jueves. 28.03.2024

Cobrar menos y jubilarse a los 80 años

NUEVATRIBUNA.ES - 7.2.2010El camino emprendido por el gobierno, de ampliación de la edad de jubilación a los 67 años, enciende todas las alarmas, presta atención a las recomendaciones de los “gurús” de siempre, a los viejos profetas que de tanto anunciar el Apocalipsis van a conseguir que el Apocalipsis acabe llegando.Lo siguiente podría ser bajar aún más el salario.
NUEVATRIBUNA.ES - 7.2.2010

El camino emprendido por el gobierno, de ampliación de la edad de jubilación a los 67 años, enciende todas las alarmas, presta atención a las recomendaciones de los “gurús” de siempre, a los viejos profetas que de tanto anunciar el Apocalipsis van a conseguir que el Apocalipsis acabe llegando.

Lo siguiente podría ser bajar aún más el salario. Algún financiero ya lo esta pidiendo como la solución para que España salga de la crisis; en ese caso, para mantener el sistema público de pensiones tendríamos que jubilarnos a los 80 años. Por qué no, si ya se viven 83 de media.

Desde una posición diametralmente opuesta a la planteada por el gobierno, alargar la edad de jubilación obligatoria hasta los 67 años para contener el gasto en pensiones, CCOO ha reiterado que la consolidación definitiva del sistema público de pensiones habrá de conseguirse por la mejora de los ingresos.

La idea de prolongar obligatoriamente la edad de jubilación es una penalización excesiva e innecesaria para los trabajadores y las trabajadoras en España.

La prioridad absoluta ha de ser aumentar los ingresos; actualizando y mejorando las cotizaciones sociales, separando definitivamente las fuentes de financiación de la Seguridad Social y haciendo aflorar las bolsas de fraude para incorporarlas a la legalidad del sistema.

El sistema público de pensiones no es ajeno al modelo del mercado de trabajo ni a decisiones de política económica general que afectan a su funcionamiento presente y futuro.

Los bajos salarios de millones de trabajadores y trabajadoras, por debajo de los mil euros mensuales, debilita la base de cotización a la Seguridad Social.

El exceso de temporalidad de los contratos y, los periodos de inactividad a los que condena a millones de trabajadores y trabajadoras, afecta gravemente a los ingresos y a los gastos, por cuanto se detraen miles de millones de euros del sistema para cubrir los periodos de desempleo, lo que con contrataciones más estables no se produciría.

La escasa revisión que ha hecho el Gobierno del SMI, muy por debajo del ritmo a que se comprometió a comienzos de la legislatura para llegar a los 800 euros al final de la misma, debilita las bases de cotización y como consecuencia los ingresos del sistema.

La renuncia a una actuación en materia de fraude fiscal que haga aflorar las bolsas de economía sumergida, afecta del mismo modo a los ingresos del sistema.

La financiación de las pensiones no contributivas por parte de la seguridad social, cuando debían ser financiadas por los presupuestos generales del Estado, aportaría al sistema de pensiones 7000 millones de euros anuales adicionales.

Esa es la dirección que han de tener las medidas que se propongan al Pacto de Toledo.

Todos estos aspectos, están en la mesa del Pacto desde el año 2008 y forman parte de los compromisos adquiridos para culminar el Acuerdo de Pensiones del año 2006. Cúmplanse los compromisos.

Es difícil gobernar en la incertidumbre, pero la incertidumbre no puede convertirse en la base de la acción de gobierno. Nadie puede prever sobre qué bases económicas y sociales se va a asentar la superación de la crisis, pero proclamar que estamos ante una situación sin precedentes, para a la primera de cambio volver a plantear hipotéticas soluciones que siempre castigan a los mismos, eso sí tiene precedentes.

La “izquierda” política en Europa después de la caída del muro, sólo ha sido capaz de gestionar con mayor o menor acierto los intereses del capital. Parece darle terror superar esa fase.

Las crisis puede ser una oportunidad para la izquierda pero es imprescindible, primero, que se lo crea y después que se arriesgue a pensar que la solución del crecimiento sin límite que sólo es posible con un consumo sin límite, puede estar agotada. Las sociedades no caminan necesariamente, ni en línea recta, ni siempre en la misma dirección. En los últimos 50 años lo hemos hecho tan deprisa que no hemos podido ver nada del paisaje. ¿Y si nos hubiéramos cansado de correr?

Podría ocurrir que en esta ocasión no hiciera falta volver a poner a prueba a los trabajadores españoles para defender sus maltrechos derechos. Ojalá que así sea. Si después de todo lo vivido en los dos últimos años, no fuera posible, parafraseando a Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO, que nadie tenga ninguna duda de que lo volveremos a hacer.

Pedro Reyes - Coordinador de Actividades FSE





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