viernes. 26.04.2024

Ciudadanos

Si hay una polémica absurda y terriblemente politizada es la de la asignatura de ciudadanía. Una locura. ¿Tan difícil es entender que los chavales deben comprender y aceptar que viven en una sociedad en la que se defienden y respetan determinados valores? No debe de serlo. Pero lo es.Con la asignatura de la ciudadanía ha pasado algo muy curioso. Se han opuesto a ella quienes nada dijeron en su momento de la Formación del Espíritu Nacional.
Si hay una polémica absurda y terriblemente politizada es la de la asignatura de ciudadanía. Una locura. ¿Tan difícil es entender que los chavales deben comprender y aceptar que viven en una sociedad en la que se defienden y respetan determinados valores? No debe de serlo. Pero lo es.

Con la asignatura de la ciudadanía ha pasado algo muy curioso. Se han opuesto a ella quienes nada dijeron en su momento de la Formación del Espíritu Nacional. Han tenido, incluso, el cuajo de denunciar que recuerda a esa asignatura del franquismo. Y los mensajes lanzados a esa ciudadanía han ido precisamente contra la formación de saber en qué país y en qué sociedad vivimos.

He de confesar que estoy de acuerdo con la asignatura de la ciudadanía. Me parece bien que nuestros chavales sepan y asuman que viven en una sociedad rica y plural en la que no sólo existen valores de una determinada religión o una concreta moral. Es bueno que nuestros adolescentes, que nuestros niños sepan que, por encima del blanco y el negro, existen otros matices que nos hacen más abiertos y más libres. El conocimiento de nuestra Constitución, de una sociedad en la que conviven ideologías distintas, distintas culturas y distintos pensamientos, es bueno. Y supone que el futuro al que todos aspiramos será más tolerante, más rico y plural.

Yo estudié Formación del Espíritu Nacional. Y voy a decir algo que, a lo peor, sorprende. En aquellos textos aprendí y conocí a autores que nunca hubiera conocido de otra manera. Leí a Aldecoa, leí a Sánchez Silva, a Unamuno y Baroja, a los dos Machado. También es verdad que leí a José Antonio Y ¿qué? Sé que decirte esto, reconocer que me abrieron el deseo de la lectura puede parecer� no sé. Puede parecer una defensa de aquellos textos. Pero lo cierto es que guardo un recuerdo agradecido y noble de aquellos años.

No entiendo esta polémica, salvo desde un punto de vista político. Y eso es lo que no me parece de recibo. Yo no veo en esta asignatura un ataque ni a viejos ni a nuevos conceptos. He ojeado �pueden decirme que muy por encima- los textos de esta asignatura. Desde mi ignorancia, no alcanzo a ver qué problemas ni mucho menos qué traumas pueden crear en nuestros chavales.

Me da una cierta tristeza, me da rabia que se utilice partidariamente algo tan serio como la formación de nuestros futuros ciudadanos. Ellos, los jóvenes, perfectamente preparados para discernir y pensar. Yo creo en una juventud formada. Creo en la capacidad de los chavales para asumir y discernir.

El problema es que cuando se escucha a algunos de los detractores de esta signatura aparecen, por debajo, la intolerancia, el deseo de que nada cambie, de considerar que sólo ellos están en posesión de la verdad.

Escribió Dámaso Alonso:

“Ah, yo quiero vivir
dentro del orden general

de tu mundo.

Necesito vivir entre los hombres”.

Y vivir entre los hombres es vivir con su pensamiento, abierto a ellos. Abierto a las ideas de los otros.

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