martes. 23.04.2024

Congreso extraordinario para rescatar el socialismo

Lo que indicaban la calle y las encuestas se ha producido: un desastre electoral sin precedentes del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas. No hacía falta ser un lince para saber lo que iba a ocurrir si no se cambiaba la deriva política iniciada por el Presidente del Gobierno hace un año.

Lo que indicaban la calle y las encuestas se ha producido: un desastre electoral sin precedentes del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas. No hacía falta ser un lince para saber lo que iba a ocurrir si no se cambiaba la deriva política iniciada por el Presidente del Gobierno hace un año. Y no se ha cambiado, antes bien se ha profundizado más y más, añadiéndole toda la sal y la pimienta que se ha podido, en una carrera inacabable de actuaciones tal parece que pensadas para enfadar cada vez a más sectores de la población. Es cierto que la crisis económica por sí misma pone en aprietos a cualquier gobierno, pero esa no es la razón fundamental de la defección masiva de millón y medio de votantes socialistas, sino la forma de afrontarla, aplicando con entusiasmo una agenda neoliberal dictada por los centros de poder económico europeo, que pretende que paguen los platos rotos de manera exclusiva los trabajadores y que es la antítesis de las propuestas programáticas e ideológicas de la socialdemocracia. No se ha tratado de un error de explicación, que es una forma educada de decir que los ciudadanos no se enteran de nada, ha sido fundamentalmente un problema de pérdida de credibilidad y decepción por el trastoque de los objetivos de la acción política de un gobierno de base social de izquierdas. También hay que reconocer el acierto del PP a la hora de jugar sus bazas: aprovechando el afán del Presidente del Gobierno por asumir todos los costes de la operación y convertirse en un eccehomo, héroe trágico que carga sobre sus hombros el peso de la salvación de la economía española, ha desviado hábilmente las responsabilidades de sus gobiernos autonómicos hacia el gobierno central. El mecanismo tan utilizado por Aguirre y Gallardón de: lo bueno lo hemos hecho nosotros y el paro es cosa de Zapatero ha funcionado. En estas semanas además, miles de jóvenes, con el apoyo expreso y la simpatía de un amplio sector de la población y del ámbito intelectual progresista, han ocupado desde la Puerta del Sol, las plazas de numerosas ciudades en un movimiento de protesta sin precedentes contra el deterioro de la política, exigiendo una profundización en la democracia y un giro a la izquierda. Lo han hecho a su modo, con sus contradicciones, pero sus reivindicaciones son justas y recogen el hartazgo general hacia una clase política que da la impresión de que solo va a lo suyo. No es un movimiento antipolítico, contrariamente a lo que algunos han creído ver, sino el mayor movimiento político – social desde la Transición y hay que tenerlo muy en cuenta. Si los socialistas no quieren que las próximas elecciones generales, cuando toquen, puedan dar paso a una etapa de ocupación del poder cuasi absoluto de la derecha posiblemente por un largo período, deben ponerse como objetivo prioritario e inmediato la recuperación de la confianza de los ciudadanos que han dejado de votarles. Lo que pasa necesariamente por rescatar las ideas del socialismo para combatir la crisis de manera favorable a la mayoría social que más sufre sus consecuencias. El PSOE debe iniciar de manera inmediata un amplio debate interno y con la sociedad, abriendo el partido a los nuevos movimientos sociales, como el “15-M”, los sindicatos y el movimiento asociativo en general, organizando, de común acuerdo con ellos, encuentros en su propio espacio de actuación, recogiendo aquellas propuestas que sirvan para mejorar la calidad de nuestro sistema democrático, buscando la complicidad y el acuerdo para aplicar desde el gobierno y defender desde la oposición, las propuestas reclamadas por la sociedad progresista, hoy indignada. Sería un error dedicar el tiempo que queda a debatir sobre personas, por eso creo que lo que toca es convocar un Congreso Extraordinario del que salgan las ideas, las propuestas y las personas para llevarlas adelante en la próxima etapa.

Congreso extraordinario para rescatar el socialismo
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