jueves. 25.04.2024

Con policía en los campus no hay autonomía universitaria

El pasado martes supimos que dos estudiantes de la Universidad Complutense fueron detenidos en el campus de Somosaguas mientras participaban en un piquete informativo, en el marco de la huelga educativa convocada por los sindicatos y las organizaciones estudiantiles.

El pasado martes supimos que dos estudiantes de la Universidad Complutense fueron detenidos en el campus de Somosaguas mientras participaban en un piquete informativo, en el marco de la huelga educativa convocada por los sindicatos y las organizaciones estudiantiles.

Que nuestro rectorado autorizara la entrada de las unidades de intervención policial al campus representa una violación de la autonomía universitaria que nos debe hacer reflexionar para que no vuelva a ocurrir.

Es cierto que nuestro rector ha calificado de desproporcionada la actuación policial y ha dialogado con los colectivos estudiantiles. Ello le honra y es, sin duda, un gesto democrático elogiable pero no cambia la gravedad de una decisión que nunca debería volver a repetirse.

La autonomía universitaria es un principio esencial e innegociable en Democracia que garantiza la independencia de los centros universitarios del poder político y administrativo y que limita la presencia de la fuerza pública en sede universitaria a situaciones de excepcional gravedad, siempre bajo solicitud de las autoridades académicas. En nuestro país, el respeto de este principio tiene una significación histórica y simbólica muy especial para los demócratas ya que durante los años de la dictadura, la fuerza pública acostumbraba a violentar las actividades democráticas en los campus atacando reuniones, manifestaciones y huelgas. La Complutense fue testigo de violaciones sistemáticas de derechos humanos por parte de la policía franquista que sus estudiantes y trabajadores demócratas pagaron caro (muchas veces con la cárcel y algunas incluso con la vida).

Comprendemos que un equipo de gobierno a veces tiene que tomar decisiones difíciles y la obligación legal de hacer compatibles el ejercicio de diferentes derechos. Sin embargo, el primer deber de las autoridades universitarias es proteger a sus estudiantes, más si cabe cuando éstos han demostrado ser los más comprometidos defensores de la universidad pública y la principal barrera de contención contra las agresiones que sufre nuestra universidad y el sistema público de educación.

El equipo de gobierno de la Complutense, a cuyo rector los firmantes de este artículo apoyamos de manera más que activa en las elecciones, está formado por muchos afiliados a organizaciones sindicales que no debieran olvidar qué es una huelga y qué significa participar en un piquete. Las organizaciones sindicales, más necesarias que nunca en estos tiempos de recortes y agresiones a los derechos sociales, pierden prestigio cuando sus afiliados con cargos académicos son percibidos por nuestros estudiantes como gestores conservadores antes que como garantes y defensores de un servicio público.

Además, nuestro rector fue elegido en un contexto que tiene significaciones históricas de defensa de la democracia en un momento de ataque al Estado social y democrático de derecho; algo incompatible con la entrada de antidisturbios a la Complutense. En los tiempos que corren, el honor y la dignidad histórica deben formar parte de nuestra manera diferente de gobernar. Nunca debiéramos malbaratar nuestro acervo democrático.

Estamos seguros de que nuestro rectorado tomará nota de su error y demostrará su compromiso democrático defendiendo hasta el final a los estudiantes detenidos. Vienen tiempos duros en los que la comunidad universitaria debe estar unida, como un solo cuerpo, en la defensa de lo público.

Firmas: Pablo Iglesias Turrión, Juan Carlos Monedero y Ariel Jerez | Profesores de Ciencia Política en la Universidad Complutense.

Con policía en los campus no hay autonomía universitaria
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