jueves. 25.04.2024

Devastadores de lo público

Lo público está siendo atacado desde el pensamiento neoliberal y quieren desmantelarlo de forma progresiva.

Pareciera que se haya puesto de moda cuestionar lo público. Desde diferentes instituciones nacionales e internacionales se dice que hay que “reducir el sector público”…. como si no fuera suficiente la acumulación de riqueza y aumento de desigualdades que han puesto de manifiesto estudios como el del profesor Piketty, el cual concluye que la parte que se llevan los ricos está aumentando en todos los países desarrollados. Ahora se argumenta que por competitividad, innovación y dinamismo, hay que dejar que la economía privada ocupe el espacio público porque será más rentable que si la que gestiona el Estado..

Lo público está siendo atacado desde el pensamiento neoliberal y quieren desmantelarlo de forma progresiva y, de hecho, algunas privatizaciones se han salvado por sentencias judiciales, como ha ocurrido en el sector sanitario. Sin embargo nadie nos dice con claridad lo qué funciona mal en la economía, en la sociedad y en la política, donde “algo va mal” como nos dejó escrito Tony Judt en su libro-testamento político. Y lo que observamos con temor es ese ataque sistemático al Estado de bienestar.

Se perciben muchas descalificaciones por lo que, como aconseja Mariana Mazzucato, es el momento de defender y proyectar lo público con un plan que entusiasme, que muestre lo que se “debería hacer” para ser más competitivos, más emprendedores de lo público y con iniciativas para salir de la crisis. Porque quienes para salir de la crisis solo aplican políticas de recortes demuestran, en mi opinión, su incapacidad para gobernar lo público. Y hay quien ha llegado a alcanzar su grado máximo de incapacidad, cumpliendo el famoso “principio de incompetencia” de Peter.

Precisamos impulsar conocimiento, creatividad y una visión atrevida e innovadora dirigida al propósito de crear un Estado promotor. Un cambio en la forma de gestionar la Administración para que sus recursos se dirijan a convertir lo público en la plataforma de la nueva reindustrialización. Y toda innovación, desde la cordura, que las aventuras “a lo loco” las dejamos para los inversores de casino, que todavía se presentan en muy diferentes sitios intentando vendernos especulación y humo. Impulsemos el desarrollo tecnológico, economía del medioambiente, investigación en salud, redes de transporte y, esencialmente, en capital humano potenciando los centros de formación y del conocimiento en las universidades públicas. Keynes nos aconsejaba hacer desde lo púbico “aquellas cosas que en la actualidad no se hacen en absoluto”. Internet es un ejemplo clásico en este reto por hacer cosas nuevas que se inician desde lo público.

La Administración pública no debe doblegarse ante los lobbies, cuyos tentáculos pudimos comprobar en el documental ‘Inside Job’ (Dinero Sucio). Y parece una ironía de la vida que se rescate al sector financiero, saltándose el ‘dogma’ del libre mercado, convirtiendo el socialismo en solución para los ricos y dejando las durezas del capitalismo para el resto de la sociedad. Repudio a los que nos quitan lo público, ya sea privatizando o recortando, porque es un ataque al pacto social constitucional, esa esperanza de nuestra sociedad democrática. Impulsemos una sociedad creadora de riqueza para todos, no para unos pocos, y para mantener esa esperanza precisamos lo público.

La sociedad debe mirar lo que se ha hecho bien y lo que se ha hecho mal, porque la política de la esperanza nos dice que la injusticia es temporal y puede superarse. Antes que a los poderosos, una sociedad debe servir a los verdaderos generadores de riqueza: trabajadores, públicos y privados, profesionales, autónomos, pymes, ONG y tantos apoyos anónimos, los cuales desean replantear muchas cosas, pero la primera de éstas es que la riqueza debe estar mejor distribuida. Y para lograrlo hay que defender lo público, que es lo único que nos queda a todos los ciudadanos.

Devastadores de lo público