jueves. 18.04.2024

Crimen y castigo de ZP

Cuando en mayo del 2010 ZP acató sin rechistar la orden del directorio europeo de sumarse a la horda dorada de “fanáticos del sufrimiento”-como dice Krugman- que propugnan los recortes de las conquistas sociales de nuestro castizo y liliputiense walfare statecomo la Solución Final a la Gran Recesión, muchos percibieron que ese día se había acabado el ciclo de gobierno del bienintencionado social-liberalismo de la

Cuando en mayo del 2010 ZP acató sin rechistar la orden del directorio europeo de sumarse a la horda dorada de “fanáticos del sufrimiento”-como dice Krugman- que propugnan los recortes de las conquistas sociales de nuestro castizo y liliputiense walfare statecomo la Solución Final a la Gran Recesión, muchos percibieron que ese día se había acabado el ciclo de gobierno del bienintencionado social-liberalismo de la ex-socialdemocracia española.

Ese día, de un solo golpe, ZP -en vez de convocar elecciones y transferir la responsabilidad al debate ciudadano- hizo trizas  sus apoyos sociales. Cometió un crimen y recibió su castigo. Así se convirtió en un personaje trágico lleno de dudas metafísicas y éticas como una especie de Raskólnikov, el  torturado personaje del Crimen y Castigo creado por Dostoyevski, que asesinó a una vieja avara para demostrar su superioridad moral y acabó entregando su botín a una pobre y desdichada familia antes de confesar su crimen a la policía y ser desterrado a las blancas estepas de Siberia. Aquí el problema es que ZP mató a la infeliz familia y dejó el oro a la odiosa avara. Pero lo de Siberia vale.

Día sí y día también, ZP nos regalaba los oídos con aquello de que el gobierno tenía como prioridad absoluta -en medio la gigantesca tormenta de la crisis- poner a resguardo a los sectores más pobres y desfavorecidos, así como defender con uñas y dientes las joyas más queridas de nuestra sociedad: la enseñanza pública, la sanidad universal y el sistema de pensiones para todos (lo de la dependencia se desvaneció antes entre la farfolla de las baronías autonómicas).

Después de esa Noche de los Cristales Rotos del estado de bienestar, el gobierno pasó a manos -de facto- del Ibex-35 (reunidos en plenario dos veces en el mismo Palacio de la Moncloa), del Great Brother de los mercados (Wall Street,e l Nikkei, el FMI, el BM , Davos,e l club Bidelberg y la madre que los parió a todos) de frau Merkel y su camarilla de acomodados nórdicos, del petit Napoleón (el Conquistador de Trípoli) y de ese costalero de Murdoch llamado Cameron (el Vicecónsul de Bengasi). Los estragos provocados por ZP por su sometimiento al diktat de los sagrados markets(y los que vendrán después) ha sido condenado por los peores castigos: la condena al ostracismo que sufrirá ZP en su León natal y su proclamación como el Chivo Expiatorio universal de todos los males que afligen  España.

La postrera  legislatura de ZP concluye entre los  suspiros de alivio de  aquellos que antaño lo quisieron bien  que ven cómo -¡menos mal¡- acaba la lenta tortura de un agónico desahuciado sin cuidados paliativos que lo alivien. Al embarcar en la barca de Caronte rumbo al Hades de la política, ZP deja tras de sí  a innúmeros huérfanos, un campo de Agramante devastado por la división, el desconcierto, la claudicación , la desafección y el pánico al futuro. Negras tormentas cubren sus cielos, quizás por largo tiempo y sin techos y pesebres que les cobije.

En las bien prietas filas de las legiones y cohortes de la viril derecha española, en cambio, las  exultantes e impúdicas celebraciones necrofílicas  alcanzan cotas comparables a los del Día de los Muertos de nuestros hermanos mejicanos. Sin duda esto merece un fiestón por todo lo alto, incluida la barra libre y el after hours hasta la madrugada siguiente. Para esas gentes se trata de recuperar -¡por fin- el poder que les fue arrebatado criminalmente hace más de siete años por un amasijo de progres, terroristas de al Qaeda, la Internacional Gay, al que se han sumado recientemente los canallescos liberados sindicales. El maná del poder absoluto está a punto de caer en sus manos en forma de pasta y  muchos trajes, ¡trajes para todos¡

Correrán toneladas de tinta y se escribirán miríadas de caracteres haciendo balance sobre la época ZP. Es seguro que muchos de los que hoy lo denigran acaben fabricando respetuosas loas, como pasó con Suárez o con Gorvachov. Para escuchar esas voces habrá de pasar el tiempo y esperar a  que se desvanezca la construcción simbólica, emocional y bárbara del chivo expiatorio al que se transfiere toda la culpa por nuestras desgracias colectivas y que hoy  penetra en cada rincón del tejido social. Aunque bien mirado eso del chivo expiatorio, la cabeza del Bautista,el corazón arrancado con la obsidiana de  los sacerdotes aztecas, o el abortado sacrificio del biblico Isaac,  ha sido sustituido modernamente por las modernas metáforas  que profieren los raciales y españolísimos comentaristas del deporte rey; por los didácticos contertulios de Sálvame (sea en edición Diario o de Luxe); por  las cavernas de puro odio de las TDT catódicas o escritas;  o, incluso, podemos auscultarlas en las entrañas de las populares fiestas del Toro de la Vega o el de Coria, los bous embolats, la llamada fiesta nacional, los empalaos de la Vera y otras muchas  demostraciones de fina cultura popular.

