viernes. 19.04.2024

Despilfarro y descontrol en el Ministerio de Asuntos Exteriores

A mediados de mayo se publicó en el BOE una resolución de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas en la que se acordaba, finiquitando el forcejeo de más de medio año que los sindicatos habían mantenido con el Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) tratando de conseguir los censos electorales, suspender las elecciones sindicales de los trabajadores locales del servicio exterior español “para ahorrar”.

A mediados de mayo se publicó en el BOE una resolución de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas en la que se acordaba, finiquitando el forcejeo de más de medio año que los sindicatos habían mantenido con el Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) tratando de conseguir los censos electorales, suspender las elecciones sindicales de los trabajadores locales del servicio exterior español “para ahorrar”.

En medio del persistente ataque al estado del bienestar, a los servicios públicos y a los derechos sindicales y laborales, la noticia ha pasado desapercibida. Al fin y al cabo apenas afecta a un millar de trabajadores, extranjeros además, dispersos por el mundo, con nulo poder de movilización y escasa repercusión pública.

Si me interesa destacarla y comentarla es porque, en mi opinión, ilustra a las mil maravillas el cinismo y la hipocresía del PP que aprovecha la crisis para minar y deteriorar el sistema democrático y los derechos laborales siguiéndole el juego, en este caso, a los funcionarios de élite del MAE, temerosos de perder sus privilegios.

Después de años pidiendo a los sindicatos sacrificios, hubiese sido un gesto, una contrapartida sin costes, que se hubiese facilitado la celebración de las elecciones sindicales.

Aunque nadie ha explicado cuánto gasto supone celebrar las elecciones sindicales en el exterior podemos asegurar que el ahorro será ridículo. Sobre todo si lo comparamos con los gastos que supuso el viaje a finales de marzo del Ministro de Exteriores a Túnez con 26 periodistas en un Airbus 310, el avión más grande y costoso de la fuerza aérea española. O con los gastos que supuso, nueve meses antes, el intento de Moratinos de conseguir la presidencia de la FAO. El ex ministro fue acompañado a la reunión de Roma por decenas de funcionarios, la embajada organizó una cena de propaganda que costaría más de medio millón de euros, decenas de funcionarios viajaron por el mundo buscando votos. En su fallido intento se gastó varias veces todo el ahorro que había supuesto el recorte salarial anual de los funcionarios de su ministerio con salarios inferiores a los 2000 euros netos.

¿Qué enorme gasto supone celebrar unas elecciones sindicales cuando, por poner el ejemplo de una pequeña embajada, el MAE se gasta en el alquiler de su consulado en Ucrania un millón de euros anuales? ¡Por ese precio en los cuatro años que lleva en funcionamiento se hubiese podido comprar casi cualquier local de Kiev! Es una muestra de los despilfarros reales que hay que recortar en los servicios públicos, máxime cuando el alquiler se estuvo pagando durante año y medio sin que el local pudiese ser utilizado. La chapuza es aun mayor porque uno de sus usos previstos, vivienda del cónsul general, no se pudo poner en práctica por el tipo de contrato firmado.

Así que el ahorro es una vulgar excusa. El MAE ha decidido mantener desreguladas las relaciones laborales en el exterior para que los trabajadores locales sigan siendo los chicos para todo del subsector más impresentable del cuerpo diplomático. Durante mi estancia en el servicio exterior he visto a embajadores usar los coches oficiales, y los choferes, para ir al supermercado los fines de semana o para llevar a sus hijos a la universidad; he visto a diplomáticos llamar a sus secretarias a las 12 de la noche para que les pidiesen un taxi o una pizza; he visto utilizar al personal local para organizar una boda en Granada; he visto exigir jornadas especiales u horas extraordinarias sin retribuirlas; he visto despidos improcedentes y acosos laborales. Y a nadie le parecía extraño.

No soy tan optimista como para pensar que las elecciones sindicales habrían acabado con estos abusos pero sospecho que el MAE sí lo temía y ha decidido prorrogar la indecente situación laboral de los trabajadores locales del exterior. La crisis como pretexto para mantener los privilegios de una pequeña élite y deteriorar los derechos laborales.

El servicio exterior necesita una reforma democrática y esa reforma pasa indudablemente por una mayor transparencia financiera pero también por un marco estable y democrático de relaciones laborales. La lejanía del servicio exterior dificulta el control democrático de su actividad.

Así, en ausencia de un marco regulador claro y estable de relaciones laborales, el caciquismo y el nepotismo tienen el campo abierto. Sólo de esta manera se explica el amedrentamiento del personal local y la arbitrariedad en el establecimiento de horarios, reparto de vacaciones, organización y asignación de tareas, selección de personal, etc.

Pero no son los problemas del personal local los únicos que minan el servicio público exterior. También los sistemas de selección de los funcionarios son claramente endogámicos y deficientes. Por ejemplo, resulta incomprensible que mientras otros profesionales destinados al exterior, como los profesores, tienen que pasar un test psicotécnico que pretende medir su estabilidad emocional para trabajar fuera de España, esas medidas no sean implementadas para los funcionarios que deben representar a su país en ámbitos internacionales. Con un sencillo test se detectarían desequilibrios emocionales, narcisismos o problemas de violencia o alcoholismo.

En cuanto a los empleados públicos del exterior en funciones administrativas, la libre designación es un sistema oscurantista, impropio de un servicio público moderno y facilita todo tipo de compadreos, favoritismos y chantajes. Se desconocen los criterios con los que son seleccionados unos u otros candidatos y se les mantiene en una incertidumbre permanente, sometidos a los caprichos y amedrentamientos de sus superiores, vestidos para la ocasión como “cese de la confianza”

Por último, el corporativismo sigue vivo, escondiendo y amparando comportamientos denunciables. Quizás el ejemplo más llamativo sea la ocupación hace veinte años de la residencia oficial en Miami por parte de su hasta entonces representante. El MAE se vio obligado a ir a juicio para desalojarle pero, una vez conseguido, tras un largo año de enredos jurídicos, el funcionario no fue expulsado de la carrera sino que, a su debido tiempo, acabo siendo ascendido. ¿Con qué autoridad iban a censurarle quienes, en poco tiempo serían destinados al exterior y tendrían que convivir quizás en un mismo destino? Hoy por ti, mañana por mí, mientras ascensos y cobertura de plazas siguen sin ningún tipo de control democrático.

Despilfarro y descontrol en el Ministerio de Asuntos Exteriores
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