viernes. 29.03.2024

China: crecimiento económico y costes sociales

Cuándo hablamos de China estamos acostumbrados a hablar de cuestiones como un crecimiento económico sostenido de dos dígitos, una enorme capacidad de exportación de productos baratos y, últimamente, la compra de deuda soberana de los países desarrollados. Muy en segundo plano, se habla de la represión de la disidencia y de los problemas laborales, sociales o medioambienteles.

Cuándo hablamos de China estamos acostumbrados a hablar de cuestiones como un crecimiento económico sostenido de dos dígitos, una enorme capacidad de exportación de productos baratos y, últimamente, la compra de deuda soberana de los países desarrollados. Muy en segundo plano, se habla de la represión de la disidencia y de los problemas laborales, sociales o medioambienteles. Todo ello muy en relación con los intereses de las grandes multinacionales estadounidenses y europeas con fuertes inversiones en el gigante asiático.

El crecimiento económico no ha conseguido que los campesinos/as y gran parte los trabajadores/as dejen de estar en la pobreza o por debajo de la media. La mano de obra barata origina los precios bajos con los cuales los productos chinos se han abierto paso en los mercados mundiales atrayendo, en consecuencia, enormes inyecciones de inversión extranjera. Los bajos salarios en China son ya proverbiales, pues el Estado y los empresarios locales y foráneos aprovechan la ingente cantidad de mano de obra barata disponible.

En la famosa Delta de Perles, en la provincia de Guangdong entre Shenzen y Cantón, región de arrozales transformado en diez años en primer centro manufacturero del planeta, los salarios, por tanto considerados entre los mejores de China, ascienden a 100 euros por mes y los trabajadores/as no tienen más que 9 días de vacaciones por año. Muchos de ellos utilizan estas vacaciones para hacer la única visita anual a sus hijos/as a los que han dejado con los abuelos/as en las regiones rurales del occidente chino, empleando el 50% de esos días de vacaciones en el trayecto de ida y vuelta.

Incluso, algunos empresarios han tenido que conceder aumentos salariales mínimos para paliar los brutales efectos de penosas condiciones laborales en China. Tal es el caso de la empresa Foxconn Technology, que provee de manufacturas a empresas multinacionales como Hewlett-Packard, Dell y Apple y que aumentó en junio del año pasado los salarios para reducir la tasa de suicidios entre los trabajadores.

También, los empresarios han aumentado los salarios en algunas regiones de China a fin de evitar la migración masiva a otras regiones con salarios más altos. No obstante, esta medida, lejos de beneficiar a los trabajadores/as los arroja a una espiral inflacionaria de precios y sueldos. El empobrecimiento de los trabajadores/as en China es evidente, por ejemplo, para el año 2009, las familias de más bajos ingresos (el 10% inferior) poseían menos de 2% de los activos del país, mientras que las familias de mayores ingresos (el 10% superior) poseían más del 40% de los activos totales.

El despojo de los campesinos pobres en las zonas rurales se experimenta a gran escala instrumentado por el Estado chino a fin de que esas tierras enajenadas pasan a manos de las compañías constructoras. Se calcula que alrededor de cien millones de campesinos chinos han perdido sus tierras, de manera parcial o completa, en los últimos quince años, muchas veces sin ninguna compensación o pagados a precios ínfimos. Es de notar que de entre las cincuenta personas más ricas de China más de la mitad ha hecho su fortuna en negocios de bienes raíces.

Hagamos, también una referencia a algunos servicios básicos.

En el año 2008 la red de transportes china mostró su ineficacia cuando por las fuertes nevadas las carreteras quedaron bloqueadas, el carbón no llegó a las centrales y muchas fábricas tuvieron que detener su producción por varios días.

Las condiciones sanitarias son deficientes. Sin seguro médico, con hospitales que hacen prevalecer el régimen de servicios pagados para poder seguir en actividad, hay amplias capas de la población excluidas de lo que, en España, consideraríamos, un estado de salud mínimamente aceptable. Las hepatitis B y C afectan a más de 200 millones de chinos; de uno a dos millones de entre ellos son seropositivos y de aquí a seis años se prevé que lo serán 15 millones. 550 millones de personas están infectadas de tuberculosis con un promedio de 200.000 decesos por año.

