viernes. 19.04.2024

El camino a la democracia

nuevatribuna.es | 24.01.2011Nadie podría haberse creído hace unos días que una dictadura como la ejercida por el presidente Ben Ali en Túnez, pudiera ser puesta en cuestión por el detonante de un joven de 26 años que, desesperado, decidió quemarse a lo bonzo.

nuevatribuna.es | 24.01.2011

Nadie podría haberse creído hace unos días que una dictadura como la ejercida por el presidente Ben Ali en Túnez, pudiera ser puesta en cuestión por el detonante de un joven de 26 años que, desesperado, decidió quemarse a lo bonzo. Pero es lo que ha sucedido tras el hecho producido el pasado día 17 de Diciembre, cuando este licenciado informático que vendía verduras para sobrevivir, decidió que su vida no le valía la pena.

A partir de este drama las movilizaciones se sucedieron y los ciudadanos de Túnez decidieron que no tenían nada que perder y que era el momento de plantarle cara a la dictadura que viene exprimiéndoles desde hace veintitrés años.

El hecho tiene importantes lecciones y consecuencias que merece la pena tener en cuenta.

En primer lugar, es excepcional que una dictadura árabe, donde a pesar de los petrodólares mantienen al 40% de sus poblaciones por debajo del índice de pobreza, caiga con esta rapidez. Y en segundo lugar, es una lección que merece la pena reflexionar, por parte de los países europeos en particular y de los democráticos en general, donde siempre se está contemporizando con estas dictaduras por aquello de que, teóricamente, preservan de no se qué mal mayor.

Egipto, Arabia, Argel o Marruecos, solo serían el principio de una larga lista de países en los que corrupción y dictadura van de la mano.

Para todos ellos lo que ocurra finalmente en Túnez tiene una gran importancia. Es o puede ser, la demostración de que estas dictaduras, cuando les pierden el miedo, resultan tener los pies de barro. Porque es tanta su voracidad y ambición que a la hora de la verdad cuentan con escasos apoyos. En Túnez por ejemplo, solo han contado con una policía política corrupta que ha disparado sin contemplaciones hasta que el ejército ha dicho basta (más de 89 personas muertas por los disparos han sido reconocidas oficialmente).

Ben Ali y su familia han puesto rumbo a Arabia con parte del fruto de su saqueo al País, una tonelada y media de lingotes de oro para endulzar un retiro junto al mar.

Falta por ver como entronca la democracia en Túnez y como se realiza el tránsito desde la dictadura unipersonal derrotada a un sistema homologable, con elecciones libres…, y donde ningún dictadorzuelo pueda obtener el “noventaitantos por ciento” de los votos que tanto les gusta.

Túnez puede ser solo el primero de un largo camino entre los países árabes.

Martín Landa | Sindicalista

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