi Pujol y Miquel Roca, CiU eran los representantes en Catalunya, pero de forma más clara en Madrid, de los intereses empresariales y los lobbies económicos y financieros catalanes. Se dedicaban a conseguir favores, con poca publicidad, para esos intereses del gobierno del Estado a cambio del famoso voto de "la gobernabilidad" practicado permanentemente por el grupo parlamentario de la minoría catalana en el Congreso.

Ahora la cosa se hace de forma más clara y nítida, tanto desde el Govern de la Generalitat como en el Congreso, CiU hoy defiende directamente los intereses de la derecha financiera y empresarial, en plena identificación con las corrientes neoliberales que Merkel impulsa en Europa.

A cambio es evidente que la coalición de Artur Mas recibe favores, de todo tipo, por parte de los sectores dominantes de la sociedad catalana, que son una parte de lo que en otros tiempos llamaríamos la oligarquía del conjunto del estado.

Más ha sido un impulsor entusiasta y convencido de los recortes sociales. Y se diría que fundamentalmente lo hace por ideología. Él ya ha denominado a su gobierno como "business friendly", amigo de los negocios, y eso quiere decir que es contrario a un sector público fuerte y partidario del trasvase hacia el sector privado. Quiere reducir el peso de todo lo público. Es decir los recortes, las privatizaciones no son sólo una necesidad derivada de la crisis, como se nos dice, sino un planteamiento claramente ideológico de la nueva Convergència que pretende ajustar y reducir el estado del bienestar y los derechos sociales que los ciudadanos de Catalunya tienen.

Tenemos suficientes ejemplos, CiU es tanto o más defensor que el PP de la Reforma Laboral. Duran Lleida ha sido en los últimos tiempos el más fiel representante de la CEOE, patronal española, él ha sido el primero, antes incluso que Rosell y Guindos, en plantear de forma pública que quizás era hora de limitar el derecho de huelga. Sus declaraciones el 29M, día de la Huelga General, son clarificadoras de su pensamiento "el Gobierno no cambiará esta Reforma laboral y por tanto la huelga fracasará".

Por su parte Mas se proclama el avanzado de los recortes en el estado y no se está de jactarse de serlo. Los dos, CiU y PP, comparten la filosofía de una política fiscal débil y regresiva que beneficia a los que más tienen. Mas, con el apoyo del PP, ha hecho compatible los recortes sociales con eliminación de impuestos que afectaban sólo a los más ricos, como fue el caso del Impuesto de Sucesiones.

La antigua CDC de Jordi Pujol todavía se planteaba un crecimiento mínimamente cohesionado de la sociedad, eso sí desde una perspectiva nacionalista, pero con un toque social. Esto hoy ha desaparecido totalmente del ideario convergente, hasta el punto de poner en cuestión lo que había sido la "niña de los ojos" de Pujol como era la radio y televisión públicas catalanas, uno de los instrumentos de la cohesión pujolista. Ahora CiU ha pactado con el PP las nuevas leyes audiovisuales catalanas, eliminando la pluralidad y dándole al PP la vicepresidencia de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Por su parte, el Gobierno del PP escucha las demandas de Duran y indulta a corruptos de Unió.

En estos momento la mayoría que apoya al gobierno de Artur Mas es el tripartito negro, el tripartito de derechas formado por Convergencia-Unió-PPC. Estos, en el día a día, tanto en el Parlament de Catalunya, en la Diputación de Barcelona, en el Ayuntamiento de Barcelona, y en el Parlamento español, coinciden constantemente en la mayoría de las votaciones. Y no es debido a actuaciones posibilistas de los partidos sino básicamente por un hecho más profundo que es su plena identificación con respecto a los intereses económicos y sociales que ambos representan, defienden y comparten en gran medida.

Podemos poner cuatro ejemplos de la proximidad entre CiU y el PP: a) el mutuo rechazo radical a la Huelga General del 29M, muy diferente fue la posición de Pujol en la última huelga general de su mandato; b) Los resultados electorales de Andalucía y Asturias no han sido muy bien recibidos por la coalición nacionalista ni por sus entornos mediáticos; c) CiU siempre critica de forma más encarnizada a los socialistas que al PP, sin tener en cuenta la realidad de que el PP fue el impulsor de campañas contra Catalunya, como la que supuso la impugnación del Estatuto ante el Constitucional; d) la animadversión hacia la izquierda alternativa ICV-IU a quienes tratan de menospreciar o marginar políticamente, ya que los consideran un adversarios con los que es difícil compadrear.

CiU comparte con el PP intereses económicos de clase, pero esa es una realidad que conviene disimular. De esta manera cada fin de semana y días de fiesta asistimos al espectáculo de rencillas pirotécnicas verbales en torno a declaraciones entre las dos partes que luego durante la semana se olvidan.

Lo vemos con el tema del Pacto Fiscal que es utilizado por CiU como elemento para mantener distraído al personal. Mientras se habla de este tema la gente deja de mirar los recortes continuados del Gobierno. Incluso se intenta, dentro de la tradición victimista de CiU, de presentarlo como la solución de todos los problemas y recortes. El Pacto Fiscal, así en abstracto, significa el poder de la llave sobre los impuestos, pero CiU se guarda mucho de decir qué haría con los impuestos. ¿No será continuar con la política de bajar impuestos a los más ricos como siempre hacen las derechas?

El último "aquelarre" ha sido el del Congreso de CDC, donde hemos oído hablar de "viaje a Itaca" "Estado Propio" y de ser el "Massachussets de una Europa Unida". Es decir abstracciones, referencias a ideales que nunca se pueden conquistar y espectáculo de cara a la galería. Como una revista "Hola" que nos hace olvidar a todos la realidad del día a día de los recortes y las políticas de derechas.

Mientras la realidad es bien distinta, Mas disputa a Aguirre ver quién se lleva la "mafia" de Eurovegas a casa (es decir el objetivo de Mas parece que no es ser Massachussets sino Nevada).

Mas y CDC saben, cómo lo sabe Duran Lleida y Unión, este último de forma más consecuente, que el independentismo no casa con los intereses que dan apoyo a CiU. Si algo no quieren los Godó (La Vanguardia), Fainé y Nin (La Caixa), Lara (Planeta), Rosell (CEOE-Fomento), Oliu (Banco Sabadell), Brufau (Repsol), la gente del grupo catalán del Instituto Empresa Familiar, y los otros poderosos catalanes es ninguna independencia ni cosas raras, los negocios pasan por España y por mantener todo en orden, su orden claro está.

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