1 de octubre de 2010, 15:17
NUEVATRIBUNA.ES - 12.2.2010
No, no se trata de su cumpleaños o de los años de su llegada a la presidencia del país surafricano…
Se trata del aniversario de su puesta en libertad, ahora hace veinte años. Fue un once de Febrero de 1990, tras más de 27 años de cárcel.
Por eso es muy importante destacar la enorme calidad humana de este hombre clamando por la reconciliación. Si vemos su trayectoria podemos valorar el temple de su voluntad y su determinación. Fue confinado en 1952, su primera condena, a no salir durante tres años de Johannesburgo. Justo cumplir su condena debe enfrentarse en 1956 al “apartheid” (política que consistió en la creación de siete reservas marginales en las que hacer vivir a los negros) y que traía causa de las políticas de segregación racial de 1948.
Mandela como líder del Congreso Nacional Africano y por su profesión de abogado se enfrentó a la medida y sufrió varios procesos, hasta que en 1962 fue condenado a cinco años de cárcel y sin acabar de cumplir la condena, en 1964, fue condenado a cadena perpetua.
Y sin embargo, a pesar de la persecución de que fue objeto a lo largo de su vida, siempre fue un impulsor convencido de la necesidad de la reconciliación.
Tras más de veinte años de cárcel, renunció a la libertad que le ofrecía el régimen porque la condición era que aceptase el apartheid y fuera a vivir a una de las zonas de segregación racial.
Cuando la comunidad internacional condenó definitivamente la política del apartheid y estableció sanciones y el boicot internacional contra Suráfrica, la necesidad de cambios se fue introduciendo en el entramado empresarial que era quien veía en carne propia los principales efectos del boicot internacional.
Quizás por todo ello, este aniversario que ha saltado a la primera página internacional en la mayor parte de los medios de comunicación, pueda tener diversas lecturas. Pero a mi me interesa destacar la calidad humana y el temple de la persona de Nelson Mandela, que a pesar de la tortura sufrida, de los muchos años (más de 27) de prisión injusta que acumula, nunca renunció a seguir defendiendo una política de reconciliación nacional.
Es sin duda su gran lección al mundo. Es, desde mi criterio, uno de los premios nobel de la paz que con más justicia y argumentos se ha concedido en la historia de los nobel y cuya concesión acaba por prestigiar el propio galardón.
Cuando Nelson Mandela fue elegido presidente en 1994 por una amplísima mayoría cercana al 70%, siguió defendiendo la idea de la reconciliación y la necesidad de hacerlo desde gobiernos de integración, donde cualquier partido que obtenga veinte o más diputados tiene derecho a participar con un miembro en el gobierno.
Es sin duda la grandeza de un hombre noble y bueno, que a pesar de las enormes cicatrices acumuladas a lo largo de su vida, ha sabido mantenerse fiel a si mismo.
Martín Landa - Sindicalista.
No, no se trata de su cumpleaños o de los años de su llegada a la presidencia del país surafricano…
Se trata del aniversario de su puesta en libertad, ahora hace veinte años. Fue un once de Febrero de 1990, tras más de 27 años de cárcel.
Por eso es muy importante destacar la enorme calidad humana de este hombre clamando por la reconciliación. Si vemos su trayectoria podemos valorar el temple de su voluntad y su determinación. Fue confinado en 1952, su primera condena, a no salir durante tres años de Johannesburgo. Justo cumplir su condena debe enfrentarse en 1956 al “apartheid” (política que consistió en la creación de siete reservas marginales en las que hacer vivir a los negros) y que traía causa de las políticas de segregación racial de 1948.
Mandela como líder del Congreso Nacional Africano y por su profesión de abogado se enfrentó a la medida y sufrió varios procesos, hasta que en 1962 fue condenado a cinco años de cárcel y sin acabar de cumplir la condena, en 1964, fue condenado a cadena perpetua.
Y sin embargo, a pesar de la persecución de que fue objeto a lo largo de su vida, siempre fue un impulsor convencido de la necesidad de la reconciliación.
Tras más de veinte años de cárcel, renunció a la libertad que le ofrecía el régimen porque la condición era que aceptase el apartheid y fuera a vivir a una de las zonas de segregación racial.
Cuando la comunidad internacional condenó definitivamente la política del apartheid y estableció sanciones y el boicot internacional contra Suráfrica, la necesidad de cambios se fue introduciendo en el entramado empresarial que era quien veía en carne propia los principales efectos del boicot internacional.
Quizás por todo ello, este aniversario que ha saltado a la primera página internacional en la mayor parte de los medios de comunicación, pueda tener diversas lecturas. Pero a mi me interesa destacar la calidad humana y el temple de la persona de Nelson Mandela, que a pesar de la tortura sufrida, de los muchos años (más de 27) de prisión injusta que acumula, nunca renunció a seguir defendiendo una política de reconciliación nacional.
Es sin duda su gran lección al mundo. Es, desde mi criterio, uno de los premios nobel de la paz que con más justicia y argumentos se ha concedido en la historia de los nobel y cuya concesión acaba por prestigiar el propio galardón.
Cuando Nelson Mandela fue elegido presidente en 1994 por una amplísima mayoría cercana al 70%, siguió defendiendo la idea de la reconciliación y la necesidad de hacerlo desde gobiernos de integración, donde cualquier partido que obtenga veinte o más diputados tiene derecho a participar con un miembro en el gobierno.
Es sin duda la grandeza de un hombre noble y bueno, que a pesar de las enormes cicatrices acumuladas a lo largo de su vida, ha sabido mantenerse fiel a si mismo.
Martín Landa - Sindicalista.