jueves. 25.04.2024

El desierto de Tánger

Vivimos en el mundo de los estereotipos. Esta frase bien podría definir el siglo XXI, todo ello a pesar de estar en un mundo cada día más interconectado gracias a las nuevas tecnologías y la revolución 2.0. Sin embargo, los estereotipos mantienen su protagonismo ocupando los titulares de muchos medios de (des) información, manteniéndose en boca de individuos que se dejan llevar por lo exótico sin conocer las realidades y los contextos.

Vivimos en el mundo de los estereotipos. Esta frase bien podría definir el siglo XXI, todo ello a pesar de estar en un mundo cada día más interconectado gracias a las nuevas tecnologías y la revolución 2.0. Sin embargo, los estereotipos mantienen su protagonismo ocupando los titulares de muchos medios de (des) información, manteniéndose en boca de individuos que se dejan llevar por lo exótico sin conocer las realidades y los contextos. Esta situación adquiere una especial importancia cuando se trata de hablar de algún tema relacionado con el otro lado del mediterráneo: el mundo árabe, África, o en ultima instancia Oriente.

Ya lo había dejado claro el maestro Edward Said en su obra “El Orientalismo”, una noción creada de forma consciente como un espacio que en la actualidad cubre todas las esferas existentes, basado en una ignorancia construida y sostenida por Occidente. Esta construcción se refiere a Oriente como “lo otro”, “lo desconocido”, “lo exótico”. En definitiva una imagen alimentada a lo largo de la historia gracias al eurocentrismo y recientemente nutrida con la categorización abiertamente racista del colonialismo.

En este sentido, para nuestro país vecino España, Marruecos es un producto que en muchas ocasiones se vende muy bien en términos de prejuicios. La historia de ambos países ha estado estrechamente ligada tanto para lo bueno como para lo malo. Y a pesar de ser más que vecinos y hermanos compartiendo muchas tradiciones y un pasado común, la ignorancia no es ajena cuando se trata de acercarnos al país norteafricano. Hoy le tocó al Barcelona FC que en su video que anuncia la gira de pretemporada de este año – el Barça Toons (la animación del equipo) – se ha referido a la ciudad de Tánger (ciudad situada en un lugar estratégico entre el Mediterráneo y el Atlántico: puerta entre África y Europa) como ciudad caracterizada por el desierto saharaoui. Lo que se le escapa a los realizadores del Barça Toons es que esta ciudad se encuentra a nada mas y nada menos que 1500km del Aaiun (Sahara). Una ciudad popularmente conocida a nivel internacional como lo es Tánger, escapando al protectorado español durante la época colonial, siendo refugio y lugar de encuentro de artistas de renombre, y que en la actualidad juega un papel estratégico en el desarrollo económico, comercial y tecnológico del norte de Marruecos.

Quisiera pecar de ingenua y pensar que la campaña del Barça lo que ha querido es llamar la atención trayendo precisamente los típicos estereotipos, pero mi experiencia en el mundo me convence de que en realidad es otro de los miles de prejuicios que se tiene en el imaginario de Occidente. Prejuicios que denotan lo ignorante que se puede llegar a ser, incluso desde esferas tan cualificadas como el fútbol.

A pesar de ello (y de ser madridista) le doy la bienvenida a los culés a mi ciudad esperando y deseando que tengan una bonita estancia. Que disfruten del sol, de la playa (lo único que les podría recordar al Sahara por su fina arena), de la Gruta de Hércules, del Cabo Espartel, de la Medina y su Kasbah, de los bares, pubs y discotecas de la ciudad, de su gente que aunque no todos sean tan modernos la plena mayoría habla español, francés y árabe y os atenderán con mucha hospitalidad. Después de todo, Tánger conserva y seguirá conservando su legado cosmopolita. Como dijo Eugene Delacroix “vengo de recorrer la ciudad, ahora soy como ese hombre que sueña y ve cosas temiendo que se le escapen”. Espero que al Barça en lo meramente futbolístico no menosprecie a su rival y se sorprenda al jugar contra el RAJA DE CASABLANCA (equipo que recordemos jugó con el Real Madrid en el Mundial de Clubes del año 2000) y no se le escape el partido.

El desierto de Tánger
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