A nivel alimentario el caos de la política económica del estado chino hace bajar peligrosamente las reservas de cereal y desorganiza totalmente la agricultura mientras que los campos se secan. La utilización intensiva de pesticidas amenaza 80 millones de hectáreas (más de 130 millones cultivables) con la desertificación. Todo esto no puede más que favorecer futuras penurias con consecuencias catastróficas.

Por otra parte, China invierte muy pocos recursos en la educación pública, en concreto solo invierte el 2,4% de su PBI en la educación pública, recursos inferiores a los de varias naciones en desarrollo y la mitad que los de EE UU. El promedio mundial de gastos en educación pública fue del 80% del gasto total de la nación; los países desarrollados invirtieron el 86% y los países en desarrollo el 75%. Sin embargo, China gastó en educación pública solo el 46% del gasto total, mucho más bajo que el promedio de los países en desarrollo.

Por otra parte, el gasto individual en educación, comparado con otros países, no solamente es superior al promedio mundial sino que también es más alto que el registrado en muchos de los países desarrollados. los gastos en educación se convirtieron en una gran carga para las familias chinas. En base a ello, la principal consecuencia de la falta de apoyo del régimen a la educación, es la desigualdad.

Y finalmente, vamos a dedicar un poco de atención al deterioro del medio ambiente, comenzando por el problema del agua, comenzando por el hecho de que muchos ríos no pueden desembocar en el océano, como lo hacían antes, ya que el volumen del agua ha bajado drásticamente. El río Amarillo, el segundo más largo de China, dejó de aportar agua al océano desde principios de los setenta hasta finales de los noventa. Sólo en China, cerca de 1.000 lagos interiores se han secado en los últimos cincuenta años. En la actualidad, el desierto ha ocupado o está invadiendo áreas que habían sido lagos interiores o ríos. El entorno biológico está empeorando en la mayoría de deltas debido a la falta de agua dulce que verter en el océano, y la degradación de los humedales debido a la falta de agua dulce de los ríos ha afectado negativamente al clima. Es verdad que hace décadas que se está fomentando la plantación de árboles, y esto, combinado con otras medidas para frenar el avance del desierto, han creado un cierto optimismo en lo que respecta a la larga lucha con las arenas de los desiertos del noroeste.

Si hablamos de la contaminación del aire baste con decir que El Banco Mundial ha subrayado que 16 de las 20 ciudades más contaminadas del mundo se encuentran en China. Además, los satélites europeos indican que los niveles de contaminación han aumentado casi un 50% en la última década.

Y esto muy relacionado con el modelo energético. El carbón es el rey en China. En la actualidad, el consumo de carbón es aproximadamente de una tonelada per cápita, es decir, unos 1.300 millones de toneladas. Se prevé que aumente hasta los 2.000 millones de toneladas para el 2020. En el pasado, la mayor parte del carbón era de baja calidad con un elevado contenido en azufre y se quemaba sin tratar. Cada vez más, se incita a los productores a fabricar un carbón de alta calidad con un bajo contenido en azufre, y las plantas de energía están limpiando el carbón para reducir el azufre o eliminar las emisiones; sin embargo, como hemos visto, la lluvia ácida sigue siendo un grave problema. Muchas minas de carbón pequeñas que producen carbón de baja calidad se han visto obligadas a cerrar, pero otras vuelven a abrir ya que las autoridades locales hacen la vista gorda ante esta actividad ilegal pero muy lucrativa. Los accidentes en las minas son habituales y no se hacen públicos; a menudo suceden en estas minas ilegales.

En resumidas cuentas, más allá de las grandes cifras económicas, de los intereses de las élites locales y de las grandes multinacionales hay una parte importante de la población con graves problemas económicos, sociales y medoiaombientales en la China de hoy.

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