martes. 23.04.2024

Chiquilicuatre, gurú sindical

NUEVATRIBUNA:ES - 12.9.2010El asunto sería anecdótico si no fuera por el verdadero drama social en el que está inmerso el país. La cosa sería casi cómica si no fuese por la consecuencia que la mala gestión del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (y una oposición no menos atroz) está teniendo para la economía y el empleo de este país.
NUEVATRIBUNA:ES - 12.9.2010

El asunto sería anecdótico si no fuera por el verdadero drama social en el que está inmerso el país. La cosa sería casi cómica si no fuese por la consecuencia que la mala gestión del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (y una oposición no menos atroz) está teniendo para la economía y el empleo de este país. Resulta que cuando uno creía haberlo visto todo acerca de los sindicatos en España, nos llega su última bufonada surrealista y vuelven a cabrear al respetable. Muerto Marx y La Pasionaria y con Sabina, Ana Belén y Víctor Manuel renegando de la alegría que con tanto ahínco defendían, ha llegado la hora de que Rodolfo Chiquilicuatre ocupe con todos los honores ese puesto de gurú de la izquierda sindicalista y social. Así pues, el artífice de ridiculizar a Eurovisión, se convierte en altoparlante de la UGT para exaltar a las masas de cara a la huelga general convocada para el próximo día 29 de septiembre.

Y lo hacen con una elegancia suprema, con un vídeo que está, como decía Jean Rostand, en el justo medio, como la virtud, entre la tontería del vulgo y la de los elegidos. Sólo que en este caso su elegancia está salpicada de una mediocridad que asusta, en la que la profundidad, la clase y la brillantez dejan mucho que desear.

La estética es lo de menos. Sin embargo, hacer bromas con que un negocio se va a pique, hablar de esclavitud refiriéndose a la mujer o que la empresa aún resiste porque tiene reservas, parece cuando menos de mal gusto con los tiempos que corren. Cuesta imaginar, por ende, un atisbo de sonrisa entre los más de cuatro millones de parados o en los empresarios que luchan por sacar adelante sus negocios, auténticos artífices de crear puestos de trabajo, en la mayoría de los casos dejándose su patrimonio en el camino. Quizás sean bromas propias de plena tertulia frente a la máquina del café (propias de un famoso show televisivo) o tras el carajillo del almuerzo.

Pero la cosa ya chirría cuando éstas y otras lindezas se escuchan en un vídeo encargado por UGT, liberados del arte de trabajar por obra y gracia de las bondades de la teta pública, de estos coros y danzas del gobierno de Zapatero que han sido incapaces de protestar y alzar la voz contra su líder, porque las lentejas del erario público les han alimentado muy bien. De hecho, ni la congelación de las pensiones, ni el recorte del salario de los funcionarios, por citar sólo algunos de los recortes del Gobierno, han impedido al gobierno de D. José Luis Rodríguez Zapatero seguir premiando a los sindicatos con subvenciones millonarias, para luego gastarlos en vídeos groseros, machistas y ser una clara apología a la fobia de clases. Todo muy constructivo y con una gran dosis de talante.

No cabe duda que los sindicatos, sobre todo Comisiones Obreras, hicieron una formidable labor contra la dictadura en los años espinosos del franquismo. Sería injusto no nombrarlo.

Pero los tiempos cambian. Y tras años de democracia y profundos cambios sociales, continúan envueltos en sus mismas retóricas, puño en alto con sus pañuelos rojos de Gucci, con un discurso, en mi opinión, caduco. Es hora, por tanto, de preguntarse si esta es la forma con la que pretenden adaptarse a los nuevos tiempos y contribuir a sacarnos de la crisis. Y todo ello con dinero público.

Pero voy más allá. Creo que sería interesante que el Gobierno abriera una casilla en la declaración de la renta para que afiliados y simpatizantes dedicaran una parte de los impuestos que pagan a subvencionar las actividades sindicales. Como, por otra parte, ya se hace en varios países europeos. Es lo justo. Es exactamente el mismo argumento que teníamos todos aquellos ciudadanos que no queríamos financiar a la Iglesia Católica, por no ser partícipes de ella. Afortunadamente, la Iglesia vive ahora, del 0'7% de los impuestos que sus simpatizantes les adjudican en la declaración de la renta, aparte de las contribuciones directas de los fieles. ¿Estarían de acuerdo los sindicatos en que se haga con ellos lo que se ha hecho con la Iglesia Católica? Me temo que no. La hipocresía va por barrios, aunque sean obreros.

Javier Montilla - Periodista y escritor

Blog: jmontilla.blogspot.com

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