viernes. 26.04.2024

Con sangre de cebolla (Retazos de la vida de un poeta del pueblo escritos en tiempo presente)

NUEVATRIBUNA.ES - 21.2.2010...Le condenaron pero no pudieron sentenciar su obra, sus palabras siguen conmoviéndonos en el centenario de su nacimiento.Miguel Hernández, poeta y hombre, hombre y poeta. Hijo de campesinos, pastor de cabras, poeta, Comisario de Cultura, defensor de la República, detenido, encarcelado, condenado a muerte y hasta su último aliento poeta.
NUEVATRIBUNA.ES - 21.2.2010

...Le condenaron pero no pudieron sentenciar su obra, sus palabras siguen conmoviéndonos en el centenario de su nacimiento.

Miguel Hernández, poeta y hombre, hombre y poeta. Hijo de campesinos, pastor de cabras, poeta, Comisario de Cultura, defensor de la República, detenido, encarcelado, condenado a muerte y hasta su último aliento poeta.

“Contemplad mi pueblo, contemplad mi tierra”. Nace en la huerta del Segura en el seno de una familia humilde dedicada al pastoreo y escribe sus primeros poemas mientras cuida cabras. De Orihuela, su localidad natal, dice Miguel Hernández:

Si queréis el goce de visión tan grata
que la mente a creerlo terca se resista;
si queréis en una blonda catarata
de color y luces anegar la vista;
si queréis en ámbitos tan maravillosos
como en los que en sueños la alta mente yerra
revolar, en estos versos milagrosos,
contemplad mi pueblo, contemplad mi tierra.

“El grupo de Orihuela”. Ávido de aprendizaje estudia en el monte mientras pastorea y descubre a los clásicos en la biblioteca de Luis Almarcha. Tiene unos quince años cuando empieza a escribir y lo hace a espaldas de su padre que no ve con buenos ojos la afición de su hijo. Sus poemas de adolescencia se publican en diferentes revistas literarias, casi a la par se produce la formación del “Grupo de Orihuela” integrado por Miguel, Carlos Fenoll y Ramón Sijé, para él que compone “Elegía” cuando se produce su fallecimiento a edad temprana:

En Orihuela, su pueblo y el mío,
se nos ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería...

Viaja a Madrid para afianzar su carrera literaria. En 1933 publica su primer libro y apenas un año después su nombre se pronuncia en todas las tertulias literarias. Cuando en el año 1936 se publica “El rayo que no cesa” obtiene un total y absoluto reconocimiento como poeta. La escasez de medios económicos le obliga a abandonar Madrid al tiempo que establece relación con los escritores que apoyan la causa republicana. No deja de escribir hasta su último aliento, incluso en la pared en la que se apoya su catre deja su despedida:

"Adiós, hermanos, camaradas y amigos Despedidme del sol y de los trigos"

“Me llamo barro aunque Miguel me llame…” Miguel Hernández muere por defender la República. Muere el poeta pero no su poesía. Con motivo del centenario de su nacimiento su familia pide que “Su inocencia sea pública, jurídica y oficialmente reconocida”.

El 18 de enero de 1940 un tribunal militar, indigno y fascista, le condena injustamente a muerte “por ser un chivato traidor y por escribir versos y ser el poeta del pueblo”, tiene 31 años. Sus asesinos no le fusilan, ejecutan su sentencia de muerte condenándole a 30 años de cárcel. Dos años después, padece deplorables condiciones higiénicas y sanitarias, muere de tuberculosis en una cárcel alicantina.

Josefina, su mujer, y su hijo Miguel sobreviven a su muerte con el estigma de su injusta condena causada por la defensa del poeta de “un régimen legal y legítimo”: La República.

Buero y Hernández.“Coincidí con él tres veces. La primera fue en 1938 en Benicásim, donde yo estaba trabajando y él había ido a convalecer de un gran agotamiento; comíamos en la misma mesa, pero yo estaba tan sobre mi trabajo y él tan en sus ocios que apenas cambiábamos unas pocas palabras (...) Después fue en Madrid; en la prisión de Conde de Toreno. Vivimos unos diez meses juntos en la galería de condenados a muerte. Esta fue la etapa más interesante de nuestra relación. En noviembre de 1940 hubo un tercer encuentro, en Yeserías, donde nos enteramos de que Miguel estaba en la sección de transeúntes; (...) conseguimos verlo; cambiamos apresuradas impresiones durante apenas quince minutos y ya no le volvería a ver más” (http://www.elecohernandiano.com/numero_13/recuerdo/recuerdo.html)

“El pez más viejo del río”. Dice Buero que Miguel es un hombre con una impresionante capacidad para sobreponerse a las situaciones difíciles, con una gran capacidad humana aún en condiciones adversas; si está en su mano facilitar lo que algún compañero le pide, no duda en hacerlo y si no le resulta posible le regala su poesía.

Buero hizo público un episodio en el que se refleja esa parte del carácter del poeta: un compañero de infortunio lleva unos días más abatido de lo habitual, Miguel percibe su abatimiento y le pregunta que le ocurre a lo que el hombre le contesta, mientras mira una foto, que se acerca la fecha de cumpleaños de su hija y no tiene nada para regalarle. Miguel le pide la foto de la niña y en su reverso escribe un poema: “El pez más viejo del río”, aquél padre sin esperanza puede finalmente hacerle un regalo a su hija. Muchos años después Camarón de la Isla puso su voz a aquellos versos:

El pez más viejo del río,
de tanta sabiduría,
el pez más viejo del río
como amontonó vivía,
brillantemente sombrío
y el agua le sonreía...

“Nanas de la cebolla”. Camarón no fue el único que prestó su voz a las palabras de Miguel, también lo hicieron Serrat, Víctor Jara, Alberto Cortez, Paco Ibáñez, Enrique Morente...

En una de sus cartas Josefina le contaba que el niño sólo comía pan y cebolla, sus palabras condujeron a Miguel a escribir “Nanas de la cebolla”:

...En la cuna del hambre
mi niño estaba.

Con sangre de cebolla
se amamantaba.

Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre...

Décadas después Serrat puso música a estas palabras, el resultado fue una bellísima canción que acercó al poeta al gran público.

El niño yuntero. Víctor Jara, víctima al igual que Miguel de la barbarie que no conoce fronteras, sucumbió ante su niño yuntero:

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello...
... Lo veo arar rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo...

Su obra póstuma. “Cancionero y romancero de ausencias” se publica póstumamente, empieza a escribirlo en octubre de 1938 cuando muere su hijo mayor y lo finaliza en septiembre del 39; en él desgrana el dolor de la ausencia, de la falta de libertad, de la muerte padecida y presentida:

Ropas con su olor,
paños con su aroma.

Se alejó en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.

Luchas sin calor,
sábana de sombra.

Se ausentó en su cuerpo.

Se quedó en sus ropas...

Como curiosidad añadir que sólo existe un recuerdo sonoro con la voz del poeta, la única grabación que se conserva se realizó en una breve estancia de Miguel en París, camino de Moscú en plena guerra civil, en ella se le puede escuchar recitando el poema “Canción del esposo soldado”.

Pilar Rego - Educadora Social.

Con sangre de cebolla (Retazos de la vida de un poeta del pueblo escritos en tiempo...
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