Otros, por el contrario, intentarán a toda costa maquillar sus  adulaciones de ayer  con un tupido manto de insultos y desprecios de hoy para que no se note que, en realidad, son lo que el periodista Enric Juliana llama con gracejo catalán, saltataulells  o las palabras que Jordi Pujol –en su papel de lingüista patriota- recomienda a TV3   en sustitución de muy castellano gilipollas: xitxarel·lo, poca-solta, sòmines, carallot, gamarús, capsigrany. Para escuchar a los primeros habrá de pasar el tiempo y la emocionalidad del momento, como sucede con los secretos de las alcantarillas del poder. Pero para ver  el rateril fenómeno del los segundos no habrá que esperar ni medio segundo: ya están aquí los cambios de chaqueta –tipo Cebrián-; los elogios al patriota Fraga del señor Pepe Bono; las justificaciones para de mantener las cunetas rebosantes de desaparecidos  bien cubiertas de Leguina; los contratos de “consultor” del Fidalgo con la patronal; las aspiraciones conseguir altos cargos en el nuevo poder emergente de “expertos”, “profesionales” y demás sicarios al servicio del mejor postor en la almoneda del poder.

Un aire de melancólico fin de época impregna el ambiente. El  placentero recuerdo de la orden de retirada de las tropas de Irak se ha visto ya sustituido por una política de subordinación absoluta al imperio en Afganistán, Libia y donde sea menester. Aquella fascinante paridad de hombres y mujeres en el gobierno puede que acabe como el sueño de una noche de verano. El reconocimiento de los derechos a los matrimonios del mismo sexo que nos llenó de orgullo nacional acaso sea socavado por los clericales que mandarán. Los derechos de los dependientes que a tantas familias esperanzó estará  postergado hasta las calendas grecas (nunca mejor dicho).

Entre bambalinas esperan el asalto al poder en ansiosas, sudorosas, ebrias y sedientas  filas, armados de todo tipo de instrumento de siega, recorte, poda, eliminación, amputación de cualquier atisbo de la hierba mala del estado de bienestar una caterva de salvapatriaas de cartón piedra. Tipos como Pons el de los tres millones y medio de empleos, Rato el conseguidor de pasta y privatizaciones, la Cospedal con su peineta y su mantón de Manila, la cojonuda Aguirre y sus socios del Tamayazo, Rouco el Papa español, Gallardón el despilfarrador mayor del reino, Aznar el trincón de todo lo que se mueve y su dilecta esposa la futura alcaldesa de Madrid y tantos otros personajes del sainete. Y Rajoy ese señor que, según el decir de la mayoría, será el próximo Presidente del gobierno, cuya mayor sabiduría política ha sido asimilar  como nadie aquel consejo  que el Generalísimo Franco le daba a un ministro para mantenerse en la poltrona: “Usted no se meta en política”. El fenómeno del irresistible acceso al poder de Don Mariano será objeto el día de mañana de concienzudos estudios sobre como la táctica de no decir ni Pamplona sobre nada o, en su caso,  decir una cosa y su contraria  sin perder la compostura, puede ser llegar a ser el Nuevo Príncipe de la politología global.

Mientras tanto la izquierda transformadora se está peinando mientras elucubra si los que nos comerán las parte blandas serán los galgos de la mayoría absoluta o los podencos de la mayoría de los 3/5. A este paso la construcción de una nueva izquierda (la  vieja IU, los acosados sindicatos, las izquierdas periféricas, los del 15-M expurgados de su carga antipolítica, los ecosocioalistas, los anticapitalistas y otros alternativos) capaz de presentar cara al Blitzkrieg ultraliberal (que puede acabar aplastando la UE, el euro y todo lo demás) y a la  emergente Grosse Koalition de fatto  que se avecina (ensayada con gran éxito en la ridícula reforma de la Constitución y cimentada en una agenda común) puede que les pille contando cuantos ángeles caben en la punta de una aguja. Aunque a lo mejor se ponen a discutir si ha de  ser aguja o alfiler, que al fin y al cabo son objetos distintos. 

Crimen y castigo de ZP
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