martes. 16.04.2024

Contra la crisis podrían, pero no

Nuestra economía se encuentra en estado de coma. El ritmo de actividad no permite crear empleo y el paro es tan elevado que amenaza nuestro futuro. Las familias y las empresas sufren un alto endeudamiento, mientras el crédito se encuentra bloqueado por parte de los bancos. Se podrían hacer cosas para mejorar la actividad económica y distribuir equitativamente los esfuerzos para salir de la crisis.

Nuestra economía se encuentra en estado de coma. El ritmo de actividad no permite crear empleo y el paro es tan elevado que amenaza nuestro futuro. Las familias y las empresas sufren un alto endeudamiento, mientras el crédito se encuentra bloqueado por parte de los bancos.

Se podrían hacer cosas para mejorar la actividad económica y distribuir equitativamente los esfuerzos para salir de la crisis.

Por ejemplo, para mejorar nuestra economía podríamos controlar los precios, evitando subidas especulativas que sólo piensan en los beneficios y no en el valor añadido real de los productos y servicios. No se puede exigir moderación en los salarios, cuando los beneficios empresariales se reparten a manos llenas y no se reinvierten en mejoras de la capacidad productiva. Se bloquean los convenios colectivos y tan siquiera se mantienen compromisos de mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios.

Sin control de los precios sin reinversión de beneficios es imposible mejorar la competitividad de nuestras empresas.

Es necesario mejorar la gestión del gasto público, pero debe actuarse no sólo sobre los gastos, sino sobre los ingresos, para mantener la actividad del sector público cuando el privado cae. Sin embargo en España recaudamos menos que en Europa. Exactamente 6 puntos menos de Producto Interior Bruto en ingresos fiscales que la media de los 27 países de la Unión Europea.

No se puede exigir austeridad y sacrificio a los españoles sin perseguir el fraude fiscal alarmante. Sin recuperar impuestos como el del Patrimonio, o el de sucesiones y donaciones. Sin corregir la infravaloración que produce el sistema de estimación objetiva de las rentas de actividades económicas y las numerosísimas deducciones que permiten que sean las rentas salariales las que llenan los ingresos del IRPF.

Con más y más justos ingresos, se podrían acometer las políticas para proteger a las personas ante la crisis. Personas paradas, personas mayores, personas con discapacidad, personas dependientes, personas excluidas.

Podrían poner en marcha una política de vivienda accesible en propiedad y en alquiler.

El principal problema que nos lastra es el paro. El empleo debería ser el primer objetivo político en España y en Madrid. Pero un empleo con derechos y no un empleo cada vez más temporal y precario. Un esfuerzo que debe redoblarse en el caso de jóvenes, mujeres y parados de larga duración. Para ello necesitamos vincular mejor el empleo y la formación, como ocurre en otros países de nuestro entorno.

Y mientras no hay empleo se debería garantizar la protección a las personas desempleadas. El alargamiento de la crisis produce que 30 de cada 100personas paradas hayan perdido la prestación por desempleo. Personas a las que no podemos olvidar. A las que hay que proteger.

Son cosas que se podrían hacer. Que la política debería plantearse ineludiblemente. Pero no.

El recorte del gasto público y el déficit cero parecen ser la obsesión de las fuerzas políticas mayoritarias. Una obsesión que sólo conduce a la desconfianza y el desapego de la política y al agudizamiento del conflicto social, cada vez más abierto en canal.

Contra la crisis podrían, pero no
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